Siete años después de su destierro de Cannes, Lars von Trier está de regreso. Con una película fuera de competencia, en donde no tiene que dar una conferencia de prensa… mejor escenario no puede haber. Con “The House that Jack Built”, el danés escenifica su propia caída y motivación, como siempre, acompañado de una provocación que va en varias direcciones.
Matt Dillon (Crash, There's Something About Mary) interpreta a un asesino en serie que afirma haber entendido su "trabajo" como una obra de arte. En la oscuridad en que comienza la película, escuchamos la voz de Bruno Ganz dándonos una explicación. Ganz hace las preguntas cómo “Verge”. De él, pronto asumimos que puede tratarse de Dios, o al menos del barquero que nos lleva en camino hacia la otra vida.
Sin embargo, en algún momento queda claro que “Verge” no significa “a la vista”, Von Trier lo utiliza simplemente para darle nombre a el poeta Virgilio quien es el personaje de Dante, quien va camino al infierno en la Divina Comedia. Este Verge, es un escéptico cansado que ya ha escuchado todo, esta vez escucha a un asesino en serie que considera sus acciones motivadoras o incluso artísticas, y lo hace sentir aún más cansado. Habla de sus asesinatos y su propia biografía como si fuese un arquitecto, quien ha intentado durante años construir su propia casa basándose en "incidentes".
El incidente # 1 involucra a Uma Thurman (Kill Bill, Pulp Fiction). Ella interpreta a una mujer que habla bastante, Jack la recoge luego que ha quedado en el medio del bosque con una rueda pinchada. Su Jack (Gato, aparato para levantar el carro cuando se quiere cambiar una goma) está roto, lo que la lleva a conocer a Jack (el personaje) que pasa en su minivan roja para llevarla a alguien que puede arreglar su herramienta.
La secuencia está diseñada para hacernos saber lo que está por venir, mucho antes de que Jack se dé cuenta. La mujer no para de hablar, lo provoca varias veces, y este no se sobreexalta. No es hasta que el espectador se siente atraído por una pista falsa que somos testigo de un golpe. La escena se repetirá varias veces: Uma Thurman en el asiento del pasajero, con un agujero profundo y sangriento en la frente. Pero tambien nos presentan unas secuencias alternas. Primero, está la casa que construye y que siempre se va y comienza de nuevo. Y segundo, los asesinatos que comete. Al final será alrededor de 60, pero solo 5 de ellos se mostrarán aquí como incidentes. Son la quintaesencia (posiblemente basado en Aristóteles, quien tuvo lugara cinco elementos básicos de la teoría imperante) sirven a su desarrollo artístico y espectáculo violento.
Con su provocación ("No eres un asesino en serie"), tienes que ser consciente de esto como espectador, ya concoiendo la historia y experiencia de Jack sabe lo que pasara luego, Jack no debe glorificar su psicosis como arte, el no es diferente de los demás relcama Verge en voz en Off.
Sin embargo, eso detiene a Jack entonces en lo más profundo. Por un lado,conocemos los pensamientos con los que Jack se burla de sus propias habilidades de limpieza, que con una “graciosa” secuencia notamos la obsesión de este por la limpieza.
Por otro lado, con la descripción de asesinatos cada vez más provocativos, no solo Jack provoca a Verge, sino, con una maldad absoluta, Lars von Trier a su público. Deliberadamente se dirige a los que se provocan. Conocemos cómo se forma la psiquis de Jack desde su niñez, vemos cómo interactúa con animales, o como de una forma poética surge su inspiración mientras observa cómo los campesinos sesgan la yerba.
A veces tengo la sensación de que Lars von Trier quiere obtener el mayor odio posible del publico. Escuché al salir a un colega comentar que la película parece una carta de despedida, una nota de suicidio del director.
Yo creo que no es una despedida, es una confirmación del abominable talento de este hombre, que ha destruido todas las teorías salvajes sobre la libertad del arte y su compulsión. Ahora, que coincida con las tendencias maníaco depresiva del cineasta Lars von Trier, es otra cosa. Este director analiza y provoca, construye películas como arreglos experimentales, como Jack, quien cada vez más escenifica sus asesinatos y lleva a cabo experimentos.
Al principio, aparece un joven en un piano de cola. Quién es otra vez?, pregunta Verge, Glenn Gould, responde Jack. El pianista representa el arte. A partir de ese momento, siempre veremos al joven Glenn Gould al piano durante un rato practicando y probando nuevos sonidos, así como lo hace Jack.
Al final, Virgilio y Jack van de camino en la subterránea ruta inspirada de Dante en su "Divina Comedia", lo que nos mueve hacia una resolución demasiada buena para nuestro querido asesino.
“The House that Jack Build” no es ni “Melancholia” ni “Breaking the Waves”. Lars von Trier, siempre se ha visto como uno de los grandes directores del cine contemporáneo, aquel que nunca se comprometió con un solo estilo, una forma, una estratagema narrativa, pero siempre experimentando con riesgo total. Uno cuya altura de caída no solo era artística, sino también siempre privada y enormemente personal. Él era (y es) una persona que nunca mantuvo sus neurosis, sus miedos, sus obsesiones detrás de una montaña. Siempre ha sido conocido por ellos y les hizo visibles (incluso en sus películas).
Vivimos en tiempos de confusión - y en cierto modo- Lars refleja esto en su nueva película. Von Trier no es estúpido, es sumamente perspicaz y provocador. En una maravillosa secuencia de notamos que está centrado en sí mismo, es narcisista, tiene autocompasión, hablador, violento y gritón. Quiere explicar, enseñar mientras permanece frío y vacío. Él es como la casa que Jack construyó - temporal y provisional, una cabaña improvisada por cuerpos construidos con forma una catedral, podríamos decir que es una referencia a cómo fue formada aquella famosa religión, pera esa fue mi interpretación en búsqueda espiritual mientras salía de la sala. Lo que queda al final - también estéticamente - es el descenso a los infiernos, es la muerte.