Críticas de Cine y Artículos Festivales Festival Internacional de Toronto (TIFF)

TIFF 2023: Critica a «Memory» (2023) de Michel Franco

El director mexicano Michel Franco presenta en el Festival internacional de cine en Toronto con "Memory".

El mexicano Michel Franco es probablemente uno de los directores más crueles de nuestro tiempo. Los momentos de felicidad entre sus personajes suelen ser ilusiones engañosas o un montaje. Las catástrofes hacen que el orden habitual se desmorone y que sus restos queden aplastados en todos sus componentes. Los cimientos sobre los que se construyó eran demasiado inestables y destartalados. Tras la escalada de la lucha de clases en Ciudad de México en Nuevo orden y la desintegración de unas vacaciones idílicas y un negocio familiar en Sundown, Franco se aventura ahora en un explosivo drama sentimental. Memoria  habla de un amor que no está destinado a ser y que sólo se esfuerza por retrasar su propia infelicidad.

¿Qué ha ocurrido? Sylvia (Jessica Chastain) lleva el agotamiento escrito en la cara, es  madre soltera y parece llevar una enorme carga en su vida cotidiana. Lleva a cabo su trabajo en un centro asistencial con una rígida rutina. Cuando la invitan a una reunión del instituto donde estudiaba, se queda sentada en un rincón, apática e introvertida. Hasta que un misterioso hombre llamado Saul (Peter Sarsgaard) se reúne con ella y la sigue en silencio durante todo el camino de vuelta a casa... e incluso la mañana siguiente, sigue sentado, ya medio inconsciente, delante de la puerta principal.

La película de Michel Franco, al igual que Sundown, está menos orientada hacia una dramaturgia clásica del suspense y se asemeja a un drama analítico: la catástrofe real hace tiempo que ha ocurrido. Se trata ante todo de comprenderla, hablar de ella y afrontarla. Esto es apasionante porque también da lugar a una situación narrativa poco fiable en Memoria.  Nunca se sabe a ciencia cierta en qué perspectiva se puede confiar. Te acaban de sorprender con una revelación drástica, y pocos minutos después se vuelve a cuestionar. Bajo la superficie, las cosas reprimidas salen a la luz. ¿Era todo realmente tan diferente?

El drama de Franco también es cruel, como se ha descrito al principio, porque vuelve a hacer gala de una puesta en escena perturbadoramente distante. Al principio, Jessica Chastain está sentada sola en el bosque y rompe a llorar, donde otros cineastas tenderían a hacer grandes gestos de piedad, Franco observa esas escenas desde la distancia. Muestra a su protagonista de espaldas, ella oculta su rostro. El inteligente trabajo de cámara de Yves Cape crea repetidamente una tensión tremendamente desconcertante, pero también desgarradoramente triste, porque el encuadre manifiesta muros mentales entre los personajes y el público. La cámara, en su mayor parte estática, no busca la cercanía, mantiene los sentimientos a distancia, no salta al lado de los indefensos. En su estética documental, diseñada con tonos de colores fríos, la película más bien pone a prueba cómo el público se relaciona con todas las historias y acciones. Franco conjuga aquí con asombrosa madurez esas estrategias de puesta en escena y el estudio de los personajes.

Reunido de nuevo con el director de fotografía Yves Cape, Franco parece utilizar Brooklyn simplemente como el barrio en el que Sylvia se ha refugiado con su hija Anna escondida en la seguridad de su pequeña y modesta fortaleza. Su barrio también pretende ser un reflejo de su interioridad en comparación con su madre, que vive en la jet-set (una Jessica Harper fácil de despreciar), y su hermana, cómodamente situada, que llevan vidas aparentemente intactas por los acontecimientos que debilitaron a Sylvia. Josh Charles y Elsie Fisher completan el reparto secundario, la bienintencionada familia de Saul que parece beneficiarse de su debilitamiento teniendo en cuenta que ahora controlan su lujosa casa.

Sarsgaard siempre ha destacado en la interpretación de personajes con un toque premonitorio, y es una elección novedosa para interpretar a Saul, que acaba siendo la rama de olivo rota que Sylvia necesita. Su presentación en una reunión del instituto, un acontecimiento apropiado para desencadenar recuerdos infelices sucede sin palabras, desarrollándose con una inquietud sobre la que Franco no nos permite orientar nuestras opiniones hasta mucho más adelante en la narración. A diferencia de su debut en lengua inglesa, Chronic (2015), que también trata de un personaje que trabaja en la sanidad y traspasa fronteras, Memoria sorprende por cómo la calibración de Franco parece más atenta a la caracterización en esta ocasión, en lugar de registrar sus respuestas reaccionarias a traumas desgarradores. En su lugar, sus horrores forman parte del pasado, amenazando con estrangular el presente, lo que también explica la atracción de Sylvia por la difícil situación de la ´mente inmaculadade Saúl. Volviendo a Tarkovsky, que también sugirió que la vulnerabilidad era una faceta de ´la frescura del ser y sostiene que "la dureza y la fuerza son compañeras de la muerte", parece que la Memoria de Franco lleva este escenario al menos al precipicio de la esperanza, con sus amantes sorprendentemente apasionados superando las limitaciones de sus situaciones y a pesar de las probabilidades.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.