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Critica a «Overlord» (2018) de Julius Avery

Solo quedan unas pocas horas antes del desembarco de Normandía y un equipo de paracaidistas estadounidenses se lanza a la Francia ocupada por los nazis para completar una misión que es crucial para el éxito de la invasión: tienen la tarea de destruir un transmisor de radio en la parte superior de una iglesia fortificada. Desesperados, se unen a una joven francesa que vive en el pueblo, para penetrar dentro de las paredes y volar la torre. Pero, en un misterioso laboratorio debajo de la iglesia, los soldados se encuentran cara a cara con enemigos que nadie ha conocido antes.

Overlord no es nada nuevo bajo el sol cinematográfico norteamericano. De hecho, todo este espíritu gore que conocemos desde su tráiler, es incluso un soplo de aire fresco, una alternativa saludable a un imaginario dedicado casi en su totalidad a los superhéroes Marvel y DC. Tal vez demasiado predecible e indulgente, Overlord tiene el mérito de trasladar su mirada y atención a otras costas: con una pizca de ciencia ficción, el horror en buenas dosis, ambientado en el escenario siempre fértil de la Segunda Guerra Mundial y una serie de deudas, guiños e inspiraciones. Difícil no pensar, entre sugerencias narrativas y elecciones estéticas, a Tarantino, Spielberg, y (obviamente el productor) J.J. Abrams, a una serie de películas que en los últimos años han entrelazado el horror y los campos de batalla y finalmente al universo de los videojuegos.

La secuencia de inicio alrededor del avión derribado con los soldados norteamericanos dentro, es una de las escenas de guerra más impresionantes y aterradoras de los últimos tiempos, independientemente de la historia que se cuente. Debido al entorno limitado, no hay mucha variedad: la mayor parte de la película se desarrolla dentro de dos espacios cerrados. Esto, sin embargo, se aprovechó al máximo. Aunque por largos minutos, la película se dedica a tener más diálogos de la cuenta, es rápidamente transmutada en un interesante juego de ciencia ficción.

El poder de Overlord, sin embargo, no está solo en las imágenes, que ofrecen mucho más de lo que estamos acostumbrados dentro del género de terror. La película en su último tercio resulta sumamente divertida. El director Julius Avery (“Son of the Gun”) renuncia a todos los momentos clásicos del cine de terror y escenas de acción explosivas dentro de su desarrollo. Después del sangriento preludio, se concentró en poner a sus personajes en situaciones amenazantes, que se intensificaban paulatinamente, premeditando un interesante juego de cámara para crear claustrofobia.

Mientras busca algunos matices, la película presenta la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Por un lado, los héroes norteamericanos, un grupo heterogéneo liderado por el veterano Wyatt Russell, le sigue Jovan Adepo quien interpreta el papel de Chris Washington. Por el otro lado, uno muy malo e inhumano, estarán obviamente los soldados alemanes, de entre los cuales se destaca un pichón de Josep Mengele, el oficial Wafner, creado por Pilou Asbæk, uno de los actores más conocidos de  su natal Dinamarca, el cual claramente disfruta de dar al villano nazi un toque diferente. Además, puede mostrar sus habilidades lingüísticas, que incluyen alemán, inglés y francés. En cualquier caso, es bueno ver que una película de terror de Hollywood realmente permite idiomas extranjeros y los usa en situaciones significativas.

El código estilístico de Overlord es claro desde el principio, una película serie B con gran presupuesto. Todo es excesivo y la adrenalina, es deliberadamente caótica. En la secuencia en que vemos cadáveres colgando de los árboles, sabemos que estamos a punto de entrar en un círculo infernal, que es entonces la guerra, pero con un énfasis adicional.

Julius Avery logra cumplir e incluso superar las expectativas establecidas por el tráiler o los fragmentos de historias preexistentes. Y eso es, en última instancia, un rendimiento que no debe ser subestimado, y convierte a la película en uno de los eventos más divertidos de este final de año.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.