Relic, película de terror australiana estrena en el Festival de Sundance de 2020, es el debut en la dirección de Natalie Erika James. Vas a leer en varios lugares que es "la más aterradora del año"..."totalmente perturbadora"... "hasta el punto de comerte las uñas". NADA de eso es cierto. Es otra película mediocre de género con ciertas intenciones de "ser algo más". Empecemos.
La anciana Edna (Robin Nevyn) se pierde. Su hija Kay (Emily Mortimer) y su nieta Sam (Bella Heathcote) regresan a su rural y bucólica casa para encontrarla. Mientras la buscan con la asistencia de las autoridades, Kay y Sam encuentran evidencias de demencia por todos lados en el hogar. Notas pegadas en cada habitación para recordar actividades cotidianas como cerrar el grifo, señales de paranoia en los nuevos cerrojos de cada puerta e indicadores que la higiene de Edna ya no es lo que era. Después de tres días, Edna misteriosamente reaparece, pero se rehúsa a decir dónde estaba. A partir de ahí, las "cosas raras" de siempre empiezan a suceder...
Lo primero que hay que decir que el horror NO funciona. Soy el principal enemigo de los jump scares, y más allá que esta película no abusa de ellos, el elemento de perturbación con casa embrujada jamás aparece. Todo ya lo vimos antes y lo detectamos minutos antes de que suceda. Lo segundo es que Relic pretende ser una nueva muestra de "terror elevado" a lo Hereditary de Ari Aster o The Babadook de Jennifer Kent, pero si bien estas dos películas no fueron muy satisfactorias para mí, creo que son bastante superiores a lo que ofrece Relic, sobretodo en su intento de crear un "horror matriarcal".
En fin...como si fuera una enfermedad genética y generacional (por no decir hereditaria), la familia del Cine de Terror sigue buscando una nueva Reina Madre. Pero no, Relic no lo es.
Seguiremos buscando...