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✝D I O S✝

"...Los hombres nacen para jugar. Para nada más.

Cualquier niño sabe que el juego es más noble que el trabajo. 

Y sabe que el incentivo de un juego no es intrínseco al juego en si

sino que radica en el valor del envite.

Los juegos de azar carecen significado si no media una apuesta.

Los deportes ponen en juego la destreza y la fortaleza de los adversarios

y la humillación de la derrota y el orgullo de la victoria son en si mismos apuesta suficiente (...)

Pero ya sea de azar o de excelencia, todo juego aspira a la categoría de guerra,

pues en esta el envite lo devora todo, juego y jugadores..."

The Last Dance no pudo haber caído en nuestras manos en un momento más oportuno.  Escribo estas palabras el 18 de Mayo de 2020.  El mundo se ha parado. No, no empezó la 3era Guerra Mundial. No es eso. Es algo mucho peor (parezco el teaser de TENƎꓕ). Le dicen Coronavirus, otros COVID-19 y algunos, como yo, simplemente lo despreciamos con este mote: el bicho. La cuestión es que esta plaga ha afectado TODO. Y a TODO lo ha parado (como bien ha afirmado Slavoj Zizek, pareciera que la pandemia es un golpe al capitalismo a lo Kill Bill: por puntos, hasta que explote el corazón). Industria, comercio, turismo, espectáculos (¿será este el golpe final a la experiencia cinematográfica?) y, también, para gran pesar de muchos (me incluyo), los deportes. En el caso de la NBA, la pelota Spalding dejó de picar la noche del 11 de Marzo de este año. Por mi parte, estaba viendo Denver Nuggets vs Dallas Mavericks, y mientras me enteraba del positivo de Tom Hanks, y reflexionaba sobre el Travel Ban de Trump a Europa, veo a Mark Cuban (dueño de los Mavericks) correr de aquí para allá señalando algo en su celular. Se trataba de la noticia del positivo de Rudy Gobert, jugador francés de los Utah Jazz. El parón, lamentablemente, era obligatorio. Pero esto no detuvo a ESPN y a Netflix, que tenían preparado lanzar The Last Dance para las Finales NBA de Junio, sino que el director Jason Hehir aceptó valientemente la misión de tener la docuserie finalizada para mediados de Mayo (los primeros capítulos ya estaban listos y tuvieron su estreno el 19 de Abril).

Los fanáticos del deporte, estábamos agradecidos. Las más de 500 horas de material fílmico a las que Michael Jordan y los Chicago Bulls habían dado acceso en la temporada 97-98 al fin verían la luz del día, ya que dichas filmaciones no tenían la autorización de hacerse públicas hasta que MJ diera su visto bueno. Dicha aprobación se dio en Junio de 2016, unos días después de que los Cleveland Cavaliers de LeBron James se proclamarán campeones de la Liga al derrotar a los todopoderosos Golden State Warriors de Stephen Curry. Si la decisión de MJ fue para callar a los fans de LeBron (que ya lo catapultaban como "el mejor de la Historia") o para demostrar que sus Chicago Bulls seguían siendo el equipo más grande que había pisado una cancha de parquet (Golden State había roto el récord de victorias de Chicago en la temporada regular 2015-16), no lo sabemos con seguridad...lo cual es mentira. Obviamente era para matar a los dos pajaritos...de un solo tiro. Y en estos tiempos de tanta desesperación mundial (y sobretodo Estadounidense), nuestros ojos se volcaron a uno de nuestros últimos Dioses vivientes en busca de esperanza...o como dijo David Ehrlich: "Que alguien le diga a Michael Jordan que el Coronavirus dijo que era mejor que él".

