Reseña a la película "One night in Miami" debut como directora de Regina King, presentada en TIFF 2020.
One Night in Miami es el debut como directora de Regina King. La noche del 25 de febrero de 1964 es la noche en que el joven Cassius Clay gana la división de peso pesado al derrotar a Sonny Liston; la directora aprovecha esta victoria como una oportunidad para imaginar un encuentro entre los cuatro hombres afroamericanos más importantes de la época, basado en la obra de Kemp Power.
Pero antes de este encuentro, la película permite cuatro episodios cortos que nos presentan a estos cuatro hombres no como íconos, sino como personas a las que se les dice repetidamente que, como negros, no encajan en la sociedad de la época, aun siendo famosos e influyentes dentro de sus carreras. Sam Cooke (Leslie Odom Jr.), el cofundador de la música soul, ignorado y abucheado por el público blanco, a pesar de ser uno de los músicos más exitosos de su tiempo. La situación es similar para Jim Brown (Aldis Hodge), quien es considerado el mejor jugador de fútbol de su tiempo y todavía no se le permite entrar a la casa de su antiguo entrenador porque los negros no pueden entrar. Al igual que Brown, el éxito deportivo protege al joven Cassius Clay (Eli Goree), pero la prensa está al acecho, atento a cualquier error que este cometa. Y ni que decir de Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), cuyo papel en la Nación del Islam está siendo seguido de cerca por el FBI.
Dos de los cuatro hombres morirán un año después. Cassius, planea anunciar públicamente al día siguiente que se unirá a la Nación del Islam y se hará llamar Muhammad Ali, y como mencioné acababa de ganar su título de campeonato, pero en lugar de ir a celebrar en una gran fiesta, los hombres se sientan encerrados en la habitación del hotel de Malcolm X con helado de vainilla y mirándose a la cara, su amistad ha crecido con los años. Se respetan, aunque no puedan ser más diferentes, porque una cosa es cierta: solo se tienen a sí mismos y todos están en peligro, porque nada es más odiado en Estados Unidos que un hombre negro, educado y exitoso.
Y así esta noche gira en torno a muchos temas, pero sobre todo la libertad y la lucha por los derechos civiles. Aquí es sobre todo Malcolm quien incita a los demás una y otra vez y también los ofende porque los ve como armas poderosas para el movimiento de derechos civiles. Pero Jim, Cassius y especialmente Sam no quieren ser armas. One Night in Miami es un encuentro imaginario de estos cuatro gigantes de la historia afroamericana y permite una visión fundamentada y, sobre todo, diferenciada del movimiento de derechos civiles, pero también de las luchas y movimientos de libertad individual. Algo que aún continúa en pleno 2020.
One Night in Miami es una pieza política de representación para el cine, que todavía está luchando por retratar a los no blancos fuera de los papeles cliché. Por otro lado, la película de Regina King también es un trabajo informal, a veces un poco demasiado pausado, que da tiempo y espacio al pensamiento y la narración diferenciados. El hecho de que la película no supere su calidad teatral es lamentable en algunos lugares, ya que todo parece muy ensayado y un poco anémico. Más espacio para los experimentos y, sobre todo, para el desarrollo de los propios personajes definitivamente habría hecho mejor resultado. Se necesita paciencia. Y aun así merece la pena, porque sobre todo Lesli Odom y su Sam Cooke y Ben-Adirs como Malcolm X lo dan todo para llenar de ambivalencias a sus personajes, pero sobre todo de pasión, salvando repetidamente la película de la monotonía, acomodando una lección de historia brillante y nunca antes vista en el cine.
Cuando los actores aprovechan la oportunidad de dirigir sus propios proyectos, por lo general después de un cierto pico en su carrera o un aumento de su popularidad e incluso como un novedoso proyecto de vanidad, el resultado final suele ser muy estilizado como un homenaje o un escaparate repleto de estrellas para las facetas más visibles y familiares de la cinematografía. El debut como directora de Regina King no presenta ninguna de estas locuras en una presentación significativa y empática de cuatro aclamados notables que desafían los conceptos de cada uno sobre cómo hacer avanzar no sólo su propia posición, sino también la de su comunidad.
En el centro de sus discusiones en esa larga noche de eventos y recuerdos imprevistos, está el racismo en los años 60 en Estados Unidos, que también se ve afectado por líderes carismáticos afroamericanos como ellos. Humanidad, rigor y talento se alternan en las animadas discusiones que los encuentran protagonistas, aunque el enfrentamiento más acalorado es el entre Malcolm X y Sam Cooke quienes mantienen posiciones opuestas sobre algunos temas fundamentales, aunque básicamente están unidos por una amistad de varios años y es allí donde sus personajes se moldean, se acoplan y aceptan sus ideas, aun sin compartirlas.
One Night in Miami es una película que no esconde sus imperfecciones, especialmente a raíz de la elección de la forma estática de una narrativa forzada entre cuatro paredes, pero también es un drama elegante que gira en torno a la actuación de sus protagonistas, empujándonos a reflexionar sobre qué tan importante es el color de tu piel o tu preferencia sexual.