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El eterno dilema de las adaptaciones de videojuegos en el cine

Escrito por Keveen Argueta

Los videojuegos llevan ya varias décadas entre nosotros y desde finales de los años ochenta la industria del cine ha intentado aprovechar la popularidad del medio realizando adaptaciones de los juegos que más éxito tienen. Lastimosamente, la gran mayoría de veces, la película no solo es de calidad cuestionable, además no respeta nada de la identidad de la franquicia que intenta adaptar. Dicho en otras palabras: muchas películas de videojuegos no tienen nada que ver con la obra que adaptan. Muchos son los motivos para que esto se dé, pero el dilema eterno radica en que los responsables de dichos proyectos cinematográficos no tienen claro que son medios completamente diferentes.

Sobre el papel el evidente que un videojuego y una película son dos productos audiovisuales completamente diferentes y no refiero únicamente a la interactividad. También es importante considerar que cada uno cuenta con sus propias herramientas narrativas y siempre ha habido dificultad a la hora de trasladar la narrativa de un medio a otro.

Por ejemplo, el caso de una de las franquicias más conocidas: Mario Bros. El videojuego cuenta con una narrativa muy simple: llegar al final del nivel, entrar al castillo, vencer al enemigo de turno y descubrir que la princesa no está ahí. Luego el ciclo se repite una y otra vez hasta que encontramos a la doncella. Por el camino, nos topamos a los enemigos y otros personajes secundarios que con decir un par de líneas atraen nuestra atención. Es todo muy sencillo, muy simple. ¿Qué hizo la adaptación? Pues todo lo contrario: presentó un universo que nada tenía que ver con el mundo del juego, planteó un trasfondo y un contexto a los personajes que no se corresponde ni por cerca al del videojuego.

La versión fílmica del videojuego no aporta nada al universo de la franquicia y al final del día se debería tratar de eso: de crear una especie de universo expandido. Si bien es cierto que en cuanto a guión la obra original es un tanto escueta, también eso debería poderse canalizar debido a las posibilidades que eso ofrece. Y así como el caso de Mario Bros. existen muchos casos de adaptaciones en las cuales el juego no es que tuviese un guión muy nutrido que adaptar y filmes como Sonic The Hedgehog se limitan a solo intentar ser entretenidas y ya, la película del erizo lo consigue, pero la mayoría no.

Si nos vamos al terreno de obras con un guión más elaborado, por ejemplo Tomb Raider, la versión de 2013, Silent Hill o Resident Evil, los resultados no son muy diferentes. En el caso de las aventuras de Lara Croft, si bien el argumento del juego tenía cierta sustancia, la ejecución del mismo dejó la sensación de que pudo ser más, lo mismo ocurre con la película protagonizada por Alicia Vikander. El caso de Silent Hill, según la opinión popular es la mejor adaptación de un juego que se haya hecho, es cierto que respeta el material original, el guión, la atmósfera y el contexto; pero por más que lo intente, no logra transmitir lo mismo que el título lanzado para PlayStation. Es una buena película, pero siento que no logra captar la esencia del videojuego. También es cierto que en cuanto a adaptaciones se refiere, sea libro, cómic o videojuego, conocer el material original hace que se juzgue la película con otros ojos.

Tras tantos años y muchos proyectos de por medio, el gran dilema radica siempre en lo mismo: no comprender la naturaleza de los medios. Cada uno tiene sus propias características, su propio lenguaje y su propia narrativa. El trabajo de adaptación encontraría un buen camino si apostase por algo más que lucrarse del nombre de una franquicia o si intentan aspirar a algo más que solo a ser una película medianamente entretenida. El camino del videojuego al cine ha sido un tanto accidentado, no obstante, el trayecto del cine al videojuego ha sido bastante más gratificante, pero esa es una historia para otro día.

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Keveen Argueta