EL ORIGEN

Michael Jordan no fue siempre el mejor. Fue cortado del equipo de Secundaria al que concurría en su primer año y decidió ese verano de fines de los 70s (con el apoyo de su familia y un importante estirón de crecimiento) que eso NUNCA pasaría de nuevo. Como aprenderemos en el correr de los capítulos, lo peor que se le podía decir a Mike era que NO podía hacer algo. Grave, grave error. Sus talentos lo llevaron a la Universidad de Carolina del Norte, dónde logró un campeonato de la NCAA en 1982, gracias a un tiro ganador suyo en los últimos segundos, en una apretada final contra el Georgetown de Patrick Ewing. En 1984 se inscribió en el Draft de la NBA y fue el 3er elegido del evento por los Chicago Bulls, ya que los Houston Rockets se decantaron por otro grande de la Historia, como es Hakeem Olajuwon, en el número 1, y los Portland Trail Blazers, que ya tenían a un muy buen escolta como Clyde Drexler, eligieron al pivot Sam Bowie en el segundo lugar...pobres diablos.

Unas semanas más tarde representaría a USA en los Juegos Olímpicos de Los Angeles de 1984, logrando así su primera medalla de oro y empezando a destacar como uno de los mejores jugadores del mundo. Para su pesar, lamentablemente, los Chicago Bulls eran uno de los peores equipos de la Liga. Inundados en fiestas con drogas y prostitutas, a los compañeros de MJ no parecía importarles mucho "ganar" antes de que el muchacho de Carolina del Norte cayera en la Ciudad de los Vientos.  Su primera temporada en 1985 finalizó con el premio consuelo a Novato del Año...pero la llegada de un nuevo y ambicioso General Manager quizás podía cambiar el rumbo de la franquicia...

EL VILLANO

Jerry Krause nunca pudo tolerar a la Santísima Trinidad de Jordan, Pippen y Jackson. En su momento se filtró parte de una entrevista en la que supuestamente argumentó: "los jugadores no ganan los campeonatos...son las organizaciones". Para peor, su relación con el entrenador Phil Jackson era cada vez más tensa, así que al finalizar la temporada 96-97, se le avisó al Maestro Zen que era su último año en Chicago, sin importar si ganaba los 82 partidos de la temporada. Esto hizo que las cosas se complicarán aún más con MJ, que una y otra vez declaró: "no voy a jugar para otro entrenador que no sea Phil Jackson". A su vez, Jordan siempre había dudado de las intenciones de Krause desde su segunda temporada, que no pudo comenzar peor, cuando el 23 se rompió el pie apenas iniciado el campeonato. Krause y el resto de la organización querían que MJ no regresara, para así permanecer con un peor récord y obtener mejores chances en el Draft del próximo año.

MJ pensaba distinto y volvió en el último tramo de la temporada regular para clasificar a Chicago a los playoffs, donde chocarían con los Boston Celtics de Larry Bird, solo para ser barridos 3 a 0, con el asterisco de que Jordan anotaría 63 puntos en el segundo juego de esa serie, haciendo que el legendario Bird dijera al finalizar el encuentro: "era Dios disfrazado de Michael Jordan". The Last Dance tendrá otros villanos en el correr de la docuserie, pero ninguno tiene el peso final que tendrá Krause bajo todo el asunto que da título a esta epopeya, ya que el baile fue el último debido a su arrogancia, egoísmo y ambición. Si no que le pregunten al Robin de Batman...

EL COMPINCHE

Scottie Pippen es el más grande secundario de la Historia de los deportes de equipo. NADIE aceptó su lugar y complementó tanto a su plantel siendo la sombra de la estrella como lo hizo el alero de Arkansas, además de ser uno de los jugadores más versátiles que se hayan visto en una cancha. Scottie hacía todo. En su mejor momento aportaba entre 19 y 22 puntos por partido, con el agregado de ser un muy buen rebotero, pasador y, sobretodo, defensa, que haría de los Bulls de los 90s uno de los grandes equipos defensivos de la Historia de la NBA. Lamentablemente, Pip había firmado en 1991 uno de los peores contratos que se hayan visto en el deporte Estadounidense.

