Reseña a la serie de Netflix "Zero Day" protagonizada por Robert de Niro, Joan Allen, Angela Bassett, Jesse Plemons, Lizzy Kaplan y Matthew Modine.
La política siempre ha sido un terreno fértil para el drama, y en la era digital, donde la verdad es maleable y la paranoia está a la orden del día, una serie como "Zero Day" parece no solo plausible, sino inevitable. En un mundo donde las conspiraciones se propagan más rápido que los hechos y los ciberataques tienen el poder de desestabilizar naciones enteras, este thriller político se presenta como una exploración urgente y oportuna de un sistema que parece estar siempre al borde del colapso.
El punto de partida de "Zero Day" es un ciberataque devastador que sacude los cimientos del gobierno de los Estados Unidos. La presidenta Evelyn Mitchell, atrapada en medio de la crisis y en plena campaña de reelección, decide formar un comité para investigar quién está detrás del ataque y cuáles fueron sus motivaciones. Para encabezar esta tarea, elige a su predecesor, George Mullen, un hombre cuya presidencia se vio truncada por problemas personales. Mullen acepta con reservas, pero pronto se sumerge de lleno en el caso, solo para descubrir que la verdad es más esquiva y peligrosa de lo que jamás imaginó.
La serie es la creación de Eric Newman, guionista y productor de "Narcos"; Noah Oppenheim, guionista de "Jackie"; y Michael Schmidt, corresponsal de la Casa Blanca. Este trío de mentes talentosas teje una red narrativa meticulosamente elaborada, explorando no solo los aspectos técnicos y políticos de un ciberataque, sino también sus consecuencias en la esfera pública y privada. Sin embargo, en su afán de abarcarlo todo, "Zero Day" a veces se pierde en su propia ambición. La serie introduce una cantidad considerable de personajes y subtramas, algunas de ellas fascinantes, pero muchas otras que desvían la atención del núcleo de la historia.
Uno de los personajes más intrigantes es un presentador de televisión populista, cuya retórica incendiaria alimenta el miedo y la desinformación. Su personaje encarna la dualidad del periodismo contemporáneo: es vilipendiado por su sensacionalismo, pero sus teorías conspirativas no están del todo equivocadas. Luego está un empresario tecnológico, utilizado como chivo expiatorio en la investigación, y la esposa de Mullen, quien aspira a convertirse en juez superior y decide traer al ex jefe de gabinete de su marido para apoyarla. La complicación aquí es que este hombre tuvo una relación amorosa en el pasado con la presidenta Mitchell, lo que añade otra capa de intriga y traición política.
Las luchas personales de Mullen también juegan un papel central en la narrativa. Su hija, una senadora con ambiciones propias, se enfrenta a él junto con el presidente de la Cámara de Representantes, formando una oposición inesperada dentro del propio gobierno. La política secreta, las agendas ocultas y las alianzas efímeras se entrelazan para crear un panorama donde nadie parece ser completamente confiable. "Zero Day" pinta un retrato sombrío de la política estadounidense, donde la búsqueda de la verdad es tan difícil como mantener la fe en la integridad de quienes ostentan el poder.
Uno de los aspectos más notables de la serie es su protagonista, interpretado por Robert De Niro en su primer papel principal en una serie de televisión. De Niro aporta una presencia imponente, dotando a Mullen de una mezcla de liderazgo, vulnerabilidad y un pragmatismo que raya en el cinismo. Su actuación es matizada y poderosa, anclando la serie incluso cuando la trama amenaza con desbordarse por su propia complejidad. Lesli Linka Glatter, directora conocida por su trabajo en "Mad Men" y "Homeland", aporta un ritmo visual elegante y una dirección precisa que mantiene la tensión constante.
Sin embargo, a pesar de su impresionante reparto y su impecable ejecución técnica, "Zero Day" no siempre logra equilibrar todas sus piezas narrativas. En su intento de exponer las múltiples capas del poder y la manipulación en la política, la serie introduce tantos elementos que algunos quedan sin el desarrollo necesario. Hay un punto en el que la trama se siente sobrecargada, con un exceso de giros y revelaciones que, en lugar de aumentar la intriga, diluyen la fuerza de la historia principal.
Uno de los temas más interesantes que la serie plantea es el papel de la opinión pública en la política moderna. En un mundo donde las narrativas pueden ser moldeadas por redes sociales y líderes de opinión influyentes, la percepción muchas veces tiene más peso que la verdad misma. La serie plantea preguntas inquietantes sobre la confianza de la población en sus líderes y la facilidad con la que las masas pueden ser manipuladas por la desinformación. La ira popular, las protestas y la paranoia colectiva juegan un papel crucial en la historia, destacando cómo la indignación puede ser tanto un arma como un síntoma de un sistema en crisis.
A pesar de sus defectos, "Zero Day" es un thriller político provocador que, si bien no siempre es completamente satisfactorio en su ejecución, sí logra capturar el espíritu de una época marcada por la incertidumbre y la desconfianza. Su desenlace puede dejar algunas preguntas sin respuesta, pero quizás esa sea la intención: reflejar un mundo donde pocas cosas se resuelven de manera clara o justa. En última instancia, la serie nos recuerda que, en el panorama político actual, la verdad es un recurso tan valioso como escaso, y que la línea entre la realidad y la ficción es cada vez más difícil de discernir.