Reseña y Entrevista con el director Michael Polish.
Algunos géneros cinematográficos presentan retos insuperables para producciones de presupuesto limitado, y el thriller de espionaje internacional es probablemente uno de ellos. Esta realidad queda patente en Alarum, la nueva película del director Michael Polish, protagonizada por Scott Eastwood y Willa Fitzgerald como una versión austera de “Sr. y Sra. Smith”. En esta cinta, los protagonistas son exespías que intentan llevar una vida doméstica anónima, pero se ven arrastrados de nuevo al peligro cuando su pasado irrumpe de forma violenta. A pesar de sus intenciones, la película falla en compensar su escasa producción con una acción impactante, lo que da lugar a una experiencia fácilmente olvidable.
El guion de Alexander Vesha plantea una trama que, aunque tiene momentos interesantes, nunca logra convencer del todo. Esto se ve agravado por una dirección que no logra extraer chispa de un elenco de actores competentes, incluido Sylvester Stallone, quien interpreta a un antiguo colega de los protagonistas, ahora reacio a involucrarse de nuevo. Desde sus primeras escenas, Alarum establece un tono que combina el caos con una narración difusa. Un prólogo en Praga en 2019 muestra a Joe (Eastwood) enfrentándose a varios atacantes, entre ellos Lara (Fitzgerald), en una escena que se siente tanto confusa como apresurada. Este enfrentamiento resulta ser una maniobra para que ambos puedan abandonar sus carreras de agentes secretos y desaparecer en la vida civil.
Cinco años después, los encontramos en un idílico pueblo invernal cerca de Gdansk, disfrutando de una luna de miel y tratando de actuar “como personas normales”. Sin embargo, su paz pronto se ve interrumpida cuando se convierten en el objetivo de varias organizaciones internacionales, todas buscando un flash drive en su poder. La narrativa se complica aún más cuando un avión se estrella en las cercanías del bosque, con pasajeros que parecen ser asesinos profesionales ya eliminados antes de aterrizar. Estos elementos iniciales plantean un escenario intrigante, pero la ejecución de las ideas deja mucho que desear.
Problemas estructurales
Alarum enfrenta tres problemas principales: un desarrollo confuso, limitaciones conceptuales y una ejecución desigual. Aunque los giros argumentales, las traiciones y las organizaciones misteriosas son ingredientes clásicos del cine de espías, aquí se sienten excesivamente complicados y poco definidos. Los personajes cambian de lealtades de manera abrupta, siempre actuando en nombre de entidades que nunca se explican del todo. Esto no solo dificulta seguir la trama, sino que también impide que el espectador conecte emocionalmente con los personajes. Joe y Lara, a pesar de los esfuerzos de Eastwood y Fitzgerald, nunca logran trascender los arquetipos básicos de espías en fuga.
Las secuencias de acción tampoco logran redimir a la película. Algunas luchas son difíciles de seguir, desarrollándose en escenarios poco inspiradores como bosques desolados o habitaciones sin decoración. Incluso cuando la acción se intensifica, como en una escena donde Stallone utiliza un arma de alto calibre para eliminar a varios antagonistas de un solo disparo, el impacto se diluye por la falta de coherencia visual y narrativa. Hay momentos más memorables, como cuando Lara sobrevive a un ataque de drones construyendo un refugio improvisado con los cuerpos de sus enemigos recién eliminados. Sin embargo, estos destellos de creatividad solo subrayan el desperdicio del potencial general de la película.
Un elenco desaprovechado
Uno de los aspectos más frustrantes de Alarum es cómo desaprovecha a su talentoso elenco. Scott Eastwood ha demostrado ser capaz en roles de acción, pero aquí parece atrapado en un personaje sin dirección clara. Willa Fitzgerald aporta intensidad a su papel, pero su talento se ve limitado por un guion que no le permite explorar la complejidad de Lara. Incluso Sylvester Stallone, cuya presencia podría haber elevado la película, se encuentra reducido a un papel secundario que apenas aprovecha su carisma. Es evidente que todos los involucrados intentan sacar lo mejor del material que tienen, pero las debilidades del guion y la dirección los dejan sin apoyo.
Reflexiones finales
Alarum es, en última instancia, una decepción. La película tenía el potencial para ser un thriller de acción emocionante, pero carece del brillo necesario en su guion y de una visión directorial coherente. A pesar de algunos momentos destacables y decisiones interesantes por parte del elenco, estas fortalezas no son suficientes para compensar sus numerosas debilidades. Para un género que exige un alto nivel de ejecución tanto narrativa como técnica, Alarum se siente como un esfuerzo a medio cocinar, destinado a perderse en la saturación de propuestas similares.
En un mercado donde las películas de espionaje han alcanzado cotas impresionantes, desde Misión Imposible hasta las recientes entregas de James Bond, Alarum parece una sombra pálida de lo que podría haber sido. Michael Polish y su equipo deben ser reconocidos por su ambición, pero queda claro que este proyecto necesitaba más recursos, un guion más refinado y una dirección más enfocada para lograr su visión. En su estado actual, la película no logra escapar de las trampas de su propia concepción limitada, dejando al espectador con una sensación de oportunidad perdida.