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Critica a «Mandy» (2018) de Panos Cosmatos

Es difícil entender el significado de Mandy, la segunda película de Panos Cosmatos que regresa a la dirección luego de ocho años (su primera película se llama “Beyond the Black Rainbow”). Este director canadiense regresa con una película irritante, pretenciosa y divertida. Su ambición parece evidente desde las primeras imágenes: tomas aéreas de un bosque , dominado por las notas de Starless de King Crimson. Siendo fiel al estilo de su primera película,  dispersando un sueño magma hipnótico, resume la historia de amor entre Red (Nicolas Cage) y Mandy (Andrea Riseborough), presentando paulatinamente el peligro inminente que se cierne sobre la pareja, amenazados por una banda de hippies.

El nombre de Red (Rojo en ingles), no es elegido por casualidad, sino seria en relación con lo que sucederá durante la contienda que iniciara en el segundo acto, llena de furia, ocurriendo todo en un espacio oculto donde la violencia y la banalidad solo se multiplica, pero colocada en una tierra cinematográfica de nadie, acribillada con mil y una sugerencias provocativas así como asombrosas. Así es como se hace cine, de esta mezcla de realismo y trascendencia, del poder mágico que le da la dirección de la fotografía, la edición y la narración, se sienten tan distorsionadas, pero de una forma unida.

Cosmatos se inspira en el cine de David Lynch, y ya desde las primeras secuencias se muestra en toda su evidencia. Mandy es un thriller que coquetea con el horror sobrenatural  y presenta con la fotografía de Benjamín Loeb a una América profunda y olvidada. Así, Cosmatos se mueve de Lynch a Rob Zombie, sin olvidar una molesta referencia a Hellraiser de Clive Barker; pero más allá del citacionismo puro y simple, o la referencia icónica ideal. Hay algo novedoso allí.

No hay estructura ni narrativa que muevan las intenciones de Cosmatos. No hay ningún tipo de motivación real, porque se cuenta la historia en los límites de lo inútil. La gran imaginación contemporánea de referencias se pone en movimiento, y Cosmatos demuestra no conformarse con lo mínimo. El hurto a Sam Raimi (pelea con motosierras) o el intento de reproducir las fantasías morbosas de zombies o la atmósfera elegíaca / destructiva de Winding Refn, es exquisita.

Y, por qué no, qué placer ver a Nicolas Cage en la pantalla, confirmando una vez más que merece un reconocimiento sincero y cálido de Hollywood. La verdad, quizás, está todo en las referencias ya mencionadas, pero Cosmatos con su “Mandy” realiza el camino inverso.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.