Tomó a un extranjero, que no tenía ningún interés en la NFL (National Football League, el juego más popular de Estados Unidos), exponer la verdad acerca de las traumáticas lesiones cerebrales
sufridas por sus ex jugadores. Esta historia basada en los hechos del médico nigeriano Bennet Omalu (Will Smith), quien descubrió por qué tantos jugadores de fútbol americano sufrían colapsos mentales y luego se suicidaban, será solo interesante por sus actuaciones, no por la trama misma.
“Concussion” tiene lugar en Pittsburgh, Pennsylvania, donde el Dr. Omalu (Smith) es un neuropatólogo que realiza autopsias para el condado. La película comienza en el 2002, cuando el ídolo local del deporte Mike Webster (David Morse) es encontrado muerto. Este llevaba una vida fuera de control en sus últimos años por razones inexplicables. Cuando Omalu examina el cerebro de Webster, empieza a creer que dicho estilo de vida sin control seria fundado en las lesiones en la cabeza relacionadas con el fútbol. A pesar de que la NFL ha insistido por mucho tiempo que dichas afirmaciones son falsas, Omalu, con pruebas científicas, les prueba lo contrario. Pero la NFL quiere defender su posición.
Sin inmutarse, Omalu continúa con la presión generada por la cúpula de este deporte, y luego ganando el apoyo del ex médico del equipo de los Steelers, el doctor Julian Bailes (Alec Baldwin), que sabe que Omalu está en lo cierto - y que la liga no se detendrá ante nada para desacreditar su trabajo, la película toma otro rumbo, rumbo conocido y fácil.
Escrita y dirigida por Peter Landesman (y basado en el artículo de GQ "Brain Game" del 2009 por Jeanne Marie Laskas), la película exagera ciertos aspectos de la historia, sin embargo, no deja de explorar las desigualdades evidentes en el estilo de vida norteamericano, observaciones que son un tanto más agudas porque vienen desde la perspectiva de un extranjero que ama y respeta dicho estilo de vida. Interpretado por Will Smith, Omalu tiene una dulzura tímida. Este médico que se oculta detrás de un fuerte acento nigeriano y que de manera simple e inocente hace ver sus facultades, caerá bien a la mayoría del público desde su primera presentación. Pero que a medida que la película avanza, Smith revela otra faceta del personaje: un extranjero ingenuo que soñaba con venir a Estados Unidos desde que era niño, y que desesperadamente quiere ser aceptado en dicha comunidad. Ahora que está viviendo en los Estados Unidos ve otra realidad. Cuando Omalu diagnostica las lesiones cerebrales, lo llama ETC (Encefalopatía Traumática Crónica). Él es tan ingenuo como para creer que la NFL estará agradecida por llegar al fondo de este misterio. En su lugar, sólo será inicio al acoso, la ira y la intimidación. Pero una intimación, como mencioné, innecesaria y exagerada, con llamadas anónimas, amenazas de muertes e incluso, una innecesaria persecución. Herramientas ya gastadas dentro del género.
Y es que el fuerte y el peso de la historia cae en sus actores. Will Smith, Albert Brooks, Alec Baldwin, y un breve pero contundente David Morse, hacen que la película sea llevadera hasta su final, pero poco crédito se le puede dar a la dirección de Landesman, quien se apoya en el sensacionalismo de la historia y uno que otro elemento cliché para crear empatía hacia el equipo médico y odio hacia el deporte.
“Concussion” es prácticamente una película para explotar el talento de Will Smith, demostrando que sí es un gran actor y que puede navegar en diversos géneros del séptimo arte, pero que con una pobre y fácil narrativa, la película deja de importar al momento de su final.
