Reseña a la película "Cuties" de Maïmouna Doucouré, en streaming de Netflix. ganadora en Sundance.
Resulta incuestionable la importancia del cine, y del arte, para realizar crítica social sobre aspectos que afectan directamente a nuestra realidad y contexto social. A lo largo de la historia de la industria, muchos cineastas han decidido plasmar en sus obras algún tipo de mensaje que invite a la reflexión y a cuestionar ciertos temas. Desde ideologías políticas hasta temas sociales, el cine siempre ha sido un medio desde el cual se busca hacer pensar a la audiencia sobre tópicos de la vida cotidiana.
No obstante, el puro hecho de criticar, no necesariamente es garantía de que vaya a salir bien o de que el mensaje llegue a calar en la audiencia. Más importante que abordar los temas, resulta determinante la forma en la que se hace. Y no se trata de si tal o cual situación hay que abordarla con humor o con drama, se trata de que los elementos narrativos y visuales de una producción estén encaminados a un mismo rumbo. El objetivo es que cada decisión vinculada con el tema a cuestionar aporte al trasfondo y contexto que se quiere representar y de esa manera darle más fuerza a la crítica.
Así, pues, cuando se dio a conocer que el filme Cuties sería una crítica a la hipersexualización en la industria, logró la atención de un buen público. Añadido a esto, su directora, Maïmouna Doucouré, se hizo acreedora al premio a Mejor Dirección en el festival de Sundance. Todo eso ocasionó que un gigante como Netflix decidiera distribuir la cinta. Dada la naturaleza del tema a tocar y, especialmente, la elección del casting, desde el principio de su campaña promocional empezó a rondar el escepticismo con respecto a la película; pero, una vez visto el film, todo puede resumirse en que no es crítica de nada y si en un remoto caso lo fuese, es una crítica vacía e insulsa que no aporta absolutamente nada.
Durante sus más de 90 minutos de duración, Cuties es una sucesión de despropósitos en todos los sentidos. A nivel narrativo, se nos sitúa en un contexto muy concreto: la protagonista es una niña llamada Amy (Fathia Youssouf) de ascendencia musulmana que vive con su familia en París y que todo el tiempo ha demostrado que las costumbres y tradiciones familiares, no le interesan.
Su familia vive una situación tensa debido a la poligamia presente en dicha cultura. Su padre se ha marchado en busca de una segunda esposa y eso ha supuesto un golpe emocional traumático para su madre; pero, tiene dos hijos a los que sacar adelante, así que trata de establecerse como una mujer fuerte y que ha decidido sobreponerse a todo, pero es que esa decisión es más bien resultado de ser parte de una cultura en donde las mujeres deben soportarlo todo porque sí y ya. Un contexto cultural que no permite que la figura de la mujer llegue a sentirse insegura o agobiada por sus propios problemas. Se ha criado en un entorno que relega la figura femenina a un rol secundario y ahora que se ve en la situación de que el padre de sus hijos se ha ido a buscar a una mujer más jóven y no sabe cómo manejarlo.
La parte vinculada con los problemas emocionales de la madre de Amy es quizás el punto más interesante de la película, pero su directora, Maïmouna Doucouré, decide no hacer nada con todo eso. Principalmente porque la historia que quiere contar no es esa, desde el principio ella ha manifestado que su cinta se enfoca en criticar la sexualización en pre adolescentes. Es muy respetable, cada cineasta cuenta la historia que quiere contar y centra su narrativa en lo que considere conveniente, pero no puede evitar quedar la sensación de que todo esa trama de la madre podría haber contribuido a que la película fuese más sólida.
Por su parte, en cuanto al argumento central se trata, tenemos a una niña de once años proveniente de un hogar en problemas y que se acaban de mudar. El devenir de los acontecimientos la lleva a relacionarse con un grupo de niñas que resultan ser el arquetipo de pre adolescente problemático con problemas de disciplina y personalidad. Esto lleva al tan controversial concurso de baile en donde las niñas deciden participar usando el estilo tweark. Por el camino, se van dando las situaciones que dan lugar a la hipersexualización y es ahí dónde están los puntos más cuestionables de la película.
Hay una cantidad excesiva de planos completamente innecesarios, escenas enteras de las niñas en situaciones excesivamente explícitas y en ningún caso están sirviendo de crítica de nada, simplemente están por estar. No contribuyen a la narrativa que se pretende desarrollar, no enriquece el apartado visual y no refuerza la crítica que se pretende hacer. Son secuencias que resultan desagradables de ver debido a lo sugerente de las mismas y a que se tratan de niñas de once años. En términos generales, la fotografía de la película tiene algunos detalles interesantes, pero todo esto se diluye en un festival de planos y movimientos de cámara que nadie puede sentirse cómodo al verlos.
Poco a poco la trama y el mensaje se van difuminando hasta llegar a un cierre con un mensaje basado en que los niños siempre requieren la supervisión de los adultos, pero la película falla hasta en eso. Más allá de que ese mensaje no es del todo cierto, en el contexto de la película no tiene sentido y no encaja en la situación familiar de cada una de las protagonistas, es como si el film intentase sabotearse así mismo y llega a aplastar la intención de criticar un tema que es tan controversial como presente en la industria. Cuties es una película que no es recomendable ver. No funciona ni siquiera como simple entretenimiento.
https://www.youtube.com/watch?v=M0O7lLe4SmA