Reseña a "Elemental" de Peter Sohn con Leah Lewis, Mamoudou Athie, Ronnie del Carmen y Catherine O'Hara.
¿Quo vadis, Pixar? Por supuesto, los años de la pandemia sacudieron toda la industria cinematográfica. Pero a casi nadie le afectaron tanto como a Pixar. Durante mucho tiempo, el estudio de animación fue considerado el líder indiscutible, nadie más había conseguido de forma comparable entretener por igual a familias enteras, cosechar buenas críticas y arrasar en la taquilla. Esto último es ya cosa del pasado. Tres de sus películas -Soul, Luca y Red- han quedado relegadas al servicio interno de streaming, Disney+. Lightyear, el primer estreno en cines en años fracasó, su director, Angus MacLane, empleado del estudio desde hace muchos años, fue despedido recientemente junto con docenas de colegas, y la crisis es difícil de ocultar. Sería muy importante que Elemental, la película número 27 de los estudios, volviera a ser un éxito de taquilla.
A estas alturas, ni siquiera los mayores fans esperan que eso ocurra. Las reacciones en Cannes, donde la obra se presentó en mayo de 2023 como película de clausura, fueron más bien comedidas. Las previsiones de taquilla tampoco son sobresalientes. De hecho, Elemental no es el gran regreso que todos hubieran deseado. No sólo por el cambio de circunstancias, también porque Pixar no se ha distinguido últimamente por una excesiva originalidad. De todas las cosas, el estudio de animación que se había ganado una excelente reputación por sus imaginativos escenarios, parece estar haciendo aguas. Una de las críticas más frecuentes a la nueva película es que se limita a repetir un principio de Pixar de probada eficacia -¿qué pasaría si un objeto o un concepto abstracto estuviera vivo? Lo que antes eran juguetes (Toy Story), coches (Cars) o emociones (Inside Out) ahora son elementos.
El nombre lo sugiere: esta película trata de seres elementales (humanizados) que conviven en una ciudad. La chica de las llamas y el chico del agua dominan la acción, mientras que los seres de tierra y aire son sólo accesorios mínimos. Pixar se lo ha puesto relativamente fácil al vincular también los elementos con rasgos de personalidad. El hecho de que el personaje femenino sea apasionado y temperamental, mientras que el masculino se construye cerca del agua, encaja perfectamente con este toque genérico de Pixar, pero es cualquier cosa menos un golpe de genialidad. Los ingredientes son demasiado clásicos y familiares para ello.
Por otra parte, Elemental se sale un poco de la línea, lo que resulta especialmente evidente en su falta de reflexión. Por ejemplo, ¿porqué, se hacen tantos malabarismos con este concepto de los elementos cuando al final sólo el fuego y el agua determinan la historia de todos modos? También se plantea la cuestión de por qué los seres de fuego son retratados como de Oriente Medio y las otras culturas como más o menos totalmente inespecíficas. Desde un punto de vista puramente ideológico, la película no se hace ningún favor a sí misma, lo que también queda patente en la pretendida vida urbana integradora. Los seres elementales viven pacíficamente en armonía unos con otros, pero sin embargo hay guetos culturales y formas de separación y exclusión que dejan un extraño regusto.
Son precisamente estos temas, que en realidad requieren más inteligencia, los que arrastran a Elemental una y otra vez, sobre todo porque la comparación con otra producción también está zumbando en el fondo de la mente de uno en todo momento. La serie de animación Avatar - The Last Airbender, que también trata sobre los cuatro elementos, no sólo es célebre por sus pegadizos personajes y su cautivadora historia, sino también por su inteligencia. El trasfondo cultural se explora aquí con maestría, mientras que Elemental no persigue esta pretensión en ningún momento. Seamos justos: Pixar, como cualquier otro estudio de animación, no tiene un pase libre para lanzarnos componentes ideológicos extraños.
Volviendo al principio, Elemental se sale de la línea porque, al menos en ese caso, ya no se espera que el público participe en un debate inteligente de la misma manera. En su lugar, la mayor parte de la acción se desarrolla en un plano infantil, mientras que se buscan en vano mundos emocionales complejos. Algo atípico, en realidad, si nos fijamos en las películas anteriores, que, por supuesto también son infantiles, pero que tienen una complejidad y un efecto pedagógico que no hay que subestimar (Inside Out, Soul). ¿No es eso lo que hace que estas películas sean tan excepcionales?
Además, la comedia romántica no es precisamente un ejemplo de narración creativa. Cuando dos personajes completamente opuestos se conocen y no se llevan bien al principio, sólo para desarrollar sentimientos el uno por el otro, ésta es una de las convenciones narrativas más utilizadas del género. Esto no cambia por el hecho de que aquí sean el fuego y el agua los que proporcionan los opuestos. Aunque Elemental es decepcionante en ese aspecto, la película tiene cualidades. Por ejemplo, el motivo de la inmigración, combinado con la subsiguiente búsqueda de identidad, es muy hermoso.
Así pues, los puntos fuertes de Elemental siguen siendo más bien de carácter humorístico, que funcionan bien con gags infantiles la mayoría de las veces. Las animaciones, así como las melodías de acompañamiento de Thomas Newman, también confieren un encanto ocasional a la última aventura de Pixar. A nivel emocional, sin embargo, se desaprovecha bastante potencial, especialmente narrativo. Aunque la experiencia de visionado inmediato en el cine es sólida en general, a la nueva producción le falta ingenio, un mundo con más capas y, por tanto, la sensación de estar viendo algo completamente nuevo para poder engrosar las filas de las obras maestras de la animación. En su lugar, simplemente carece de un efecto cinematográfico posterior, la impresión de que uno puede llevarse algo de su visita al cine.
Y luego están las los efectos visuales y su diseño. Hay que reconocer que los diseños de los dos personajes principales no son demasiado inusuales. Pero la realización de los elementos es fantástica. Lo mismo ocurre con la ciudad por la que nos movemos, hay tantos pasajes maravillosos que a veces uno desearía simplemente pasear por la ciudad y admirar los efectos. Por supuesto, es una pena que el contenido sólo pueda estar a la altura parcialmente. No obstante, el segundo esfuerzo como director de Peter Sohn (Arlo & Spot) merece la pena verse y merecería encontrar un público. Sólo que no se puede esperar que Elemental esté al mismo nivel que los excepcionales títulos anteriores, aunque esta historia es ciertamente aceptable.