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Critica a «The King’s Man» (2022) de Matthew Vaughn

Reseña a "The King's Man" de Matthew Vaugh con Ralph Fiennes y Gemma Arterton.

Cuando el duque británico Orlando Oxford (Ralph Fiennes) ve a su esposa Emily (Alexandra Maria Lara) asesinada por un francotirador durante una misión para la Cruz Roja en Sudáfrica en 1902, jura hacer todo lo posible para proteger a su hijo Conrad y evitar futuras guerras. Para ello, mantiene su propia red de espionaje con sus sirvientes Shola (Djimon Hounsou) y Polly (Gemma Arterton), en la que también participan otros empleados. Pero a pesar de sus grandes esfuerzos, el peligro de una guerra como la que el mundo nunca ha visto crecer día a día, porque alguien está tejiendo en secreto los hilos y planeando enfrentar a las grandes potencias. Y por si Orlando no tuviera bastante con intentar salvar el mundo, Conrad (Harris Dickinson), que ha crecido entretanto, también quiere luchar por su patria, que debe evitar a toda costa.

Cuando una película gana unas cuatro veces esa cantidad con unos costes de producción de 100 millones de dólares estadounidenses, no hay que sorprenderse por una secuela. Si esto produce entonces un resultado casi idéntico, la idea de una franquicia completa es también obvia. Lo que es rentable debe ser explotado, así lo quiere Hollywood. Y por eso probablemente sonó como una buena idea contar simplemente la precuela después de los dos éxitos Kingsman: El Servicio Secreto y Kingsman: El Círculo de Oro. Es cierto que esto significa nuevos personajes y un nuevo conjunto, lo que siempre se asocia a un cierto riesgo. Pero permite más posibilidades de ambientación.

En The king’ s man, estas posibilidades también se utilizaron ampliamente. Además de la vieja Bretaña, Sudáfrica y Rusia están en el itinerario. La excursión a las trincheras también aporta variedad visual. Sin embargo, el viaje al pasado se utiliza principalmente en términos de contenido. Mientras que las dos primeras películas, basadas en los cómics de Mark Millar y Dave Gibbons, funcionaban relativamente alejadas de los acontecimientos contemporáneos, esta vez el director y coguionista Matthew Vaughn hurga en la historia del mundo real. Más concretamente, son los acontecimientos que rodean la Primera Guerra Mundial los que constituyen el telón de fondo de la precuela del spin-off y cuentan su propia versión de la historia supuestamente conocida.

En este punto hay que reconocer el mérito de Vaughn, que también ha diseñado la historia como tal y que muestra una comprensión bastante creativa de los acontecimientos históricos. Por supuesto, siempre ha habido explicaciones alternativas para los acontecimientos mundiales. Especialmente en el ámbito de las teorías conspirativas, nada es imposible, excepto quizás la verdad. Sin embargo, rara vez se encuentra una explicación tan estúpida como en este filme. Revelarlo de antemano sería un flaco favor para el público, que puede esperar un sinsentido concentrado. Especialmente la aparición de Rhys Ifans como el Rasputín Susurrador de Zares -otro elemento conspirativo muy popular- es todo un acontecimiento.

Pero el problema es que hay muy pocos. Incluso las dos primeras películas siempre flaquearon notablemente cuando de repente intentaron contar una historia real. Con The King's Man en el comienzo esto es aún más pronunciado. Por alguna razón, Vaughn obviamente sintió que más drama personal haría la serie más profunda. Así que hay un montón de divagaciones sobre la responsabilidad personal, sobre el sacrificio por la patria, además del trauma de la pérdida familiar. Esto no es realmente convincente. Más bien, se hace serio de una manera bastante barata, lo que choca con el tonto trasfondo bélico. La combinación simplemente no funciona.

Este problema se ve agravado por el hecho de que la película está simplemente sobrecargada de contenido. Con una duración de unos 130 minutos, The King’s Man está demasiada inflada. En el pueblo de los caballeros se arrean constantemente nuevas cerdas, pero no ocurre nada digno de mención. Salvo algunas excepciones, como el mencionado pasaje de Rasputín, esto suele ser fácil de aburrir. Simplemente le falta el factor de diversión. Incluso con las dos primeras películas, eso no siempre fue así. Aquí uno se pregunta de una vez por todas: ¿tiene que ser así? El hecho de que los resultados de la taquilla internacional hayan sido tan desastrosos hasta el momento puede deberse a factores externos como la pandemia de Coronavirus y los innumerables aplazamientos asociados a la misma -se necesitaron más de cuatro años después de la segunda parte-. Pero es igualmente obvio que Vaughn obviamente no entendió cuál era el atractivo de las películas.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.