Tal y como prometí en la entrada anterior, quiero seguir compartiendo algunas de las películas que más me han gustado en la reciente edición del Festival de Huelva cine Iberoamericano. Además de la Sección Oficial a Concurso, pudimos disfrutar de la Sección Sismos, en la que se han recogido películas que han sido exhibidas y/o premiadas en otros festivales.
Y a buena fe que algunas son muy buenas y dignas de ver; vamos con ellas.
Sin señas particulares (Fernanda Valadez 2020, México); una madre, Magdalena, sale a buscar a su hijo que hace meses se fue al norte de México para cruzar a los Estados Unidos; mientras las autoridades quieren que firme el acta de defunción, sin cadáver ni prueba alguna de su muerte, ella emprende un recorrido por México para hallar respuestas y en el camino se encuentra a Miguel que ha sido deportado y trata de volver a su casa. En este encuentro descubren un México que desconocen y, el infierno que es la migración y la burocracia sin alma, para encontrar personas y respuestas.
Sin duda alguna esta es una de las películas de este dos mil veinte y lo será en la próxima temporada de premios si estos son honestos. Es una apuesta arriesgada y un cambio de registro con respecto a otras historias de desaparecidos, Valadez no ahorra detalle, ni dolor, ni emoción. La realidad es la que es y a veces es aterradora. Cuenta además con una gran actriz, Mercedes Hernández, que en su papel de madre lo da todo y te arrastra en su búsqueda, no encontrando una misma palabra para consolarla. No hay que dejar escapar esta historia que en estos días se estrena en las pocas pantallas grandes disponibles.
Narciso em Férias (Ricardo Calil, Renato Terra 2020, Brasil); Caetano Veloso nos cuenta en apenas 90 minutos como fue su detención en el año 1968 por la dictadura brasileña y el tiempo que pasó en la cárcel. Es un relato emotivo, plagado de anécdotas, con un Caetano que da la impresión de no entender aún porque tuvo que pasar por eso ya que solo es un músico y que llora en algunos momentos al recordar; además hace una versión a capela y guitarra de Hey Jude de Los Beatles que te hace llorar de emoción. Es un documental sencillo y honesto que hará las delicias de los admiradores del cantante y compositor y de la música brasileña.
Ella es Cristina (Gonzalo Maza 2019, Chile); dos amigas de toda la vida, llegando a la vida adulta separan sus vidas por un malentendido y cada una emprende un camino, sobre todo sentimental, pero también laboral y familiar, en el que tienen que combatir con sus principios y contradicciones el día a día, algunos de ellos sin final feliz.
Hay quien dice que esta película es la versión chilena de Frances Ha de Noah Baumbach, y, siendo yo muy fan de esa historia, Ella es Cristina me parece más honesta, quizás porque en ella hay espacio para reconocernos, batallas con las que nos podemos identificar y sobre todo porque su actriz protagonista, Mariana Derderián, dota a Cristina de una vulnerabilidad que no esconde y de una valentía para afrontar su vida que la convierte en una mujer cercana. El hecho de que la película esté rodada en blanco y negro, supone una apuesta que al director le sale bien al dotar la historia de una suerte de glamour como en el cine de antaño.
Babenco, dime cuando muero (Bárbara Paz 2019, Brasil); documental imprescindible de ver para quienes han disfrutado en el cine películas dirigidas por Héctor Babenco como Pixote, la ley del más débil, Carandiru, Tallo de hierro, El beso de la mujer araña y muchas más. Dirigido por su esposa, es una carta de amor de una mujer y de admiración por un cineasta no siempre comprendido y que siempre se sintió en tierra de nadie o de ningún sitio.
Las mil y una (Clarisa Navas 2020, Argentina); los primeros pasos de un amor destinado a no salir adelante, el de Iris y Renata en un pueblo al interior de la Argentina, compartido y reconfortado con amigos que buscan su identidad sexual entre la incomprensión y el murmullo de un pueblo pequeño.
Clarisa Navas, la directora, demuestra en esta segunda película maestría para dirigir a un grupo de jóvenes sin apenas experiencia en el mundo de la actuación, logrando implicarte en la historia y llevando la emoción a muchos momentos de la misma y por otro lado apuesta por la naturalidad y la pedagogía para narrar los procesos de los protagonistas que parecen, en algunos momentos, ser rebeldes por naturaleza y emocionarse porque se lo pide el cuerpo en otros. Todo un canto a la libertad de elegir quien ser con respecto a la sexualidad.
Mamá, mamá, mamá (Sol Berruezo Pichón-Rivière 2020, Argentina); Cleo es una niña que ha perdido a su hermana, ahogada en la piscina de la casa de verano, y que, a pesar de encontrarse rodeadas de su abuela, sus tías y sus primas, se mantiene mentalmente aislada mientras su madre se encierra en la habitación con su dolor.
Lo más sorprendente y maravilloso de esta película son las niñas protagonistas, estando en ese momento de paso entre la niñez y la adolescencia, todas las emociones que van desde la ingenuidad, a la sorpresa y hasta el morbo de quien sabe que ya empieza a ser una mujer poderosa, están en sus caras, en sus cuerpos. La historia, de apenas 65 minutos, tiene un efecto hipnotizador, de no separar la vista de la pantalla y que recuerda mucho a La Ciénaga de Lucrecia Martel.
Los conductos (c2020, Colombia); un hombre Pinky, se fuga de la cárcel al mismo tiempo que intenta liberarse de las drogas, de una secta, de sus propios fantasmas y que quiere huir de Colombia, pero Colombia está dentro de él.
El debut de Camilo Restrepo en el largometraje después de haber hecho carrera dirigiendo cortos es inclasificable y deslumbrante, y cuando digo esto me refiero a que la película es una de las más locas que yo he visto en los últimos tiempos; es difícil substraerse a la belleza del protagonista, en cuyos ojos está parte de la historia, al cambio de escenarios, a la banda sonora y hasta a las risas irónicas que es capaz de provocar lo que no deja de ser un drama. Posiblemente Los conductos es otra forma de explicar la Colombia actual dejando un resquicio a la esperanza.
En la Sección Sismos también estaban Todos os mortos (Caetano Gotardo 2020, Brasil), Marea Alta (Verónica Chen 2020, Argentina), De la noche a la mañana (Manuel Ferrari 2019, Argentina), Érase una vez Venezuela (Anabel Rodríguez 2020, Venezuela), Silencio radio (Juana Fanjúl 2020, México) y Lava (Ayar Blasco 2019, Argentina).
Hasta una próxima ocasión. Como la cultura nos sana, sigamos viendo cine. Cuidad y cuidaos mucho mientras volvemos a encontrarnos, siempre es un placer compartir.
