Naomi Scott, conocida por su papel en Aladdin, regresa a la gran pantalla con Smile 2, una secuela que profundiza en el terror psicológico. La película, que sigue la trama del éxito viral de 2022, presenta a Scott como Skye Riley, una estrella pop acosada por una entidad maligna tras un fatídico encuentro con un viejo amigo de la secundaria, interpretado por Lukas Gage. Mientras que la primera entrega explicaba los mecanismos de la maldición, Smile 2 explora más a fondo los poderes del espíritu, las consecuencias de su relación parasitaria con sus víctimas y las posibles motivaciones detrás del aterrador ente.
Skye Riley, la nueva víctima de la maldición, se enfrenta a una persecución no solo por parte del ente, sino también bajo el ojo público, ya que su fama pone cada uno de sus movimientos en el centro de atención. Los personajes secundarios, como su madre y manager (Rosemarie DeWitt), su mejor amiga (Dylan Gelula) y su asistente (Miles Gutierrez-Riley), juegan un papel crucial en la trama, ya que todos intentan salvarla mientras su vida se desmorona ante el avance imparable del mal.
Uno de los elementos más llamativos en la interpretación de Naomi Scott es cómo el filme explora las implicaciones emocionales de ser una estrella mundial. Como comenta la propia actriz, no solo se vio inmersa en su papel desde el punto de vista actoral, sino también musical. Naomi trabajó junto a la productora Idarose para crear las canciones que definen a Skye Riley como artista, lo que añade una capa más profunda a su interpretación. “Cuando me uní al proyecto, ya había tres canciones escritas, dos de las cuales fueron creadas por Idarose. Su voz fue una guía para establecer el estilo de Skye”, comentó Scott en una entrevista reciente. Esto permitió a la actriz y cantante conectarse aún más con su personaje, lo que culminó en la creación de temas clave como "New Brain", "Blood On White Satin" y "Death of Me".
La colaboración entre Scott e Idarose fue fluida y creativa. La actriz explica que disfrutó del proceso de coescribir canciones para un personaje que, aunque no es ella misma, le permitió explorar nuevas áreas artísticas sin las limitaciones personales que suele imponer a su propia música. “Escribir para un personaje es liberador. Puedes huir de las restricciones que te impones como artista, lo que resultó ser muy divertido”, señaló Naomi. Esta libertad creativa quedó plasmada en temas que capturan las luchas emocionales de Skye, quien, a pesar de su éxito y fama, enfrenta problemas de salud mental exacerbados por la presión pública.
En cuanto al desarrollo del personaje, Scott trabajó en estrecha colaboración con el director Parker Finn, quien ya había establecido su capacidad para retratar personajes con profundos conflictos emocionales en la primera Smile. Scott compartió que Finn invirtió mucho de sí mismo en la historia, y ambos mantuvieron largas conversaciones sobre la complejidad emocional de Skye. La fama de su personaje, aunque extrema y poco habitual, refleja temas universales sobre cómo las personas manejan el trauma y las expectativas externas, un tema que resonó profundamente con Scott.
Smile 2, aunque con algunos excesos narrativos en cuanto a la duración y sustos predecibles, se destaca por su capacidad para mezclar terror psicológico con una crítica sobre la cultura de las celebridades y el peso emocional que conlleva. Finn, quien ha sido cuidadoso en evitar explotar el tema de la salud mental de forma superficial, logra mantener la autenticidad en la representación de los traumas de sus personajes. Esto es particularmente visible en la actuación de Scott, cuyo rostro captura perfectamente el terror real detrás de la fachada sonriente que el mundo espera ver.
En resumen, Smile 2 expande la mitología de su predecesora, y aunque puede sentirse cargada en algunos puntos, mantiene una base emocional sólida gracias a la interpretación estelar de Naomi Scott. Con su mezcla de terror psicológico y exploración de la presión mediática, la película se destaca como una secuela que aporta algo más que sustos, y que deja al público esperando con interés lo que vendrá a continuación.