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Critica a «The Conjuring: The Devil Made Me Do It» (2021) de Michael Chaves

Reseña a "The Conjuring: The Devil Made Me Do It" (2021) de Michael Chaves con Patrick Wilson y Vera Farmiga.

Tras el gran y lucrativo trabajo realizado por el aclamado director James Wan para los dos capítulos anteriores de la saga, que tuvieron un enorme éxito mundial en el universo mainstream del terror, el cetro de la dirección pasa para este nuevo capítulo de la saga a otro experimentado cineasta en el género como Michael Chaves, director de la mediocre Llorona - Las lágrimas del mal. El trabajo realizado para esta película, vio como objetivo para el mismo director, la creación de una historia de terror al estilo clásico americano, que pretende como prioridad narrativa, la vuelta a los orígenes como bien había marcado la primera película.

El principal cambio, sin embargo, que diversifica esta última película respecto a las anteriores, radica en el uso del inevitable de los sustos, esta vez representado ad hoc para resaltar el halo de misterio que sella toda la trama, llevándonos a las raíces y premisas que dieron origen a la realización de la franquicia. Ya desde los títulos nos damos cuenta, como la escalada de peligro, de una evocación a la introducción del diablo, que  es con esta película que llegó a su punto de inflexión.

Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga) participan en el exorcismo del joven David Glatzel, pero el demonio que lleva dentro no desaparece. Se defiende y luego aprovecha para dejar a David a cambio de que lo lleve Arne, el novio de la hermana de David, mientras Ed casi sucumbe a un ataque al corazón, cuando se despierta en el hospital, ya es demasiado tarde; sólo él sabía lo del cambio de cuerpo, pero cuando se lo explica a Lorraine, el demonio ya se ha apoderado de Arne.

Arne mata a un hombre y posteriormente es detenido; ante la insistencia de los Warren, el abogado defensor lo declara inocente: la excusa es que el acusado tenía una posesión demoníaca. Los Warren, mientras tanto, tratan de encontrar al verdadero culpable.

Si la primera película jugaba con el sentimiento del miedo a lo desconocido, emulando en significado y sentido, a la apreciada Los Otros, esta tercera película, en cambio, deja de lado las convenciones clásicas, preparando por primera vez en la pantalla al son de la acción y los súper efectos especiales, las verdaderas luchas entre el bien y el mal, dejando así de lado la esencia a la que debía aspirar. La pareja Warren, más que antes, consigue personificar esta lucha, como los western: el sheriff contra el forajido. El uso de movimientos mágicos y esotéricos en los límites de lo normal, contrastan la idea de una historia tomada de hechos reales, llevando al espectador a preguntarse hasta qué punto es legítimo pensar en la veracidad de todo.

Este mal vuelve como a menudo nos tiene acostumbrados, incluso en series importantes, en la provincia americana más periférica y rural, donde la civilización se abandona a los ecos del tiempo y a la intemperie, donde sólo la fe puede ayudarte. Por ello, la excelente, sobre todo, interpretación de la magnética Vera Farmiga no es suficiente para contrarrestar un guión, que por momentos fuerza las partes más importantes de la película, resaltando más lo obvio en favor de lo necesario.

Pero aunque esta tercera entrega de The Conjuring: The Devil Made Me Do It dé menos miedo, la película no es necesariamente mala. Simplemente establece un enfoque diferente y convence con la relación de los dos personajes principales, el mayor enfoque en las habilidades sobrenaturales de Lorraine como médium, y la propia estructura interpersonal. Técnicamente, la película no es tan pulida como sus predecesoras. Sin embargo, la llegada del exorcista al principio está muy bien hecha y rinde homenaje a una secuencia similar en el clásico de William Friedkin El exorcista.

Comparada con las dos primeras entregas, esta tercera película es notablemente inferior, pero al menos intenta abrir nuevos caminos contando una historia totalmente diferente que permite mostrar a los personajes principales también en una dinámica distinta. No es sobresaliente, pero es sólida.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.