"Dominique" (2024), dirigida por Michael S. Ojeda, parece querer ser muchas cosas a la vez: una película de acción con tintes de venganza, una exploración de la naturaleza humana y una inmersión en el submundo del crimen colombiano. Sin embargo, el resultado final se queda a medio camino entre el cine de serie B y una cinta de acción más ambiciosa, pero sin lograr destacarse en ninguna de estas áreas.
La trama, que gira en torno a Dominique (interpretada por Oksana Orlan), una asesina a sueldo que busca venganza contra una mafia que asesina al jefe de la policía Santiago (Maurice Compte), es tan predecible como formulaica. Es inevitable hacer comparaciones con cintas como John Wick, dado que ambos protagonistas comparten una búsqueda implacable de venganza, pero aquí nos encontramos en un escenario menos memorable: la jungla colombiana. La diferencia es que, mientras John Wick redefine el género con un estilo visual único y coreografías de acción electrizantes, Dominique no logra más que entregar escenas que se sienten genéricas y, en muchos casos, carentes de la urgencia emocional necesaria.
Oksana Orlan, sin duda, es lo mejor que ofrece la película. Su interpretación le da algo de profundidad a un personaje que, en papel, es un cliché andante. Orlan demuestra que tiene un enorme potencial para papeles dramáticos más complejos; sus expresiones faciales, su lenguaje corporal, y la intensidad que proyecta en pantalla son dignas de elogio. En más de una ocasión, ella parece estar en una película diferente, una que podría haber sido mucho más interesante si le hubieran dado el guion que merece. Lamentablemente, el guion de Ojeda no le brinda mucho con lo que trabajar.
Hablando del guion, es aquí donde se siente el mayor tropiezo de la película. La historia es tan predecible como un mapa de carreteras, con giros argumentales que se ven venir desde kilómetros de distancia. El uso de un "MacGuffin" en forma de un portátil que contiene grabaciones incriminatorias ya se ha visto tantas veces que pierde su efectividad como recurso narrativo. Incluso las motivaciones de los personajes parecen calcadas de otros filmes del mismo género, lo que deja muy poco espacio para la originalidad.
El manejo de las escenas de acción también deja mucho que desear. Aunque Ojeda logra mantener un ritmo decente durante la mayoría del filme, las secuencias de pelea se sienten torpes y poco inspiradas. Hay una falta notable de coreografía pulida que podría haber elevado la tensión y el impacto visual. En lugar de eso, la mayoría de las peleas se resuelven de manera demasiado simple, sin esa chispa que convierte una buena película de acción en algo memorable. Es como si la película estuviera tratando de mantener el listón bajo, sin atreverse a ir más allá.
Un problema aún mayor es la credibilidad de las escenas. Las leyes de la física parecen olvidarse por completo, ya que los personajes sobreviven a explosiones y balas de manera casi caricaturesca. La representación de la táctica militar y las balísticas es tan exagerada que se vuelve difícil de tomar en serio. Entiendo que es ficción, pero una película de este tipo necesita al menos una base de realismo para que la audiencia pueda sentirse conectada con el peligro que enfrentan los personajes. En este caso, el exceso de libertad creativa hace que cualquier tensión que pudiera haberse generado se disipe rápidamente.
A pesar de todo, Dominique tiene algunos momentos que logran sobresalir. Las interacciones entre Dominique y los miembros de la familia de Santiago, a quienes intenta proteger, añaden un nivel de humanidad que la película realmente necesita. Estas escenas ofrecen una breve pausa en medio del caos de la acción y muestran destellos de lo que podría haber sido una película mucho más rica en matices emocionales. Sin embargo, estos momentos son demasiado escasos como para salvar a la película de su inevitable caída en lo predecible y lo olvidable.
La ambientación en Colombia, especialmente en el desierto de La Guajira, podría haber sido uno de los puntos más interesantes de la película, pero no se aprovecha lo suficiente. En lugar de darle al paisaje un papel protagonista, como ocurre en algunas grandes películas de acción donde el entorno se convierte en un personaje más, aquí se siente como un telón de fondo genérico que podría haber sido cualquier otro lugar. Esto es una oportunidad perdida, ya que un entorno como este podría haber añadido un nivel de autenticidad y dureza que la historia tanto necesita.
Al final del día, Dominique es una película que quiere ser mucho más de lo que es. Intenta ser una meditación sobre la venganza y la redención, pero se queda en la superficie. Oksana Orlan brilla como una estrella en ascenso, pero incluso su talento no puede levantar un guion que se siente derivado y una ejecución técnica que apenas llega a cumplir con los estándares del género. Para los fanáticos de las películas de acción, puede ofrecer un entretenimiento pasajero, pero para aquellos que buscan algo más sustancial, probablemente se quedarán con ganas de más.
En resumen, Dominique es un intento fallido de conjugar la intensidad emocional con la acción desenfrenada. Es predecible, su guion es débil y su dirección carece del pulso necesario para mantener el interés más allá de la actuación estelar de su protagonista. Una lástima, porque con un enfoque más arriesgado y un mejor desarrollo de sus personajes, esta película podría haber sido algo mucho más interesante.