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Critica a «Presence» (2025) de Steven Soderberg

Entrevista y reseña a "Presence" de Steven Soderberg.

La carrera de Steven Soderbergh es un ejemplo fascinante de versatilidad y audacia en el cine contemporáneo. Desde que ganó la Palma de Oro a los 26 años con su ópera prima, el acertadamente titulado "Sex, Lies, and Videotape" (1989), el cineasta estadounidense ha alternado entre proyectos de autor y éxitos de taquilla, navegando con soltura por géneros y estilos. Su regreso con "Presence" marca un nuevo capítulo en su trayectoria, tras el fracaso comercial de "Magic Mike: Last Dance" y una serie de proyectos menos convencionales.

El uso de la cámara subjetiva es el eje central de "Presence". Aunque no es una técnica novedosa, Soderbergh la aborda con su característica curiosidad formal. Desde "Lady in the Lake" (1947), donde la perspectiva de la cámara se vinculaba al detective Philip Marlowe, hasta los videojuegos en primera persona y las propuestas inmersivas de la realidad virtual, este enfoque ha sido explorado de diversas maneras. En "Presence", la cámara no solo actúa como un testigo omnipresente, sino como un elemento narrativo que flota entre las escenas, recolectando fragmentos de información que el espectador debe ensamblar para descifrar la historia.

La narrativa de "Presence" se centra en una casa aparentemente embrujada, donde una presencia espectral parece observar a sus ocupantes. Soderbergh, conocido por su habilidad para reinventar géneros, convierte esta premisa en una experiencia formalista. La película comienza con tomas que sugieren la presencia de un ente invisible, moviéndose a través de los espacios vacíos de la casa. Cuando una familia se instala en el lugar, el espectador adopta el punto de vista de esta entidad, convirtiéndose en un voyeur silencioso que examina las relaciones y tensiones entre los personajes.

Sin embargo, la innovación formal de Soderbergh no siempre se traduce en una experiencia completamente satisfactoria. Aunque el uso de la cámara subjetiva resulta intrigante, también plantea problemas de verosimilitud. Por ejemplo, las transiciones entre escenas y movimientos de cámara a veces sugieren la presencia de más de un fantasma, lo que puede confundir al espectador. Además, esta perspectiva limita la capacidad de la película para explorar las reacciones emocionales de los personajes, un aspecto crucial en una historia de fantasmas.

El guion, firmado por David Koepp, no alcanza la ambición de la propuesta visual. Koepp, conocido por su trabajo en grandes producciones como "Jurassic Park" y "Spider-Man", opta por una narrativa convencional centrada en conflictos familiares, traumas del pasado y la oposición entre fe y razón. Aunque estas temáticas tienen potencial, la ejecución carece de originalidad y profundidad. La historia culmina con un desenlace que recurre a un simbolismo predecible, incluyendo una luz blanca que representa la transición hacia otro plano de existencia.

Los actores veteranos, como Lucy Liu y Chris Sullivan, logran adaptarse al desafiante estilo de la película, aportando matices a sus interpretaciones. Liu, en particular, destaca como Rebecca, una mujer que lucha por equilibrar su carrera y su vida personal. Sullivan también ofrece una actuación conmovedora como su esposo, un hombre que enfrenta sus propias inseguridades. Sin embargo, los actores más jóvenes del reparto muestran limitaciones, con actuaciones que a menudo resultan rígidas y carentes de naturalidad.

Uno de los aspectos más logrados de "Presence" es su atmósfera, creada en gran parte gracias a la banda sonora de Zack Ryan. Las melodías acompañan perfectamente el tono melancólico y perturbador de la película, recordando a obras como "A Ghost Story" de David Lowery. La dirección de fotografía, también a cargo de Soderbergh, refuerza esta sensación de inquietud, utilizando movimientos de cámara fluidos y un encuadre claustrofóbico que refleja la perspectiva del fantasma.

A pesar de sus fallos narrativos, "Presence" destaca como un experimento formal que desafía las convenciones del cine de terror. Soderbergh demuestra una vez más su capacidad para reinventarse y explorar nuevas formas de contar historias. Sin embargo, esta búsqueda de innovación formal a menudo sacrifica el desarrollo emocional y temático, dejando una película que impresiona por su estilo pero carece de impacto duradero.

En definitiva, "Presence" es una obra que refleja tanto las fortalezas como las limitaciones de Steven Soderbergh como cineasta. Su enfoque experimental y su maestría técnica son innegables, pero la película también pone de manifiesto la importancia de equilibrar la forma y el contenido. Aunque no se encuentra entre sus mejores trabajos, "Presence" es un recordatorio de por qué Soderbergh sigue siendo una figura fascinante en el panorama cinematográfico actual. Para los amantes del cine que disfrutan de propuestas audaces y poco convencionales, esta película ofrece una experiencia única, aunque imperfecta.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.

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