Recibiría 18 millones de dólares por 7 temporadas, lo que para un jugador de la talla del 33 de los Chicago Bulls era algo totalmente injusto, y lo convertía en el sexto mejor pagado del equipo y el 122° en toda la NBA. Si bien es cierto que su liderazgo y compañerismo fue muy cuestionado en algunas ocasiones (una migraña por ahí, otro berrinche egoísta por allá), y que en múltiples oportunidades exigió un traspaso de equipo, la grandeza de Pippen es incuestionable y es parte vital de la dinastía de la franquicia en los 90s.

EL BAD BOY

Dennis Rodman era la pieza que les faltaba a los Chicago Bulls de 1995 para convertirse en el mítico equipo que ganó 72 de los 82 partidos de la temporada regular 95-96. Era un defensa brutal, capaz de mantener a jugadores tan distintos como Magic Johnson o Shaquille O'Neal en 0 puntos en alguna ocasión, además de tener un talento casi sobrenatural para capturar rebotes. Sus excéntricos comportamientos, tanto adentro (patear reporteros, sacar de quicio a varios jugadores) como afuera de la cancha (el pelo teñido, los tatuajes, los piercings, sus relaciones sentimentales con Madonna o Carmen Electra) lo hacían un verdadero cimarrón de la NBA. Pero existieron dos hombres que lo supieron domar: Chuck Daly y Phil Jackson.

Este último sabía que alguien tan incontrolable como Rodman tenía que "distenderse" de vez en cuando, así que le permitió al Gusano irse de "vacaciones" 48 horas a Las Vegas en el medio del último baile que significaba la temporada 97-98. ¿El otro domador de Rodman? Chuck Daly es el arquitecto de otro de los grandes equipos en la Historia de la NBA...uno del que formó parte el joven Rodman...y que ocasionó más de un problema a MJ y compañía.

EL OBSTÁCULO

Los Detroit Pistons de fines de los 80s y principios de los 90s (los Bad Boys...para los amigos) fueron la gran bestia parda con la que MJ y los Chicago Bulls tuvieron que pelear (literalmente) para ser reyes del Este en la NBA. Además del entrenador Chuck Daly y el Gusano Dennis Rodman, los Pistons de esos años tenían al excelente escolta Joe Dumars (que en su momento fue proclamado por Jordan como "el mejor que me defendió"), el temible Bill Laimbeer (quizás el jugador más "sucio" en la Historia de la NBA) y, por supuesto, el General Isiah Thomas, un guerrero de "solo" 1.85 metros de estatura y 80 kilos, pero que era un león en el parquet.

Esos Bad Boys derrotaron a los Bulls en las Finales de Conferencia de los años 89 y 90 (además de las Semifinales del 88), creando algo que se dio conocer como las "Reglas de Jordan", un mandamiento defensivo que básicamente instruía que "si Jordan penetra, hay que bajarlo...sea como sea"). Pero la ofensiva triangular de un relativamente joven y casi hippie entrenador que hacía sus primeras armas en la NBA iba a volver más fuerte que nunca en 1991.

EL MAESTRO ZEN

Phil Jackson es (con el permiso del mítico Red Auerbach) el mejor entrenador de la Historia de la NBA. Sus 11 anillos de campeonato (6 con los Bulls de MJ, 5 con los Lakers de Kobe Bryant) lo comprueban. Logró esto siguiendo las filosofías orientales, haciendo que sus equipos meditaran, practicaran yoga o siguieran antiguos rituales nativo-americanos. Fue un buen jugador, que militó en los gloriosos New York Knicks de los 70s, ganando dos campeonatos en 1970 y 1973. Más tarde entrenó en Puerto Rico y en la última parte de los 80s fue asistente de Doug Collins, el entrenador de los Chicago Bulls hasta 1989. Al perder las Finales de Conferencia de 1990, Jordan y compañía juraron vengarse de los Detroit Pistons. MJ ganó 7 kilos de músculo, la ofensiva triangular de Jackson funcionó a la perfección y los Bulls no solo barrieron a los Bad Boys en las Finales de Conferencia de 1991 (inolvidable el infame "no-saludo" de los Pistons al perder en su cancha), sino que también lograron su primer campeonato al derrotar a los Lakers de Magic Johnson.

