La caída del impreio Roy-mano.
El drama familiar no es un género ajeno a HBO, sus series Six Feet Under (2001-2005) y The Sopranos (1999-2007) refrescaron y revolucionaron este formato durante su trasmisión, ayudando a la destacada cadena de cable a establecerse como la plataforma indiscutible del drama de prestigio. En los últimos años HBO se ha centrado más en series de fantasía y ciencia ficción como Game of Thrones y Westworld. Sin embargo, con Succession han vuelto a dirigir su atención al tema.
La primera temporada de Succession nos introdujo al mundo de la familia Roy, dueños de un conglomerado empresarial que posee entre sus grupos de empresas varios medios de comunicación. La familia esta encabezada por el patriarca Logan Roy, cuya salud va en declive. Sus hijos Kendall (Jeremy Strong), Roman (Kieran Culkin) y Siobhan (Sarah Snook), todos son candidatos a sustituir a su padre y tomar las riendas del negocio familiar a la hora en punto que este decida su sucesor. Durante la primera temporada, pudimos ver la tensa relación entre los integrantes de la familia, sin explorar a fondo la causa de esta disfuncionalidad.
Después de un sorpresivo final de temporada, Succession comenzó su segunda entrega viento en popa. Mostrando con más claridad la vida privada de los hermanos, su fracturada relación con su padre, y los motivos que envuelven sus decisiones. Logan, aún convaleciente, pero demostrando que “yerba mala nunca muere”, retoma las riendas de su multimillonaria empresa con la ayuda de su hijo Kendall. Los primeros cinco episodios marcan el tono de la temporada, la historia fluye a un mejor ritmo y la serie cambia de ser una sátira mordaz sobre el poder y la avaricia a convertirse en una detallada autopsia de los ultra ricos.
El quinto episodio de la segunda temporada es vital y define la esencia de la serie. La familia Roy hace una visita estratégica a la hacienda de un poderoso clan con la intención de comprar su negocio. Los Pierce son de tendencia liberal, y dueños de un imperio mediático reconocido por su integridad periodística. Los Roy tratando de presentarse de manera positiva y correcta, con el fin de suavizar su imagen y poder cerrar la venta, terminan haciendo el ridículo y empeorando la situación. Durante este episodio podemos darnos cuenta de cual es la imagen de los Roys ante el público y la sociedad. Esto es clave en el desarrollo de la temporada, puesto a que ahora tenemos una idea de cómo ellos son percibidos, y como esta percepción se maneja dentro de la compañía y la intimidad familiar.
Succession es una serie rica en simbolismos, cuya trama se desenvuelve haciendo referencias históricas de notable importancia cultural. La traición, un tema recurrente en la literatura Shakesperiana, es uno de los puntos más tocados en la trama. La figura omnipotente y patriarcal de Logan Roy es una especie de Rey Lear, que supervisa y manipula todo desde su trono. Su egoísmo y micro agresiones han desarrollado en sus hijos un temor inherente hacia su presencia. La segunda temporada de la serie supera a la primera en calidad, actuaciones y narrativa. El creador de la serie, Jesse Armstrong, logró de manera más efectiva explorar el lado humano de estos personajes movidos por una avaricia irracional y de moralidad cuestionable, sin perder el humor , la intimidad y la tensión que definen un buen drama familiar.
Actualmente, la segunda temporada de Succession tiene 18 nominaciones a los premios Emmy, llenando así el vacío dejado por Game of Thrones. Por primer vez logro una nominación como Mejor Serie y la gran mayoría de su elenco recibió nominaciones por su trabajo actoral.
