Critica a "Madres Paralelas" de Pedro Almodóvar con Penélope Cruz, Israel Elejalde, Milena Smit y Aitana Sánchez-Gijón.
Con Madres paralelas Pedro Almodóvar vuelve a su verdadera fuerza y al tema de su corazón: la madre. Las madres ocupan un lugar destacado en muchas de sus películas, y su propia madre, como ha subrayado a menudo, tiene una gran importancia en su vida. Pero Almodóvar también está haciendo algo completamente diferente a sus anteriores trabajos: por primera vez en una película aborda abiertamente la guerra civil en España y las heridas que todavía se sienten claramente hoy, más de 80 años después.
La historia de la película comienza cuando la fotógrafa Janis (Penélope Cruz) le pide a Arturo (Israel Elejalde) que la ayude a cavar la supuesta fosa común en las afueras de su pueblo natal y tener certeza sobre la muerte de su bisabuelo. El arqueólogo también está interesado en la exhumación y está invirtiendo su fundación en el proyecto. Los dos se vuelven más cercanos a través de la investigación conjunta sobre el pasado, y pronto Arturo se pone en contacto cada vez que está en Madrid y visita a Janis. Cuando esta queda embarazada, su relación se desmorona y Janis sigue su propio camino, con un niño en su vientre y la perspectiva de criarlo sola, tal como lo hicieron su madre y su abuela.
La trama deja de lado por el momento el tema de la guerra civil y se concentra en Janis, quien da a luz acompañada de su amiga Elena (Rossy de Palma) y en el hospital se hace amiga de Ana (Milena Smit), una joven que también se encuentra sin pareja quien da a luz a una niña. Ana aún no es mayor de edad y vive con su madre (Aitana Sánchez-Gijón), que espera con ilusión a su nieta pero al mismo tiempo tiene la oportunidad de su vida como actriz. Entonces Ana también se queda sola.
Al igual que Ana, Janis está encantada de ser madre, pero cuando Arturo llega para, al menos, conocer a su hija y reacciona de mala gana ante el bebé, ella se inquieta. Cuando se le pregunta, Arturo explica que la niña le parece extraña y duda que él sea el padre. Janis rechaza una prueba de paternidad porque sabe que Arturo debe ser el padre. Pero luego ella misma hace una prueba de maternidad y descubre que probablemente no sea la madre de esta niña que está acostada en la cama de al lado, que su hija debe haber sido cambiada en el hospital.
Uno siente el drama al que se ve arrojada Janis desde el principio. Pedro Almodóvar da una cantidad inusual de pistas y presagios sobre el desarrollo de la historia, de modo que uno puede simpatizar con el personaje principal y ver cómo ella se enreda cada vez más en su propia miseria. Uno de los grandes puntos fuertes de la película es que saborea con deleite las posibilidades del melodrama.
Como primera reacción, Janis quiere contarles a todos sus descubrimientos: a Arturo, pero también a Ana. No recibe a nadie, y luego corta los lazos con ellos y se guarda el secreto. Casualmente se encuentra con Ana meses después de que ambas desarrollaran su primer afecto en el hospital, y debido a que Ana se mudó de la casa de su madre, Janis la toma como ama de llaves y niñera. Pero ella no le dice nada a Ana sobre su conjetura.
Madres Paralelas trata sobre mentiras y verdades, pero también sobre el dolor de perder la oportunidad de la verdad y vivir con una mentira. Puedes ver en Janis (interpretada genialmente por Penélope Cruz) cuánto sufre por no poder contarle a nadie sobre sus conocimientos y no poder compartir sus pensamientos.
Es Arturo de nuevo quien la hace pensar cuando le explica que por fin le ha contado a su mujer el romance con Janis tras su larga enfermedad, que se van a separar, que ya no podía mentirle. Con Pedro Almodóvar rara vez son los hombres los que sacan el bien de las mujeres; por lo general, son responsables del sufrimiento de ellas, como más recientemente en La voz humana (2020). Pero Arturo es, en última instancia, un buen hombre que parece ser la pareja ideal para Janis, quien también puede asumir este papel y puede poner fin a las luchas solitarias de esta mujer.
Pero, por supuesto, Almodóvar también muestra a las mujeres fuertes en su película número 22, condensadas en el pueblo natal de Janis, en el que casi solo parecen vivir mujeres. Son las que quedaron después de la guerra civil porque los hombres desaparecieron en la contienda y fueron asesinados y enterrados. Crían a sus hijas sabiendo que pueden hacerlo todo solas y que no necesitan una pareja masculina a su lado. La propia Janis, sin embargo, deja claro que necesita a Arturo, que la vida con él es mejor y más bonita que luchar sola.
La nueva película de Almodóvar tiene mucho de lo que hace a una película de Almodóvar: las mujeres fuertes, la mirada a la industria de los medios, los escenarios bien pensados, la música de Alberto Iglesias que aumenta las emociones, las vistas artísticas detalladas de los objetos y rituales cotidianos. Lo que es particularmente asombroso y emocionante de Madres Paralelas es que Almodóvar ahora también entreteje la historia de su país en la narrativa, y de una manera maravillosa y magistral. Al principio evitó conscientemente las referencias a la dictadura franquista en sus películas, luego solo las hizo en indirectas, personajes secundarios o en las esquinas. Pero ahora él la enfoca.
Descubrir la verdad sigue siendo un gran tema abierto en España y se ilustra en la exhumación de las muchas fosas comunes en el país que aún existen, que siempre están en la agenda política y que para Almodóvar ahora es un lugar en su película. Ana le pregunta momentáneamente a Janis por qué está tan obsesionada con abrir la tumba de su bisabuelo. Y Janis expresa lo que preocupa mucho a muchos españoles: que la verdad es importante, que la España dividida sólo puede recomponerse cuando el pasado, lo que pasó, los crímenes del franquismo se reconozcan como hechos.
Lo mismo se aplica a Janis como madre: sólo cuando reconoce la verdad, por dolorosa que sea, puede ser una buena madre, solo entonces encontrará la paz. Si en Madres paralelas el pequeño destino del individuo se refleja a mayor escala y el pasado del país se convierte en el catalizador de la catarsis de un personaje, Almodóvar levanta un espejo al país con una película y llama a la memoria a la gente y a no negarla. O en palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano, con las que termina la película, “la historia nunca calla”.