El Reino del Terror de Michael Jordan comenzaba. Un año más tarde la hegemonía de los Bulls continuaría con un segundo título en 1992. En esta ocasión la víctima fue Clyde Drexler y sus Portland Trail Blazers, que solo pudieron observar como el "mal tirador" MJ los apuñalaba con 8 triples en la primera mitad de uno de los juegos y se alejaba con un simple gesto como diciendo: "¿y qué queres que haga?".

EL DREAM TEAM

Lo primero que le dijeron a Michael Jordan en Junio de 1992 tras preguntarle si aceptaba formar parte del Dream Team que competiría en los Juegos Olímpicos de Barcelona fue: "no te preocupes, el tipo con el que no queres jugar no está". Ese tipo era Isiah Thomas y si bien se culpó a su "no-saludo" a los Bulls en 1991 como la principal razón de su ausencia, lo cierto es que Isiah también tenía problemas con Magic, Bird, Barkley y Malone, además de MJ, ya que el juego duro de los Bad Boys había ocasionado roces y peleas con casi todos los equipos de la Liga, y eso caía en los hombros de Zeke, que era el líder y la cara visible de esos Detroit Pistons.

El Dream Team es el ensamblaje de jugadores más dominante de la Historia de los deportes de equipos. A no ser por el universitario (pero de carrera NBA decepcionante) Christian Laettner, los 11 jugadores restantes bajo la dirección técnica de Chuck Daly eran Top 15 NBA y varios de ellos estaban en el mejor momento de sus carreras. Esos Juegos Olímpicos convirtieron a Michael Jordan en una estrella mundial, un icono global que expandiría el deporte del Basketball por todo el mundo. Inolvidable la entrega de las medallas, en las que MJ (fiel a Nike) tapó el logo de Reebok con la bandera de los Estados Unidos.

EL GORDO

El goleador de ese Dream Team y flamante incorporación de los Phoenix Suns fue Charles Barkley. Su gran performance en esa temporada 92-93 le valió el premio al Jugador Más Valioso...algo que MJ no iba a perdonar. Los Bulls derrotaron 4 a 2 a Phoenix en 6 partidos en los que, si bien Jordan promedio 41 puntos, incluidos 55 en el cuarto juego, cifra aún récord en la NBA, un héroe improbable aparecía para cerrar la serie con un tiro en los últimos segundos: John Paxson. Barkley, uno de esos gladiadores que siempre confió en que era el más duro del barrio, solo pudo confesar: "fue la primera vez que me di cuenta que había otro tipo mejor que yo". Durante toda esa post-temporada MJ fue acosado por los medios que cuestionaban su gusto (y abuso) de apostar, pero eso no lo sacó de su concentración y enfoque, si bien al conseguir ese tercer campeonato consecutivo, estaba física y mentalmente exhausto. Lamentablemente, a ese gasto tanto de la mente como del cuerpo, un golpe brutal y trágico estaba a punto de ocurrir en el corazón del más grande de todos los tiempos.

EL ÁNGEL DE LA GUARDA

El 23 de Julio de 1993, James R. Jordan, padre de MJ, fue asesinado a tiros en Carolina del Sur. La muerte destrozó al 23 de los Bulls, que tras algunas semanas de reflexión, decidió retirarse de la NBA para cumplir uno de lo sueños de su padre: jugar al béisbol. James lo era todo para MJ. Cuando era cuestionado de dónde había sacado su mentalidad ganadora y su ejemplar ética y disciplina de trabajo, la respuesta de Michael siempre era la misma: "De mi padre". Cuando se sumergía en su trabajo, James era muy observado por Michael cuando este no era más que un niño pequeño, y el hijo empezó a imitar el gesto paterno de sacar la lengua para centrar y enfocar su concentración. Ese símbolo (Jordan y su lengua para fuera) se volvería una señal de terror para el mundo deportivo en las décadas venideras.

