Reseña a la serie de HBO max "Mare of Easttown" protagonizada por Kate Winslet, Guy Pearce y Julianne Nicholson.
Mare Sheehan se acerca a la cincuentena y se encarga de las investigaciones criminales en Easttown, Pensilvania. El teléfono de Mare suena en privado cuando dos vecinos piensan que tienen que acusarse mutuamente de cosas absurdas, aunque ni siquiera está en su jurisdicción, es una cosa de pueblo. Mare ya es abuela, su ex marido vive con su nueva familia y ella no es una mujer feliz, aunque podría serlo, las secuelas de una tragedia familiar ni siquiera han empezado a superarse. Por si fuera poco, una antigua amiga se desvive por desacreditarla públicamente por seguir sin encontrar a su hija desaparecida hace más de un año.
Siempre es un idilio engañoso, un entorno protegido en una comunidad apartada, todo ello rodeado de una sombría estructura rígida subyacente. El verdadero ambiente de una pequeña ciudad, todo el mundo conoce a todo el mundo y no sólo por su nombre. Pocos consiguen o quieren irse. Otros son atraídos de vuelta. Las relaciones han existido desde la secundaria. Las familias extensas crecen a través de generaciones, o de matrimonios mixtos. La privacidad es relativa, pero fingida. Los secretos ya no existen a puerta cerrada. Al menos se evitan en gran medida los excesos cuestionables, como en una sociedad anónima de la gran ciudad. A Stephen King le gusta utilizar este idilio pueblerino para sacudirlo hasta sus cimientos con la incursión del mal.
Recientemente, este escenario de terror dio un golpe de efecto con la adaptación cinematográfica de su novela The Outsider; ni siquiera los aspectos sobrenaturales restaron interés a esta fascinación por el desmantelamiento de una comunidad honrada. Anteriormente, se produjo un fenómeno de intensidad similar con Big Little Lies, donde el mundo perfecto de una comunidad íntegra quedó tan brutalmente destrozado que la miniserie concebida tuvo que crecer hasta convertirse en una segunda temporada.
La atmósfera que construye el creador y guionista de la serie, Brad Ingleby, es inmediatamente cautivadora. Y exige. Las siete partes de Mare of Easttown fueron realizadas por un único guionista, el director Craig Zobel, así como por el director de fotografía Ben Richardson, esto resultará ser el factor decisivo en la increíble intensidad y genialidad de toda la serie al final de la última entrega.
Una joven es encontrada muerta. Ya la conocemos y sabemos que la joven madre no sólo tiene enormes problemas personales, sino que la densidad de sospechosos aumenta enormemente por ello. Y de nuevo, todo el mundo conoce a todo el mundo, y todo el mundo tiene algo con alguien. Cuando Mare comienza a investigar, sigue respirando en su nuca un caso sin resolver que tiene un gran parecido con el actual. El entramado de Easttown y sus habitantes se desenvuelve ante el espectador. Y la forma en que los creadores escenifican y resuelven esto crea una tensión vinculante desde el primer episodio.
Mare of Easttown equilibra sin fisuras el drama personal, el thriller eficaz y el ambiente de un pueblo pequeño, además, estos elementos de la trama están tan entrelazados en el argumento que todos los aspectos adquieren realmente la misma importancia. Muy pronto no se puede separar una de la otra, ya que el thriller crece a partir de los dramas personales en el entorno de la pequeña ciudad. Las conexiones aparentemente inseparables son el suspenso continuo.
Las investigaciones, por supuesto, tienen repercusiones en toda la comunidad. Hay constantes apelaciones a las viejas amistades en las situaciones difíciles, invocaciones al sentido de la familia en los momentos de sospecha y referencias al espíritu de unidad en los momentos difíciles. Mare se debate incesantemente entre los frentes del deber y la amistad, su tenacidad es alabada hasta que consigue que alguien del círculo íntimo se ponga a ello. Es entonces cuando las viejas amistades son rápidamente llamadas al servicio. Y Mare no es infalible, ella lo sabe, por eso su rocambolesco camino es un constante acto de equilibrio.
No juzgues a Mare of Easttown por su premisa, que realmente no es nueva, ni particularmente original. Sin embargo, los siete episodios, muy entretenidos, tienen una actuación bastante fuerte con desarrollos argumentales muy sofisticados. No hay ningún villano sorpresa sacado de un sombrero, ni ningún giro tirado por los pelos. Aun así, te sorprende y abruma constantemente, pero todo dentro de una narrativa homogénea que se mantiene honesta y coherente consigo misma y con sus espectadores.
Tampoco se pregunta por qué una Kate Winslet se pone delante de la cámara sin maquillaje ni peluquería. La fuerza absoluta de la serie son estos personajes auténticos que están desprovistos de piezas de decorado y de sobreactuación de clichés. Al ver a los personajes, rara vez piensas "quiero ser así", sino "como yo". Casi nadie, especialmente Mare, sale de casa bien arreglada, la ropa es simplemente pragmática. Un aire de melancolía envuelve todas las escenas. Las réplicas, a menudo improvisadas, entre Winslet y su madre en la película (Jean Smart), son especialmente destacadas en sí mismas, son una parte integral coherente de la compleja atmósfera, y de la funcionalidad de Easttown como imagen social creíble.
El inglés de Pensilvania es el dialecto más estudiado y difícil de aprender de la lengua inglesa. Como coproductora, la inglesa Winslet, de entre todas las personas, dio mucha importancia a hacer justicia al dialecto en la serie. Los creadores no querían que Filadelfia fuera sólo un lugar al azar de la trama; después de todo, la serie extrae su ambiente auténtico de una atmósfera de pueblo pequeño. Y cuando se trata de la autenticidad, el dialecto debe desempeñar un papel primordial, simplemente por su punto de vista único. Decidieron utilizar el acento de Delco, que se habla en el oeste y el sur de Filadelfia. Mientras que el dialecto es siempre un punto de fricción señalado por la crítica en otras producciones, especialmente con actores no nativos, todavía no se han alzado voces negativas sobre Mare of Easttown.
