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Critica a «Operation Finale» (2018) de Chris Weitz

Operation Finale se centra en la historia de los agentes de inteligencia israelíes que conspiraron para capturar al ex oficial de las SS Adolf Eichmann, quien fue localizado en Buenos Aires en 1960. Entre los agentes de Mossand, está Peter Malkin (Oscar Isaac), un hombre perseguido por la pérdida de su hermana y sus hijos durante el Holocausto. Después de una misión fallida en Austria en 1954, Malkin ha estado fuera de combate y su comandante, que lo ve como un hombre que dispara primero y luego pregunta, lo maneja con cuidado. Seleccionado junto a otros agentes, cada uno con un propio interés en atraparlo, viajan a Argentina para extraerlo. Malkin tendrá que dejar a un lado sus propios sentimientos de venganza y proteger al hombre que fue responsable de orquestar La Solución Final para su posterior juicio.

La película Operation Finale, es dirigida por Chris Weitz (About a Boy, The Golden Compass), quien abre sus títulos indicando datos ya conocidos, recordando que 6 de los 10 millones asesinados por la Alemania nazi eran judíos. Breves recuerdos del Holocausto aparecen a lo largo de la película. La verdadera acción del filme inicia cuando llegan a Buenos Aires, donde muchos miembros nazis se asentaron después de la rendición de Alemania que puso fin a la Segunda Guerra Mundial en Europa.

El plan se ejecuta tal y como fue planeado, el secuestro es un éxito, llevando a Eichmann a una residencia secreta con el objetivo de inducirlo a firmar una declaración de que desea ir a Israel. Luego se produce un escenario donde se muestra la interrogación y los juegos mentales con los que el prisionero es intimidado y convencido alternativamente para que firme. Mientras tanto, el hijo de Eichmann está armando todo un operativo para recuperar a su padre. El final del cuento es conocido.

El director Weitz suaviza los bordes de esta historia verdadera relacionada con el Holocausto, proporcionando una mediocre película de suspenso estilo Hollywood que decepciona, menospreciando la historia real detrás. El guionista Matthew Orton inicia la película con un incidente no relacionado que establece la personalidad de Malkin, tratándolo de hacer atractivo y de que el público se dé cuenda de que su personaje es un tipo duro. Después de ahí, es un derroche risible de espías mal entrenados, que utilizan sus rostros y miradas para infundir temor. Todos los diálogos, a excepción de los narrados entre la dupla Isaac-Kingsley, carecen de sentido y profundidad.

Operación Finale no cuenta con una búsqueda bien elaborada de los supuestos responsables de la masacre durante la segunda mundial como vimos en “Munich”. La película se preocupa demasiado en humanizar a un hombre que estuvo detrás de uno de los peores genocidios en la historia de la humanidad, y prefiere quedarse en lo seguro, presentando buenas intenciones, obviando el lado oscuro de sus personajes.

Una de sus mejores secuencias proviene de una breve sub-trama, cuando una joven llamada Sylvia Hermann (interpretada por Haley Lu Richardson) trae a casa a un joven llamado Klaus (Joe Alwyn) a conocer a su padre (Peter Strauss). Resulta que el hombre es el hijo de Eichmann, y la conversación da un giro oscuro con chistes antisemitas que hacen reír a Sylvia con una alegría temerosa. Sylvia es descendiente judía. Tras esa conversación, ella decide decirle a Klaus su verdadero origen, pero él, sin informarle, la lleva a una reunión antijudía que le abre los ojos al mal puro.

Mientras que el resto de los miembros del elenco son principalmente comodines, Isaac interpreta a Malkin con una confianza inquebrantable, y es sin lugar a dudas lo mejor de la película. Kingsley tiene el papel más difícil, interpretar a un hombre que es definitivamente culpable y posiblemente un monstruo, pero que es más complejo de lo que podríamos imaginar. Sus escenas con Isaac tienen muy buena química, pero su personaje peca de no transmitir ese terror que el protagonista promete. Unos pocos flashbacks bien colocados y bien enmarcados revelan los horrores reales del Holocausto, subrayando solo lo que se hizo y lo que se perdió. Sin embargo, Weitz no trata de ser demasiado artístico o de hacer algo impresionante. Se limita a una aburrida narrativa clásica para regalarnos una de las películas de suspenso más trilladas y sin sabor del año.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.