Reseña a El buen patrón, la última película del director Fernando León de Aranoa con Javier Bardem.
El buen patrón, la última película del director Fernando León de Aranoa es redonda o casi; tiene un guión magnífico, una muy buena dirección y un espectacular reparto encabezado por un sublime Javier Bardem, que definitivamente es el mejor actor de su generación y no solo en España.
Como no sólo en España puede suceder y de hecho sucede lo que nos cuenta esta historia, en la que el propietario de una fábrica de balanzas espera la visita de una comisión que la evaluará para ver si merece un premio importante; mientras llega el momento, se cruzan los problemas laborales, familiares y sentimentales del patrón y sus empleados y empiezan a verse todas las costuras a la gestión de la empresa, en la que se cruzan todas las líneas decentes y, sobre todo, las indecentes. La película nos cuenta con ejemplos de lo que es la lucha de clases.
El buen patrón es comedia ácida, muy ácida y nada sutil, es de esas películas que te hacen reír mucho cuanto más grande es el malestar que genera, reír por no llorar; la doblez del personaje interpretado por Bardem es ilimitada, el esfuerzo que hace por querer ser lo que no es nos lleva a que se vea perfectamente lo que es, un ser malvado, la típica persona con una doble moral clasista y férrea, que además está convencido que es lo correcto y que lo que él hace siempre es ser justo, incluso cuando no lo es y su empresa es un polvorín a punto de estallar y se puede llevar vidas por delante, sin pudor.
Puede parecer que El buen patrón es la contraparte de Los lunes al sol y sí, porque si en esta conocíamos a Santa y a sus compañeros en una situación laboral y vital muy precaria, ahora, Julián Blanco nos muestra cómo vive y actúa el causante de las desgracias laborales, convencido de que tiene derecho a todo, a comprar personas, a despedirlas, a abusar de sus empleados y sexualmente de sus empleadas, a amenazar y a controlar vidas y haciendas del todo el personal a su cargo.
De algún modo, la banalidad del mal recorre toda la historia y una no puede evitar sentir escalofríos al ser consciente de que hay muchos jefes así y, por desgracia, muchos trabajadores que pasan por esas situaciones. Y aunque en algunos momentos la vida se le tuerce, hay siempre un paso más hacia la maldad, peor aún, cuando se ejerce con frivolidad. Es tan evidente que ese personaje quiere parecer humano que todo lo que proyecta es amenazante.
Aunque la interpretación de Javier Bardem es extraordinaria (me temo que esta palabra se queda corta para definir su papel en esta película), no lo es menos la del resto de los protagonistas de la película: un enorme Manolo Solo que casi le roba planos al protagonista en su papel de hombre torturado por los celos y lo pone en su sitio con una sola frase, “mi padre no cazaba con el tuyo, le cargaba la escopeta”, el estupendo Celso Bugallo dando vida a un padre y trabajador muy sufrido y la sorpresa que ha resultado ser Almudena Amor, una actriz que sin experiencia ninguna previa, se ha adueñado de dos de las películas más esperadas de la temporada, esta misma y La abuela de Paco Plaza.
El buen patrón ha sido la película que la Academia de cine español ha elegido para competir por el Oscar a la mejor película internacional en la próxima edición, una elección no exenta de polémica, ya que competía, entre otras, con Madres paralelas de Pedro Almodóvar; él mismo ha declarado que la película le ha gustado mucho y que le parece una estupenda elección. Y lo es, El buen patrón es una dignísima candidata y, ojalá pase el corte, porque como dije al principio, empresas, patrones y trabajadores así, se encuentran en cualquier lugar.
Para finalizar, como no soy de ocultar mis pasiones cinéfilas, tampoco lo haré con la que siento por Javier Bardem, que debería ganar todos los premios a mejor actor este año, en cualquier convocatoria que se precie. No hay en todo el cine, español o extranjero visto este año, una interpretación como la que él hace de Julián Blanco. Déjate sorprender.
