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«Skeleton Crew» la agradable nostalgia de «Star Wars».

Reseña a los tres primeros episodios de "Skeleton Crew", disponible en Disney plus.

En el vasto y siempre en expansión universo de Star Wars, Skeleton Crew se posiciona como una incursión ambiciosa, un intento por revitalizar el espíritu de aventura juvenil que definió el cine de los años 80. Inspirada en clásicos como Los Goonies, esta nueva propuesta de Jon Watts y Christopher Ford busca capturar el sentido de asombro y descubrimiento propio de la infancia, mientras lo mezcla con los elementos característicos de la saga galáctica: piratas espaciales, criaturas fantásticas y una narrativa que equilibra lo épico con lo personal.

La serie sigue a cuatro niños de un planeta ordenado y protegido que, por un accidente del destino, se ven catapultados al hiperespacio. Así comienza una travesía que los enfrenta no solo con desafíos externos, como falsos Jedi y piratas liderados por el feroz Brutus (Fred Tatasciore), sino también con los misterios de su propio pasado y la verdadera naturaleza del mundo que dejaron atrás. Guiados por SM-33 (Nick Frost), un androide tan escéptico como pragmático, y acompañados por personajes como Fern (Ryan Kiera Armstrong) y KB (Kyriana Kratter), los protagonistas pronto descubren que su aventura es mucho más grande de lo que jamás imaginaron.

Desde el principio, Skeleton Crew enfrenta la difícil tarea de encontrar un equilibrio entre la nostalgia que busca evocar y las expectativas modernas de un público acostumbrado a un alto nivel de sofisticación visual y narrativa. El primer episodio se toma su tiempo para establecer a los personajes y el mundo en el que habitan, pero este enfoque lento, aunque necesario para asentar las bases, sacrifica parte de la inmediatez y la energía que un piloto debería ofrecer. No es hasta el segundo episodio, cuando los niños finalmente abandonan su planeta natal, que la serie comienza a desplegar su potencial.

Es en este punto donde Skeleton Crew encuentra su tono, explorando el asombro infantil ante lo desconocido con una autenticidad que recuerda a los mejores momentos de E.T. o Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Los directores invitados, un grupo estelar que incluye a David Lowery (Pete’s Dragon), los Daniels (Everything Everywhere All at Once) y Lee Isaac Chung (Minari), aportan texturas visuales únicas que ayudan a diferenciar los episodios mientras mantienen la coherencia general de la narrativa. La secuencia de escape de Lowery desde una estación interestelar es particularmente destacable, combinando acción vertiginosa con una puesta en escena que captura la maravilla del entorno galáctico.

Sin embargo, no todo en Skeleton Crew es tan pulido como su premisa sugiere. La serie tropieza ocasionalmente con problemas en su ejecución técnica, particularmente en la interacción entre los efectos visuales generados por computadora y los elementos prácticos del diseño de producción. En un universo que siempre ha brillado por su capacidad para sumergir al espectador en mundos tangibles y vívidos, estas inconsistencias pueden resultar frustrantes. Por ejemplo, el diseño del extraterrestre mitad búho y mitad gato, cuya voz es proporcionada por Alia Shawkat, logra captar inicialmente la imaginación, pero su integración en el entorno a menudo parece forzada, creando una desconexión visual que socava la inmersión.

Otro desafío para la serie es su tono fluctuante. Mientras que el humor y la ligereza propios de una aventura infantil están presentes, hay momentos en los que la narrativa parece luchar por equilibrar estos elementos con las demandas de una trama que intenta ser significativa y trascendente. Esto no es necesariamente un defecto; de hecho, parte del encanto de Skeleton Crew radica en su disposición a experimentar y a adoptar riesgos narrativos que otras producciones de Star Wars podrían evitar. Sin embargo, este enfoque ambicioso también significa que la serie a menudo se siente como una obra en construcción, buscando aún su verdadera identidad.

Lo que distingue a Skeleton Crew de otras propuestas de Star Wars es su enfoque deliberado en la perspectiva infantil. Estos niños no son simplemente espectadores pasivos de los eventos que los rodean, sino agentes activos de su destino. La serie hace un esfuerzo consciente por capturar su asombro y confusión al enfrentarse a un universo más grande y complejo de lo que jamás habían imaginado. Este enfoque es refrescante, especialmente en un momento en el que muchas narrativas centradas en niños tienden a presentarlos como versiones adultas en miniatura, desprovistas de la vulnerabilidad y curiosidad que definen la infancia.

La participación de directores como Bryce Dallas Howard y Jake Schreier también promete momentos de brillantez visual y narrativa. Howard, en particular, ha demostrado en episodios anteriores de The Mandalorian una habilidad para equilibrar la acción con momentos de introspección emocional, algo que Skeleton Crew necesita desesperadamente en sus capítulos más avanzados. Por su parte, los Daniels seguramente aportarán su característico estilo excéntrico y dinámico, añadiendo una dosis de energía que podría revitalizar la serie en su segunda mitad.

En última instancia, Skeleton Crew es una propuesta ambiciosa que, aunque no está exenta de defectos, logra destacar dentro del siempre competitivo panorama de Star Wars. Su combinación de nostalgia ochentera, aventura infantil y elementos de ciencia ficción ofrece una experiencia que, aunque imperfecta, es innegablemente encantadora. Si los episodios restantes logran cumplir con las promesas planteadas en los primeros tres capítulos, la serie podría consolidarse como una de las propuestas más singulares y memorables de la franquicia.

Como todo buen viaje galáctico, el destino de Skeleton Crew aún está por definirse. Pero si algo queda claro, es que Jon Watts y Christopher Ford están dispuestos a arriesgarse, y en ese riesgo yace la posibilidad de que esta serie no solo encuentre su rumbo, sino que también se convierta en un punto brillante dentro del universo de Star Wars.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.

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