EL RETIRO

El 7 de febrero de 1994, Jordan anunció que se iba a presentar a los entrenamientos de los Chicago White Sox, equipo de la MLB que también era propiedad de Jerry Reinsdorf, dueño de los Bulls. Aunque su viaje sería con los Birmingham Barons, equipo de las ligas menores y afiliado a los White Sox. Como a todo en su vida, le puso pasión, un enorme trabajo y una búsqueda por competir y superarse para demostrar que estaba a la altura. Se metió de lleno en la dinámica del equipo, se entrenó para superarse, convivió con las críticas de la prensa especializada de la época y fue uno más, cuando parecía imposible pensarlo así...pero el bichito del amor a la pelota naranja seguía picando fuerte y MJ (momentáneamente con la 45) volvió al parquet en Marzo de 1995.

EL GUANTE

Tras ser eliminados en los Playoffs de 1995 por los Orlando Magic de Shaquille O'Neal y Penny Hardaway, Jordan decidió entrenar desde el día 1 después de ser eliminado en la post-temporada. Filmó Space Jam mientras en sus ratos libres jugaba partidos con estrellas de la NBA en una cancha que Warner Brothers le había confeccionado para su uso personal cerca del set de rodaje. Los Bulls firmaron una de las mejores temporadas en la Historia de la NBA (72-10) y derrotaron, no sin dificultad, a los Seattle Supersonics de Gary Payton, el cual argumenta en The Last Dance que si su entrenador George Karl le hubiera permitido marcar al 23 desde el inicio de la serie, el resultado quizás no hubiera sido el mismo...lo que provoca uno de los grandes momentos de la docuserie al ver la reacción de MJ ante el atrevimiento de Payton, un defensa tan tenaz y pegajoso que era llamado el Guante. Ver la catarsis de Jordan al ganar su 4to campeonato en el Día del Padre, mientras llora tirado en el piso del vestuario, es otro de los momentos grandes de la propuesta de Hehir.

EL ENVENENAMIENTO

La temporada 96-97 (y toda la ÉPICA en la historia de Michael Jordan) tienen una página totalmente memorable en el juego 5 de las Finales que enfrentaban a los Bulls con los brillantes Utah Jazz del dúo dinámico conformado por John Stockton y Karl Malone. Durante más de dos décadas, el vibrante encuentro fue conocido como The Flu Game (el Juego de la Gripe) tras una estoica, valiente y sobrehumana performance de 38 puntos de Jordan mientras sufría los síntomas de un virus. Pero en The Last Dance, tras años de silencios y especulaciones (algunos decían que MJ tenía resaca) al fin sabemos la verdad: no fue un virus, fue comida envenenada, más precisamente, una pizza. El resultado, desgraciadamente para los fans de Utah, fue el mismo de siempre, una nueva victoria de Chicago con un tiro en el último segundo, esta vez, y como John Paxson en el pasado, de la mano de un genial Steve Kerr, cuyo conmovedor background es uno de los grandes descubrimientos de la docuserie, por lo menos para quien escribe.

EL TIRADOR

Llegamos a la última temporada de MJ vestido de rojo, más precisamente, las Finales de Conferencia de 1998. Pocos equipos le dieron tantos problemas a los Bulls como los Indiana Pacers de Reggie Miller, uno de los mejores francotiradores que hayan pisado el parquet. Se necesito un juego 7 para definir las cosas, tras 6 arduas batallas tanto en Chicago como Indiana. En el banquillo rival, un viejo zorro conocido, Larry Bird, elegido Entrenador del Año, ansía terminar el Reino del Terror Jordanesco para así traer un anhelado título a su estado natal de Indiana, uno de los lugares con más amantes del basketball en los Estados Unidos. En el último cuarto parecía que los Pacers iban a lograr lo que nadie había podido hacer antes, pero una gran arremetida de Chicago en los últimos 6 minutos, gracias a anotaciones importantes de Kerr y una defensa totalmente implacable de Jordan sobre Miller (al que dejó en 0 puntos en los últimos 12 minutos), hizo que, nuevamente, los Bull de MJ se reencontraran con Utah, la más fea de las hermanas...para un último baile.

