Entrevista con los actores Adria Arjona, Héctor Medina y Eros de la Puente.
La República Dominicana, conocida por sus paisajes de ensueño y su vibrante cultura, se ha convertido en un escenario recurrente para producciones cinematográficas internacionales. Sin embargo, pocas veces se explora cómo ese entorno impacta tanto a las historias como a quienes las narran. En el caso de Los Frikis, un largometraje que aborda la impactante historia de un grupo de jóvenes cubanos punk que se inyectaron VIH en un acto de protesta contra la opresión, este país caribeño no solo fue el set, sino también el corazón que impulsó la narrativa. En una conversación exclusiva con Adria Arjona, Héctor Medina y Eros de la Puente, los actores compartieron cómo fue la experiencia de filmar en la isla y el peso emocional de encarnar esta desgarradora historia.
La República Dominicana: Más que un escenario, un hogar temporal
La película, dirigida por Tyler Nilson y Michael Schwartz, encontró en la República Dominicana no solo la atmósfera perfecta para recrear la vibrante Cuba de los años 80 y 90, sino también un lugar donde el equipo completo sintió una cálida bienvenida.
Eros de la Puente resumió su experiencia con entusiasmo: «Riquísimo». Su compañera Adria Arjona amplió, describiendo la hospitalidad dominicana como inolvidable: «La verdad que nos aceptaron muy rápido, nos hicieron sentir en casa, comimos delicioso». Para ella, el cariño del equipo dominicano, compuesto en gran parte por talento local, fue crucial. “Nos abrazaron, nos cuidaron, fue una casa. Estuvimos ahí dos meses y medio”.
Eros no dejó pasar la oportunidad de mencionar las hermosas playas, mientras que Adria reflexionó sobre la dificultad de volver a rodajes en Los Ángeles después de trabajar en la isla. Su conexión con el lugar trascendió lo profesional, convirtiéndose en una experiencia personal transformadora.
Un puente hacia historias que deben contarse
La trama de Los Frikis es una ventana a una realidad poco conocida, pero profundamente significativa. La historia de los jóvenes punk cubanos que, enfrentando la opresión gubernamental y la falta de libertades básicas, decidieron inyectarse el virus del VIH como un acto de resistencia, es un recordatorio conmovedor de cómo el arte y la lucha por la libertad están intrínsecamente vinculados.
Para Adria Arjona, quien también funge como productora del filme, era vital dar vida a esta historia: «La historia se repite y no ha cambiado. Siempre es bonito seguir contándola, y creo que el arte es un vehículo muy importante para informar, crear empatía y hacer que la gente se ponga en los zapatos de otra persona».
Adria confesó que desconocía la historia de Los Frikis antes de leer el guion, lo que la motivó aún más a producir y protagonizar la película. «Si no lo sé yo, tal vez mucha gente no lo sabe», afirmó. Además, destacó la importancia de exponer al público a nuevos talentos latinos como Eros de la Puente y la actuación de Héctor Medina, describiéndolos como «orgánicos, con power» y esenciales para una narrativa que combina un buen guion con un elenco apasionado.
La construcción de los personajes: entre investigación y libertad creativa
Uno de los aspectos más fascinantes de Los Frikis es la autenticidad con la que los actores encarnaron a sus personajes. Aunque el guion ofrecía una base sólida, el proceso de preparación fue enriquecido por la investigación y la conexión emocional que cada intérprete aportó.
Eros de la Puente recordó cómo se sumergió en el contexto del movimiento punk cubano a través de las indicaciones de los directores y el material de referencia. «Tuvimos la libertad de crear con libertad el personaje porque no era una persona específica», explicó. Añadió que usó una de las icónicas fotos de Los Frikis como fondo de pantalla durante un mes antes del rodaje, permitiendo que la imagen influyera subconscientemente en su interpretación.
Por su parte, Héctor Medina llevó su investigación un paso más allá, contactando a Ramón, el baterista de Escoria, una de las bandas más influyentes del movimiento punk cubano. «Él tuvo la gentileza de pasarme fotos reales del sanatorio», relató, señalando cómo esas imágenes y las historias documentales ayudaron a enriquecer su entendimiento del personaje y del contexto en el que vivían los frikis.
El proceso también incluyó una exploración colaborativa con los directores Tyler Nilson y Michael Schwartz, quienes dotaron al elenco de un guion detallado y lleno de matices. Héctor elogió la calidad del libreto, destacando cómo ayudó a transmitir la esencia del movimiento punk cubano en la pantalla.
El impacto emocional de Los Frikis
A pesar de que la película aborda un tema profundamente trágico, lo hace desde un lugar de humanidad, humor y resistencia, capturando no solo el sufrimiento de sus protagonistas, sino también su espíritu indomable. Para el elenco, esta dualidad fue un desafío y un privilegio.
Adria destacó el poder del humor como un vehículo para transmitir historias difíciles: «Es una bonita manera de contar esta historia a través de humor, libertad y actores impecables». Héctor añadió que la narrativa está impregnada de una autenticidad visceral que resonará con el público, mientras que Eros reflexionó sobre la responsabilidad de dar vida a personajes inspirados en personas reales que hicieron sacrificios inimaginables por su libertad.
Una película que trasciende fronteras
Los Frikis no solo es un testimonio del talento del cine latinoamericano, sino también un ejemplo de cómo el cine puede ser una herramienta para visibilizar historias olvidadas o ignoradas. En este caso, la combinación de un equipo creativo comprometido, un elenco talentoso y un escenario que complementa perfectamente la narrativa, ha dado lugar a una película que promete conmover e inspirar.
La República Dominicana no solo sirvió como un telón de fondo para esta historia, sino como un lugar que aportó calidez, colaboración y autenticidad al proceso creativo. Como concluyó Adria Arjona: «Fue una casa».
Con Los Frikis, el cine latinoamericano continúa demostrando su capacidad para contar historias profundas, relevantes y conmovedoras, mientras celebra las raíces culturales y el talento emergente de la región. Es, sin lugar a dudas, una película que merece ser vista y discutida.
