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Retrospectiva: Critica a «Come and See» (1985) de Elem Klimov

Escrito por José María Cabral

El coronel Walter Kurtz, al final de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), acostado en el piso, mirando hacia arriba completamente aturdido por todo lo que ha vivido durante la guerra suspira: “El Horror”. Es un diálogo que le sale del alma, no se lo dice a nadie más que a sí mismo, con eso reconoce que está consciente de las atrocidades que lo han llevado hasta ahí.

Pareciese que si algo tienen en común las películas que retratan la guerra, es la representación del horror. No hay un horror más temeroso y peligroso que la frialdad en que los seres humanos se matan en una guerra. Ha sido representado de mil maneras en distintas películas y de distintos autores y autoras, muchas son muy populares y se quedarán en la memoria histórica del cine para siempre. Pero Come and See (IDI I SMOTRI) o “Ven y Mira” se quedará también en otra memoria, la memoria histórica y emocional de un espectador.

Esta película rusa del director Elem Klimov del 1985, es la película más brutal y despiadada que he visto sobre la guerra. Al decir despiadada pareciese que el autor trató de manipular los eventos para lograr este objetivo, pero resulta que la película retrata los eventos que realmente vivieron los ciudadanos de más de 600 comunidades de Belarús cuando los Nazis invadieron, mataron y quemaron a todo el vivo que le pasaban por al lado. Si suena muy crudo y atormentador, es porque lo es. Prepárense para ver la oscuridad del ser humano en su máximo esplendor, y para hacerlo más difícil de ver, todo esto sucede a través de los ojos de un adolescente, Florya (Aleksey Kravchenko), que solo trata de sobrevivir de la manera que pueda, muchas veces enfrentándose cara a cara con la muerte.

Cuando te tocas con películas que no puedes identificar un villano es mucho más escalofriante que cuando sabes quien es el personaje antagonista. Aquí el antagonismo viene en forma de soldado con uniforme y armas pero lo que realmente asusta es la frialdad con la que ese sujeto puede acabar con la vida de personas inocentes. Es tanto el terror, que probablemente preferirías estar muerto que sobrevivir y cargar con esta experiencia por el resto de tu vida. No puedo ver una salida donde los sobrevivientes hayan podido superar este trauma, yo como espectador jamás podré olvidar lo que me hizo sentir esta película.

Por eso los héroes de este filme no son porque hayan podido cobrar venganza o ganar la guerra, sino porque a pesar de todo el horror, han podido mantener la esperanza y seguir hacia adelante. La película acaba con los sobrevivientes caminando, se van alejando de la cámara para revelar la nieve. La nieve y el frío que tarde o temprano ayudará a los rusos ganarle a los alemanes durante la segunda guerra mundial. La frialdad de aquellos soldados nazis acabando con esas comunidades tarde o temprano se extrapolan a un frío en la temperatura que terminará matándolos lentamente, como si la propia naturaleza tomara cartas en el asunto.

Hay una pregunta fundamental que se hace la película en los últimos minutos, ¿podríamos retroceder la historia y acabar con los déspotas cuando apenas son inocentes y niños? La respuesta parece ser no, porque no todos somos iguales, y eso, para bien o para mal, es el conflicto esencial de toda la humanidad.

El autor José María Cabral es director de cine, nacido en la República Dominicana.

Acerca del Autor

José María Cabral