DIOS

Todavía recuerdo ese 14 de Junio (63° aniversario de mi abuela) de 1998. Era el 6to partido de las Finales de la NBA y Chicago lideraba la serie con Utah 3 a 2. Las dos opciones eran simples: si ganaba Chicago, era el sexto campeonato para los Bulls, si pasaba lo contrario, Utah forzaba un séptimo partido y definiría en casa. Mi abuelo y yo (que con 6 años no entendía mucho de lo que estaba pasando) nos quedamos hasta pasada la medianoche para ver el desenlace de la historia. La victoria de Utah era inminente, controlaban el marcador del partido y Scottie Pippen, que había lesionado su espalda al realizar una hundida en la primera jugada ofensiva del partido, estaba siendo más una carnada para la defensa de Utah y el alivio de MJ, que propiamente una amenaza para el equipo liderado por Stockton y Malone.

"Algo va a hacer...algo va a hacer Jordan" me decía mi abuelo y es ahí, entonces, cuando los Jazz ganaban por 3 puntos que ocurre (como dice el relator Bob Costas en la docuserie) "una de las más grandes secuencias deportivas que vayas a ver". Jordan penetra por el sector derecho de la defensa de Utah y anota rápidamente un tiro usando la tabla. Diferencia de uno. Avanza Utah con Stockton, que pasa a Malone (marcado por un fiero Rodman) posteado a la izquierda del aro. Y es entonces cuando aparece MJ, robando la pelota de las manos del Cartero. El 23 se va al sector izquierdo de la defensa local. 15 segundos. 10 segundos. Jordan penetra ante la férrea marca de Russell, pero al frenarse sabe que su marcador seguirá de largo. Russell resbala. MJ se suspende en el aire. El resto es HISTORIA...y mi abuelo levanta los brazos.

Uno termina lleno de admiración y miedo The Last Dance. Admiración porque estamos ante un gran raconto de la carrera del mejor atleta en la Historia de los deportes de equipos. Si, sepan disculparme, pero ni Pelé, ni Maradona, ni Tom Brady, ni Wayne Gretzky son comparables a Michael Jeffrey Jordan, solo Mohammed Alí (o pregúntenle a Mike Tyson sino). Un competidor implacable, que se superó a si mismo y a todos los demás, dejando todo su ser en cada partido. Como si fuera el último. El miedo, por mi parte, viene de otro lado. En un momento de la serie, el ex-presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se lamenta de lo "poco activo" que era políticamente hablando, MJ. Permitanme dar mi opinión personal. Obama no puede estar más equivocado. Michael Jeffrey Jordan hubiera sido el político más sanguinario en la Historia Estadounidense (y esos no escasean en el Norte...). Tuvimos suerte que no hizo servicio militar, o estaríamos hablando del más despiadado de los Generales a cargo del más grande abastecimiento armamentístico del mundo. Deberíamos agradecer a James y Deloris su crianza llena de amor y cariño en Wilmington, Carolina del Norte...ya que guiaron todos los impulsos asesinos del psicópata más gigantesco que las competiciones jamas hayan visto...en encestar la pelota en un cilindro...BREAK.

"...Esta y no otra es la naturaleza de la guerra,

cuya apuesta es a un tiempo el juego y la supremacía y la justificación.

(...) La guerra es la forma más pura de adivinación.

(...) La guerra es el juego definitivo.

(...) La guerra es Dios.

Blood Meridian (1985)

Cormac McCarthy

 

Acerca del Autor

Juan Manuel Fábregas

Uruguayo. Gran creyente de la Iglesia de Paul Thomas Anderson. Crítico de Cine y Realizador desde 2013, escribiendo para publicaciones y revistas como RouMovie.com, Cartelera.com.uy y Gorosito.Tv.

Email: fabregasmendiburu@gmail.com
Tel: +598 91 311 263