Reseña a Just Mercy, con Jamie Foxx, Brie Larson y Michael B. Jordan, dirigida por Destin Daniel Cretton.
Just Mercy, se basa en el libro del mismo nombre escrito por el abogado y activista Bryan Stevenson, el cual cuenta la historia del compromiso cívico de Stevenson y sus primeros pasos cuando se graduó de abogado, mudándose a Alabama para ayudar a los reclusos condenados a la pena de muerte que no han tenido el debido proceso judicial.
Los dos casos centrales de la película son los de Walter McMillian (Jamie Foxx), detenido y condenado a muerte sobre la base de testimonios falsos y una ausencia casi total de pruebas, y Herbert Richardson (Rob Morgan), veterano de guerra víctima de un síndrome postraumático profundo cuyo caso ha sido abordado sin tener en cuenta los conocimientos psiquiátricos, ni su pasado al servicio del país.
Just Mercy pone al espectador frente a lo que puede parecer una trama ya vista, una historia dramática sobre la batalla contra el bárbaro sistema de justicia norteamericano y muy a menudo basada en instintos raciales, y formas de corrupción que abundan en las cortes legales, oscurecidas por una cultura tan arraigada en los sentimientos de odio y xenofobia, como para considerar la condena de hombres inocentes como una carga de sacrificio para equilibrar la tranquila vida del sueño americano. Y si, la película desafortunadamente cumple con eso prometido.
Mississippi Burning, con Gene Hackman y Willem Dafoe, habló de abominaciones similares y de cómo una parte de los Estados Unidos de América esconde un sentimiento de odio visceral hacia la comunidad afro estadounidense.
Desgraciadamente, Just Mercy echa a perder su impulso inicial y sólo se convierte en una especie de drama jurídico televisivo, en el que un caso judicial tras otro ayuda a explicar su largo metraje. Mientras tanto, el Stevenson de Jordan es demasiado sencillo, aunque demasiado exacto para un verdadero héroe del sistema judicial estadounidense. Sin embargo, la verdad y las películas no son lo mismo.
Sin embargo, las actuaciones secundarias son efectivas, como la de O'Shea Jackson Jr. como compañero en el corredor de la muerte, ofrecen un elemento profundamente conmovedor a Just Mercy, y lo salvan de su aparente destino de aburrimiento procesal. El director Destin Daniel Cretton (short Term 47) podría ser ocasionalmente más inventivo,pero basa su narrativa en el camino trillado que dramas posteriores han marcado.
Just Mercy podría hacer más para explorar los interesantes personajes que nos presenta. Pero la historia en sí misma es lo suficientemente convincente como para llevarla a cabo esta creencia, y Foxx pone en escena una personaje correcto, con ningun momento memorable, algo últimamente recurrente en su carrera.
Sin embargo, el problema de la América Blanca sigue presente en una sociedad que ha enfrentado este contraste durante mucho tiempo y que hasta hoy siempre ha encontrado fuertes opiniones, movimientos de protesta y la búsqueda de un antídoto, generando muchos otros contrastes ideológicos.
Una película basada en actuaciones llenas de decoro y respeto por actores formidables que han puesto el cine y su talento al servicio de un alto mensaje y que han construido, gracias a la historia de Bryan Stevenson, un antídoto contra la indiferencia y no otro grito de indignación. La presentación de estos personajes, es quizás el punto mas alto de la pelicula.
En los Estados Unidos de América los hombres siguen siendo condenados y muchos de ellos siguen siendo inocentes: todos los días se cometen tremendas injusticias contra hombres y mujeres negros considerados culpables por nacimiento y cuya única forma de sobrevivir es a menudo mantener la cabeza baja y esperar que todo esté bien.
Just Mercy es una pelicula mas acerca de la lucha racial que existe en el mundo, que si no fuere por su elenco de estrellas, pasaría sin pena ni gloria por las salas de cine de la época. Es mas, aun con dicha constelación, la película aporta muy poco a la ya sobrecargada escena política y racial que nos abruma.