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Critica a «Boston Strangler» (2023) de Matt Ruskin

Reseña a "Boston Strangler" de Matt Ruskin con Keira Knightley, Carrie Coon y Chris Cooper. En Hulu.

Boston, años 60: Loretta McLaughlin (Keira Knightley) es una periodista de corazón. Al menos le gustaría serlo, pero su redactor jefe Jack MacLaine (Chris Cooper) sigue viéndola sólo en el segmento de estilo de vida, donde espera día tras día su oportunidad de demostrar su valía. Ella ve llegar esa oportunidad cuando la ciudad se ve sacudida por varios asesinatos de mujeres y reconoce un patrón en ellos. Así que presiona para que la dejen hacerse cargo del caso, aunque ni siquiera la policía está interesada. Al final, MacLaine accede, pero insiste en poner a la experimentada reportera Jean Cole (Carrie Coon) al lado de McLaughlin. Juntos se ponen manos a la obra, para disgusto del detective Conley (Alessandro Nivola), cuyo trabajo no se ve facilitado por los dos periodistas...

True Crime y sin fin. Ya sea en el cine, en la televisión o en los servicios de streaming, no hay escapatoria. Al espectador se le recuerda constantemente algún crimen del pasado. En Disney+, la selección sigue siendo más bien modesta, prefiriendo trabajar sobre franquicias ya probadas. Pero de vez en cuando, el ratón también quiere llevarse un trozo del pastel gordo. Hace unas semanas, por ejemplo, se estrenó la serie Murder on God's Behalf, en la que tiene lugar un truculento asesinato entre mormones. Ahora llega Boston Strangler, toda una celebridad: el largometraje se basa en una serie de asesinatos ocurridos en los años 60 en una gran ciudad estadounidense; 13 mujeres fueron asesinadas entre 1962 y 1964.

El director y guionista Matt Ruskin, que creció en Boston, conocía superficialmente esta historia antes de decidirse a profundizar en ella. Pero no era tanto la serie de asesinatos en sí lo que interesaba al cineasta, más bien, utiliza Boston Strangler para rendir homenaje al trabajo de las dos periodistas que desempeñaron un papel importante en la resolución del caso. Por ejemplo, la policía tomó nota de los asesinatos, pero no invirtió demasiado trabajo en la investigación, ni siquiera se dio cuenta de que cada uno de los asesinatos estaba relacionado. E incluso después, no se cubrieron precisamente de gloria, siempre hay escenas que dan ganas de echarse las manos a la cabeza horrorizados.

Sin embargo, no es una pura crítica a las autoridades combinada con un elogio unilateral de los periodistas. Boston Strangler es también un retrato de su época, que muestra el contexto en el que todo esto tuvo lugar. Esto significa, por ejemplo, que los medios de la policía eran entonces mucho más rudimentarios. La función de los medios de comunicación era diferente y, por supuesto, las imágenes de género también desempeñan un papel importante. De hecho, Ruskin señala que la lucha de las dos mujeres por la verdad era también una lucha contra el sexismo. Sencillamente, no se las tomaba en serio. Así pues, la película también sirve de inspiración para no dejarse oprimir y luchar por lo que uno cree y al mismo tiempo, también deja claro lo que esto puede significar. Su gran compromiso iba acompañado de compromisos, así como de una gran carga en sus vidas privadas, de este modo se plantea, al menos implícitamente, la pregunta: ¿merece la pena?

 

Boston Strangler se dirige, pues, sólo en parte al público típico de las producciones sobre crímenes reales. La película también puede tratar sobre un famoso asesino en serie, pero difícilmente puede compararse con Dahmer - Monster: The Story of Jeffrey Dahmer y similares, en las que la fascinación por el mal es un componente importante. El enfoque de Ruskin es más sobrio y quebradizo, menos orientado a la emoción, aunque la película es ciertamente emocionante. Por un lado, existe la gran presión de atrapar al asesino antes de que vuelva a atacar. Por otro lado, hay varios giros sorprendentes en el curso de la historia que hacen que todo parezca bajo una luz diferente. De hecho, incluso seis décadas después, no se ha dado respuesta a todas las preguntas, por lo que los espectadores a los que les guste especular también sacarán provecho de su dinero.

La película quiere ser lo más ágil posible, y hay muchas razones para pensar que más tiempo con todos ayudaría a llenar sus temas. Por suerte, Ruskin cuenta con la suave dureza de Alessandro Nivola, que interpreta a un policía de Boston que admite estar agotado por el caso, pero que empieza a ver la utilidad de apoyar la tenacidad de Loretta. Y también está Chris Cooper como el jefe de brazos cruzados de Loretta, un papel tan cliché que podría haber sido interpretado por casi cualquiera. Lo mismo ocurre con el papel del comisario de la policía de Boston, interpretado por Bill Camp, otro venerado actor de carácter que puede dar oro en poco tiempo, pero no cuando está rodeado de tantas otras cosas que parecen rutinarias. Y se puede adivinar qué tipo de personaje interpreta David Dastmalchian, tan ingenioso como puede ser. 

Finalmente, Boston Strangler llega a un punto en el que está totalmente controlada por el salvaje curso de los acontecimientos que está recreando, y da giros decentes e inquietantes en un tercer acto basado en la verdad. Pero la resonancia emocional es escasa, incluso para la forma en que la película arroja otra luz sobre el periodismo bostoniano que cambió el juego. Al final, incluso Knightley sólo dispone de cierto espacio para construir un arco distinto a partir de una dedicación que duró años y alteró la vida personal de Loretta. Ruskin consigue rendir tributo a Loretta McLaughlin y al duro trabajo de Jean Cole, pero no tiene tanto éxito a la hora de completar la historia.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.