La serie de fantasía juvenil Doctor Dolittle del autor británico Hugh Lofting, publicada por primera vez en 1920, no es tan popular como lo fue una vez entre el público infantil. Las obras bastante pintorescas del autor son mejor conocidas en estos días por inspirar el musical de 1967 de Rex Harrison sobre un doctor que podía caminar y hablar con los animales, gruñir, chillar y graznar. La película fue una notoria bomba de taquilla que devolvió menos de la mitad de su extravagante presupuesto y dejó a su paso 200 millones de dólares en mercancía no vendida. Los libros también sirvieron como una débil inspiración para el éxito de Eddie Murphy en 1998, Dr. Dolittle, que tuvo la suficiente importancia como para requerir cuatro secuelas (la mayoría de las cuales fueron directamente a vídeo y no protagonizadas por Murphy). Ahora, Universal Pictures trata de revivir la franquicia para una nueva generación.
La película llega por cortesía del escritor y director Stephen Gaghan (quien escribió Traffic y Syriana); Robert Downey Jr. (ansioso de otra franquicia) protagoniza la película como el doctor titular de los animales. Es la adaptación libre del libro de Lofting de 1923 The Voyages of Doctor Dolittle (con el cual comparte un puñado de personajes y poco más), la película comienza presentándonos al joven británico Tommy Stubbins (Harry Collett). Mientras estaba en una expedición de caza con su tío, el joven Tommy hiere accidentalmente a una pequeña ardilla. Animado por un loro que habla, Tommy es conducido a través del bosque a la mansión destartalada del infame Dr. Doolittle. Parece que, tras la desaparición de su amada esposa en uno de sus muchos viajes marítimos, Doolittle se retiró de la sociedad y dejó de tratar a los animales en su extenso hogar y reserva natural.
Animado por el valiente joven (y sus amigos animales), Dolittle acepta salvar a la pequeña ardilla con su genio médico. Esta racha de altruismo, ahora poco frecuente, no anima a Dolittle a ayudar a su otra visitante inesperada, una joven llamada Rose (Carmel Laniado). Parece que Lady Rose necesita la colaboración del buen doctor para ayudar a la gravemente enferma Reina Victoria (la actriz y cantante irlandesa Jessie Buckley). Gracias a un poco de conveniencia legala/de narración (Dolittle perderá su casa si la reina expira), el médico gruñón finalmente consiente en dejar la seguridad y la soledad de su mansión y ver a la reina.
Por el bien de la trama de la película, sucede que la única cura para la reina es una fruta mágica que crece en una isla mágica en medio de la nada. Naturalmente, Dolittle y sus amigos animales (un loro obstinado, un perro miope, un pato con una sola pierna, un oso polar frígido, un gorila cobarde y un avestruz bocazas) se embarcan en una aventura. Por supuesto, Tommy, que sueña con ser el aprendiz del doctor, también lo acompaña.
Dolittle le da a Hollywood una amplia oportunidad de hacer lo que más le gusta: proyectar estrellas al azar como las voces de los animales animados. Para ello contamos con la colaboración de Emma Thompson, Rami Malek, John Cena, Kumail Nanjiani, Octavia Spencer, Tom Holland, Craig Robinson, Selena Gomez, Marion Cotillard y Ralph Fiennes. Todos ellos contribuyen con un par de risas inocentes, a ninguno se le exige que trabaje muy duro para ganarse el sueldo.
El guion (cortesía de al menos cuatro escritores), tampoco trabaja tan duro. Tiene todas las características esperadas y cuenta con la suficiente acción CGI como para que la historia se pueda contar bien en un tráiler. La trama es una mezcla habitual de encuentros episódicos, cada uno de los cuales contribuye con una pequeña pista a la localización del fructífero MacGuffin de la película. Además, hay un dragón, y también una cantidad decente de chistes dispensados por nuestra absurda colección de amigos animales parlantes, pero ninguno se construye con mucho esfuerzo y pocos, si es que hay alguno, se quedan en la imaginación.
Dolittle por lo menos mantiene las cosas en una quilla (en su mayoría) pareja, manteniéndose con algo del aspecto y la sensación de su material de origen, a diferencia de los recientes esfuerzos de Disney para darle vida a viejos cuentos de hadas (Oz el Grande y Poderoso, Maléfica), que son demasiado exagerados para parecer otra cosa que frenéticos e hiper producidos productos de dinero de estudio.
Esta es una película hecha para niños (o para los de niños de corazón), algunos adultos pueden encontrarla demasiado absurda, en este último es donde yo habito. La historia es tonta e hiperbólica. Las actuaciones son exageradas y poco creíbles. Sheen es un villano de arco con un bigote fino y rizado para demostrarlo, sabemos desde su presentación que este es el mero malo de la historia. Pero, al igual que la novela en la que se basa, Dolittle seguro que encantará a una nueva generación de niños dispuestos a emprender un viaje a un mundo mágico de animales parlantes y su héroe único.