Tomando prestado el radicalismo de sus dos primeras películas (Red Road y Fish Tank) y la sensualidad de “Wuthering Heighs”, Andrea Arnold presenta American Honey, una película road trip que nos 
presenta, no con muy buena cara la moderna juventud norteamericana. La cámara de Andrea Arnold sigue de cerca esta juventud empobrecida, que parte lejos de casa para encontrar mejor fortuna. Esta "generación beat", hereda una América ultra liberal, un grupo que ha abandonado a algunos de los suyos en el altar del ultra liberalismo y ha elegido este estilo de vida más por necesidad que por la filosofía. El enriquecimiento buscado por esos viajes no es más que cultural, navegando con ellos en el asiento trasero de una camioneta, de ciudad en ciudad, en busca de clientes para vender suscripciones a revistas. Estos viajeros tienden a parecerse a algunos adolescentes de Gus Van Sant y otros a los de Larry Clark y Harmony Korine. Nos reímos, cantamos con ellos y casi se puede oler la marihuana que fuman a cada momento. La música es central en sus vidas, así como en la película. Cantando sus letras, van demostrando lo que va ocurriendo en el momento o solo usando este medio para desahogo.
Andrea Arnold logró una hazaña, hacer que los personajes nos lleguen al corazón. Esta infunde romance y sensualidad en una película que tiene como marco de partida la “White trash” americana, colocándola en una mitología repetida y explorada en la literatura y el cine. Arnold ayuda a crear una conexión única, una relación casi íntima con la película y sus personajes, aunque de momentos llega a una saturación musical y con algunas situaciones en las que se ven los personajes.
Jake es magistralmente interpretado por Shia Labeouf, quien presenta su mejor papel. Es un vendedor seductor, con mucha confianza, de incesantes aventuras, como él mismo se describe. Gana a sus clientes en cuestión de segundos, mientras se esconde bajo un personaje de desamparo y necesidad. Shia Labeouf tiene un espacio aquí, una libertad que nunca antes se le había dado a él y la naturalidad con la que interpreta a Jake es gratificante. Andrea Arnold también confirma que es excelente al dirigir actores, llegando a capturar lo invisible, la gracia del movimiento, utilizando la mejor personalidad de sus actores para que puedan dar a la plena medida de su talento, sin nunca tener que entrar en rigor. La química entre Sasha Lane y Shia Labeouf es un exquisito sube y baja, dándole importancia a cada una de sus miradas y besos. Sasha deslumbra a todos. Siendo este su primer protagónico, ella es el corazón de la película, la prenda de su sinceridad, se imprime en la película desde los primeros minutos. También esta Riley Keough (Mad Max: Fury Road, The Girlfriend Experience Tv Series) como Krystal, ella es el cerebro y manager del grupo, tiene un carisma y una variedad de tonos que no encuentra equivalente en las actrices de su generación.
Entre la pasión de lo desconocido y la sumisión a las reglas del grupo, la película hace un péndulo notable, todo ello bajo el efecto de una cámara de mano cruda y enérgica, una puesta en escena que recuerda con placer las primeras películas de Larry Clark. Desde luego, podemos juzgar la película en que es demasiado larga (2:38) considerando que el escenario está desacelerando un poco en su último tercio, pero es un viaje por carretera exaltado que lleva su lógica sin saber lo que pasará mañana.
“American Honey” podría dar la sensación de no tener brújula, pero luego te das cuenta que es exactamente el sentimiento que la directora quiere crear en nosotros: una juventud sin rumbo, trabajando en algo sin futuro y sin sentido, quien aprende a vivir su vida en momentos, en lugares desconocidos y viviendo sin filtro en sus lenguas y cuerpo, una libertad que pocos han experimentado.
American Honey - Official Trailer from MY Management on Vimeo.
