Críticas de Cine y Artículos Colaboradores

Sobre Oppenheimer, de Christopher Nolan

Ciudadano O

Al salir de ver Dunkirk en julio de 2017, le dije a un amigo que me parecía una de las mejores películas de guerra de la historia. "¿Por qué? ¿Qué tiene de nuevo?", me preguntó mi colega. "Lo más simple y conciso que puedo decir -le contesté- es que no hay ninguna otra que se le parezca". Y creo que lo mismo puedo decir de Oppenheimer dentro del aburrido, monótono y anodino cine de biografías. Christopher Nolan, ese peculiar inglés que ha coleccionado tanto prestigio y hype desde reventar cerebros con la laberíntica Memento y revivir al malogrado Batman en su Dark Knight Trilogy, muchas veces llamado a ser el heredero de gente tan distinta como Kubrick, Spielberg o Cameron, vuelve tras la fallida Tenet con la película más "diferente" de toda su filmografía.

Partiendo del libro de no ficción American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin, Nolan logra un guion brillante, el más rico y con la mejor carpintería dramática de su carrera, en este biopic sobre "el padre de la bomba atómica", en la cual fluyen varios cauces narrativos, y se pueden divisar dos bloques notables, no temporales, como nos tiene acostumbrados Nolan, sino de perspectivas: lo que vemos en color (brillante fotografía de Hoyte van Hoytema, que me recordó a The Master en la riqueza de sus texturas), que marca lo "subjetivo" de Oppenheimer en lo contado, y lo que vemos en blanco y negro (que aquí se me vino a la mente la fantástica Good Night and Good Luck en comparación), que sería desde una perspectiva "objetiva", más que nada ocupándose del Lewis Strauss de Robert Downey Jr, del que hablaremos más tarde. Oppenheimer era un hombre complejísimo, tan genial en su conocimiento de las ciencias como ingenuo en su trato con la gente. En su figura, Nolan encuentra una manera de desquitarse de las grandes críticas a su filmografía: "Es mal dialoguista", dicen. El señor hace una cautivante película de 180 minutos, sin acción, y con hombres hablando de ciencia en cuartos cerrados como arma principal. "Solo sabe poner el ruido de Hans Zimmer a todo volumen", dicen. Ludwig Göransson logra una banda sonora de un eclecticismo notable, que me recordó a cosas tan dispares como los violines de Jonny Greenwood en There Will Be Blood o los sintetizadores de Vangelis para Blade Runner. "Sus películas tienen un fuerte discurso de derecha, casi fascista", dicen. Nolan logra una de las grandes obras sobre el McCarthysmo y la Caza de Brujas a comunistas en los 50s con Oppenheimer. "Sus películas son muy confusas", dicen. Espectacular trabajo de montaje de Jennifer Lame, de una claridad asombrosa y que convierte a la película en las tres horas más dinámicas y entretenidas desde The Wolf of Wall Street. "Sus personajes femeninos son horribles", dicen. La Kitty de Emily Blunt es el centro moral de Oppenheimer, el hombre, y de Oppenheimer, la película, ¿y qué decir de los siete u ocho minutos de la hermosa Florence Pugh? Su Jean Tatlock es el gran amor de la vida de Oppenheimer, y una especie de Rosebud para Robert en términos wellesianos. "A sus películas le faltan sexo y sensualidad", dicen. De nuevo, Florence Pugh...y nada más.Oppenheimer es la JFK de Nolan, creando una mastodóntica trama en base a otro de los capítulos más oscuros de la historia de los Estados Unidos. Al igual que aquella gran película de Oliver Stone, Sir Christopher cuenta con uno de los elencos más notables de los últimos años. El protagónico de Cillian Murphy es perfecto. El actor no solo es muy parecido al verdadero Oppenheimer en sus facciones, sino que nos transmite toda su brillantez en cada gesto, cada mirada, con una precisión milimétrica. Más que su Tommy Shelby de Peaky Blinders, este es el papel que marcará su carrera. Si Oppenheimer es la JFK de Nolan, el Lewis Strauss de Robert Downey Jr. es el Clay Shaw de Tommy Lee Jones de esta historia. Downey compone lo que parece ser, a primera vista, un personaje opaco, típico mando medio del que no se sabe muy bien como tiene tanto poder, pero la complejidad que la performance del actor le da en la segunda parte del largometraje, hacen que esta sea su actuación más lograda. Además de las ya mencionadas Emily Blunt y Florence Pugh, el resto del elenco es impresionante...respiren hondo: el renacido Josh Hartnett, tres minutos de un intimidante Casey Affleck, Rami Malek, Kenneth Branagh, un muy efectivo Benny Safdie, Jason Clarke, un fantástico Tom Conti como el icónico Albert Einstein y de postre, un repulsivo Gary Oldman como el aún más repulsivo Harry S. Truman. Y esto solo por mencionar algunos de los nombres más conocidos que pasean su rostro y figura por el magnum opus de Nolan.

Oppenheimer es una película sobre lo grandioso de la humanidad y lo más detestable de la misma, sobre la bendición y la maldición de ser un genio; esto es, la capacidad de crear e ir más allá de lo imaginable, ahí donde no hay fronteras, pero con la tragedia de que al conseguir tal genialidad, los envidiosos y mediocres hombres que abarcan el poder, harán uso y abuso de la creación a su antojo.

La película más adulta, madura, densa y pesimista de la filmografía de Christopher Nolan.

Quizás, también, la mejor.

 

 

 

Acerca del Autor

Juan Manuel Fábregas

Uruguayo. Gran creyente de la Iglesia de Paul Thomas Anderson. Crítico de Cine y Realizador desde 2013, escribiendo para publicaciones y revistas como RouMovie.com, Cartelera.com.uy y Gorosito.Tv.

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