Entrevista con el director Jacques Audiard por su nueva pelicula "Emilia Pérez".
Jacques Audiard es un director que constantemente desafía las normas del cine. En su última película, Emilia Pérez, se sumerge en el género del musical, explorando temas de poder, identidad y transformación a través de un viaje emocional y estético. Durante una conversación reciente, Audiard compartió cómo se gestó esta película única, desvelando detalles sobre su proceso creativo y los desafíos que enfrentó.
Audiard describe el proceso de selección de elenco como uno de los más arduos de su carrera. "Desde el principio, fue un trabajo laborioso", comenta, refiriéndose a la dificultad de encontrar a los actores adecuados tanto en Ciudad de México como en Los Ángeles. Según el director, la idea inicial sobre la edad de los personajes lo llevó en la dirección equivocada. "Me sorprendió darme cuenta de que había imaginado mal las edades de los personajes en el guion", confiesa Audiard. Al ver a Karla Sofía y Zoe Saldaña, comprendió que los personajes de Emilia Pérez requerían actores mayores, capaces de dar vida a sus complejas historias de una manera más matizada y creíble.
En ese momento, el proceso de casting se desbloqueó. Audiard reconoce que fue un acierto ajustar la edad de los personajes a la realidad de las actrices. "Las actrices le dieron sus edades a los personajes, lo cual es notable", menciona, señalando la autenticidad y profundidad que esto le agregó a la narrativa. Esta adaptabilidad en el casting resalta su enfoque de cine como un arte vivo, donde los actores no solo interpretan, sino que enriquecen y transforman a los personajes desde su propia experiencia y presencia.
La visión de Audiard sobre los premios y su impacto
La película ha despertado una considerable expectación para los Oscar, lo cual Audiard enfrenta con una curiosa mezcla de indiferencia y gratitud. "¿Pienso en premios al hacer una película? En absoluto", asegura. Para él, el proceso creativo es independiente del reconocimiento, aunque admite que recibir un Oscar sería un honor significativo, especialmente para las actrices. "Para las actrices, ganar un premio como este cambiaría sus carreras por completo", explica. Audiard, quien ya ha experimentado el reconocimiento en el pasado con Un profeta, considera que, a sus 72 años, un premio no alteraría su trayectoria personal, pero valora el impacto que podría tener para los otros miembros de su equipo.
"Vería un premio como un acto completamente gratuito, como un regalo absoluto", comenta, mostrando su aprecio por el reconocimiento de sus colegas sin perder de vista su amor por el arte cinematográfico en sí.
Música: de lo estándar a lo personalizado
La música es otro elemento clave en Emilia Pérez, y su creación es un reflejo del enfoque artístico de Audiard. Las canciones fueron escritas antes de seleccionar a las actrices, pero fueron adaptadas a sus voces y estilos. Explica que esto convirtió las piezas en algo que él describe como "alta costura" para sus intérpretes. Esta adaptación musical no fue solo un reto técnico, sino también creativo, permitiendo que la música acompañara la evolución de los personajes de manera orgánica.
"El único caso en el que una canción fue compuesta específicamente durante el rodaje fue ‘Mi Camino’, interpretada por Selena", revela Audiard. Este tema en particular, coescrito por Camille y Clément, fue diseñado para capturar un momento específico de transformación dentro de la narrativa. Esta canción actúa como un puente emocional entre la historia y la audiencia, ilustrando cómo Audiard utiliza la música no solo como un recurso estético, sino como un vehículo emocional que intensifica la experiencia del espectador.
La influencia de la ópera y su frustración con lo clásico
Para Audiard, Emilia Pérez es la culminación de una pasión por el musical que se remonta a su fascinación por la ópera. Sin embargo, expresa su frustración con la repetitividad del repertorio operístico, que, en su opinión, rara vez incorpora obras contemporáneas. "Me molesta que en las óperas se repitan los mismos programas año tras año", comenta. Esta insatisfacción con la falta de innovación en el mundo de la ópera fue uno de los motores detrás de su decisión de hacer un musical que explora temas actuales y retadores.
Su inspiración proviene de obras de ópera modernas como Black Rider de Bob Wilson y Nixon in China de John Adams. Estas piezas le ofrecieron una visión de cómo un musical puede trascender los límites de lo tradicional y abordar temas controvertidos con una mezcla de estilo y profundidad emocional. Al integrar estos elementos en Emilia Pérez, Audiard pretende ofrecer al espectador una experiencia que, aunque esté arraigada en el melodrama, también invita a la reflexión sobre temas de identidad y transformación.
Control y poder: exploración de un tema recurrente
Uno de los temas más destacados en Emilia Pérez es el poder, tanto en las relaciones personales como en la vida misma. Audiard profundiza en cómo el personaje de Emilia, quien en diferentes etapas de su vida controla a quienes la rodean, refleja el dilema del poder en manos de una sola persona. "La persona que cree tener el mayor control en la película es Emilia, y eso es lo que la hace tan peligrosa", reflexiona.
El director se enfrenta al desafío de hacer simpático a un personaje que ejerce control sobre las vidas de otros. Según él, esto es posible porque el espectador tiene la sensación de que Emilia enfrentará las consecuencias de sus actos. "La pregunta interesante es hasta qué punto esta mujer será poderosa y en qué momento la violencia de su vida la alcanzará", añade. Esta tensión entre el poder y sus límites es lo que le da a la película su carácter profundo y agridulce, mientras invita a la audiencia a reflexionar sobre sus propias relaciones de control y libertad.
Superando la ignorancia y el prejuicio
Audiard también aborda la importancia de representar personajes que desafíen las normas sociales y culturales. Señala que parte del odio y la discriminación hacia ciertos grupos proviene de la ignorancia. En Emilia Pérez, al abordar temas de identidad y diversidad, espera contribuir a una mayor comprensión y aceptación, aunque reconoce que no es partidario de enviar un "mensaje" explícito en la película.
"Me encantaría que los niños cantaran las canciones de la película durante el recreo", comenta con una sonrisa, refiriéndose a cómo el musical puede tener un impacto sutil en la normalización de temas tabú. Audiard evita sermonear a su audiencia; en cambio, utiliza la narrativa y la música como una invitación a la empatía. Este enfoque reflexivo y desinteresado en la recepción del mensaje resalta su habilidad para tratar temas profundos sin aleccionar, permitiendo que el arte hable por sí mismo.
La escena de Tel Aviv y su significado simbólico
Un momento significativo en la película ocurre en Tel Aviv, una elección que Audiard admite que estuvo a punto de reconsiderar debido a la situación geopolítica en la región. "Escribí esta película hace cuatro años, en un momento en que no había guerra en Gaza", explica, reconociendo el delicado contexto de la elección. Sin embargo, decidió mantener la escena porque Tel Aviv representa un lugar de transformación y encuentro para los personajes, y la presencia de un médico especializado en la película encarna un símbolo de sanación y cambio.
La esencia de Emilia Pérez: Un musical con profundidad emocional
Audiard menciona que se inspiró en clásicos como Cabaret y All That Jazz, ambos de Bob Fosse, aunque aclara que su objetivo no era replicar estos modelos. En Emilia Pérez, el director lleva la tradición del musical a un territorio completamente nuevo, infundiendo en él una exploración profunda de la identidad, el poder y la transformación.
Emilia Pérez es más que un musical; es una declaración sobre la complejidad de la vida y el arte, donde Audiard fusiona su amor por la ópera, su interés en los temas de poder y su habilidad para convertir un género clásico en una plataforma de expresión moderna.