Reseña a la pelicula "Never Rarely Sometimes Always" (2020) de Eliza Hittman, con Sidney Flanigan y Talia Ryder.
Conocemos la nada espectacular vida de una joven de 17 años, Autumn (Sidney Flanigan), perdida en una zona rural de Pensilvania y que nunca está en el centro de nada, excepto cuando sus compañeros de clase se burlan de ella. Luego, de repente, se encuentra en el centro de atención del escenario y ofrece una visión mucho más personal de su mundo emocional de lo que la mayoría de las personas presentes creen. Una intervención maliciosa es suficiente para derribar todo lo que Autumn ha construido con esmero. Aun así, ella no quiere darse por vencida, mientras entrecierra los ojos y quita la apariencia desagradable.
Una tenacidad notable rodea a la protagonista de la nueva película de Eliza Hittman, Never Rarely Sometimes Always. Autumn aparece como una figura encriptada, acompañada de una gran incertidumbre, solo en raros momentos se abre a personas cercanas a ella. En la mayoría de los casos, construye un muro enorme y endurece la mirada hacia el vacío. En el fondo, sabe exactamente qué hacer y, sin embargo, siempre se ve atrapada en una indiferencia agotadora que se traslada a las imágenes grises y sombrías de la película, dejando una sensación de desesperanza.
Autumn está embarazada pero no puede contar con el apoyo de su familia. Solo en su prima Skylar (Talia Ryder) encuentra una aliada que finalmente se marcha con ella a Nueva York para visitar una clínica de abortos. El filme persigue un objetivo claramente definido. Aun así, el viaje que experimentamos a continuación no podría ser más desafiante e incierto. A partir de ahí hay un silencio opresivo, emparejado con una soledad llorosa, como si la película se dirigiera al fin del mundo. Autumn y Skylar pueden tenerse la una a la otra, pero luego están solas de nuevo.
La forma en que Eliza Hittman explora la relación entre las dos es notable, inspiradora y conmovedora. Libre de prejuicios, sabe cómo comprender el cerrado funcionamiento interno de los personajes sin convertirse en una intrusa. Sidney Flanigan, en particular, tiene muchas oportunidades para crear a Autumn con sutiles matices y para hacer tangibles las abrumadoras decisiones con las que lucha, la mayor parte del tiempo parece perdida en sus pensamientos y, por tanto, fuera del alcance de la cámara. En el momento crucial, sin embargo, Eliza Hittman apoya a su protagonista.
Durante una conversación en el hospital, se le pide a Autumn que responda a las preguntas de un consejero con las cuatro opciones que componen el título de la película: Never Rarely Sometimes Always. Se trata de su vida privada, relaciones y contactos sexuales, a pesar de las preguntas formuladas previamente, no puede haber una cuestión rutinaria en esta conversación. Autumn no tarda mucho en vacilar; es imposible resumir lo que ha experimentado en cada una de las cuatro palabras. Al final, su silencio y sus lágrimas cuentan la impactante historia que no se atreve a formular por miedo y vergüenza.
Eliza Hittman captura escenas en la pantalla que hablan de un dolor íntimo y complejo que pocas veces se ve en el cine. Los detalles no están reflejados y ciertamente no se muestran. En cambio, Eliza Hittman le otorga a su protagonista la libertad que el mundo que la rodea generalmente le niega. Never Rarely Sometimes Always documenta todas las heridas y derrotas silenciosas, pero también un testamento que le permite a Autumn pasar las horas más estresantes de su vida en una ciudad desconocida, sin un hogar seguro detrás de ella. Una película muy retraída que crea los momentos más fuertes con tonos suaves.
