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Critica a «Another Round» (Druk) de Thomas Vinterberg

Reseña a "Another Round" (Druk) de Thomas Vinterberg, con Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Lars Ranthe y Magnus Millang.

Cuatro amigos deciden poner en práctica la teoría de un psicólogo noruego según la cual el hombre tiene desde el nacimiento un déficit de alcohol en la sangre. Con rigor científico, cada uno acepta el desafío, todos con la esperanza de mejorar su vida, si al principio los resultados son alentadores, la situación se sale de control rápidamente.

La película se inicia con una fiesta al aire libre: enjambres de jóvenes corren alrededor de un lago, el objetivo es tragarse tantas cervezas como sea posible y volver al punto de partida habiendo consumido todo el paquete de alcohol. Thomas Vinterberg ofrece una misa en todo un país, Dinamarca, devastado por el alcoholismo. Entonces, la oscuridad cae de repente sobre la pantalla y la historia comienza alrededor de cuatro hombres, Martin, Tommy, Peter y Nikolaj. Son profesores y no tienen la vida que soñaron. Martin en particular, profesor de historia, siente que ya no es el hombre que hizo que los ojos de su esposa brillaran de amor, sus alumnos desprecian sus enseñanzas y la depresión lo acecha. En este sentido, Druk habla de la transición de los cuarenta a los cincuenta, y del difícil proyecto de vernos a nosotros mismos de otra manera como adultos diferente a la que habíamos soñado de niños. Mientras, el alcohol está ahí, como una invitación a aligerar la existencia, con el evidente riesgo de caer en la adicción.

El alcohol es un tema delicado y las consecuencias de su uso excesivo están bien establecidas. Vinterberg, por tanto, tuvo que actuar con cautela para no caer en el fomento del consumo. De todos modos es cuestión de consumir para abrirse más, ofrecer nuevas posibilidades y relajarse; finalmente, todos conocemos los efectos del alcohol. Por tanto, era necesario hablar de ello con moderación, una dinámica en la que también se encuentran los personajes. Aquí, eligen beber y eligen los horarios. Un alcohólico ya no controla y es precisamente con esto con lo que la película coquetea. El experimento parte de un principio científico, por tanto, todo está, hasta cierto punto, "enmarcado", Vinterberg trata esto con mucho humor y mucha seriedad. Idealmente combina comedia y drama.

El director se cuida a lo largo de la película de no sucumbir al maniqueísmo y al juicio moral. Toma prestada la risa y lo trágico, como dos caras de una misma moneda, dando así a su historia tanta profundidad como ligereza para hablar del drama del alcoholismo. El cineasta no teme a ninguna provocación, hasta esa escena absolutamente divertida y deliciosa donde un profesor de filosofía anima a su joven alumno, desesperado por sus resultados escolares y su falta de confianza en sí mismo, a consumir alcohol antes de afrontar un examen. Este apetito por el humor mordaz protege la historia contra el melodrama embarrado y, sobre todo, contra los prejuicios. Los personajes incluso deambulan por un universo social donde las reglas están totalmente ausentes: los estudiantes dan tutoría a sus profesores, los profesores de deportes cogen de la mano a sus jóvenes alumnos y se emborrachan en el trabajo, sin que el director pueda marcar los límites y castigar a los profesores borrachos. Finalmente, la autoridad y los límites se imponen dentro de las familias y las parejas, donde el exceso de alcohol empuja a los protagonistas a poner las cosas en su lugar y a tomar decisiones que protejan el equilibrio familiar.

La fuerza del largometraje reside en la puesta en escena con una inteligencia excepcional. Los movimientos de cámara, los juegos en la imagen y la música participan en esta puesta en abismo de desorden con una intensidad poco común. Vinterberg evita avanzar en su historia forzando la narrativa. Por el contrario, describe la espiral infernal del alcoholismo, cuyos excesos son cuestionados en cada momento de la película.

El alcohol se convierte en un personaje por derecho propio en la película a medida que interactúa con los bebedores. La puesta en escena juega con la personificación cuando muestra la preparación de cócteles. El foco se fija en la botella que contiene la preciosa bebida. Podemos ver cómo se vierte con precisión en un vaso helado que sale del congelador, agregando una ralladura de naranja a los bordes del cristal, con esta experiencia, inevitablemente ocurre la degradación de los personajes. Cuando uno, incapaz de cuidar a sus hijos, retrocede al mojar la cama, el otro se ahoga en la enfermedad del alcoholismo. Pero el retrato de sus hombres está elaborado de una manera mucho más fina que la de los simples borrachos en perdición. Aquí nuevamente, Thomas Vinterberg se propone describir situaciones caóticas en las que se usa alcohol, no como causa de dolencias, sino como indicador de debilidades individuales. Mads Mikkelsen interpreta a un hombre en una situación familiar rota. Siempre comedido, el actor de La Chasse alterna sonrisas y emociones. Druk confirma el talento del director danés para acercarse al ser humano en su mayor complejidad. Lejos de ser moralizante, este drama social atestigua el atractivo de la pérdida temporal del control, al mismo tiempo que es benévolo con aquellos que han perdido el equilibrio al hundirse en él.

Los personajes son absolutamente brillantes y esto se debe en gran parte a sus intérpretes sin olvidar a los guionistas, el propio Thomas Vinterberg acompañado de otro buque insignia del cine danés, Tobias Lindholm. Mads Mikkelsen tiene el papel principal, es su personaje quien realmente iniciará la experiencia mientras Nikolaj les ha enseñado a sus compañeros sobre su existencia, pero Thomas Bo Larsen, Lars Ranthe y Magnus Millang son tan importantes como él. Es una película de grupo y su dinámica es el principal motivo. Cada actor da todo lo que tiene, tanto en intensidad como en emoción y…en estado de embriaguez, claro.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.