Reseña al filme dominicano "Candela" de Andrés Farías Cintrón con Sarah Jorge, Pepe Sierra y Felix German.
Un huracán amenaza el Caribe. Como impulsadas por sus espirales, las vidas de tres desconocidos se entrelazan en las calles de Santo Domingo: Sera Peñablanca, una chica de la alta sociedad dominicana que acude cada noche a los barrios de la capital para relacionarse con desconocidos; el teniente Pérez, un policía corrupto que investiga un caso en un intento de reparar la relación rota con su hija; y Candela, una artista de un cabaret que busca justicia. Estos tres personajes están unidos por la misteriosa muerte de Renato Castrate, poeta y traficante de drogas.
Estos tres relatos se utilizan como telón de fondo para representar una sociedad dominicana dividida por las clases sociales, la corrupción de las instituciones y la xenofobia hacia los haitianos. Esta estructura trilógica del relato recuerda la propuesta iniciada hace dos décadas con Amores perros, 2001 de Alejandro González Iñárritu a partir de un guión de Guillermo Arriaga. Sentimos con Candela, un deseo bastante ambicioso de aprehender la realidad social fracturada de Santo Domingo invitando, además, al alma de la isla en torno a un fantasma de lo más extraño en la tradición del realismo mágico: éste aparece de hecho en un marco de lo más realista y con voluntad de tener un impacto directo solo en el policía Pérez con la implicación de que oponerse es atacarse a sí mismo, como si fuera el espíritu de todos los isleños dominicanos.
El director Andrés Farías Cintrón adapta la novela homónima de Rey Emmanuel Andújar con una puesta en escena que se dedica a describir el marco mental y psicológico en el que se desenvuelve cada personaje. Así, la joven heredera se ve rodeada de colores neón, inmersa en una artificialidad que l hace perder el contacto con la humanidad y la espontaneidad de las relaciones. Este gran cuidado de la puesta en escena para dar densidad real a los tres personajes principales es aquí más importante que la propia historia en la que el sirviente aparece finalmente como el gran maestro de la historia.
Farías Cintrón demuestra un sentido visual prometedor para contar los diferentes aspectos de su historia. El uso dramático de la luz nutre la película y, de vez en cuando, compensa la débil escritura de personajes que carece de profundidad. El cineasta, sin embargo, explora caminos fascinantes, tanto sobre la supervivencia emocional de relaciones de una clase como la forma en que se considera a las personas racializadas. Todos estos santos y señas, conocidos por su previo trabajo, un fantástico cortometraje llamado Tiznao, una especie de introducción a este universo personal.
La disparidad narrativa de las historias, que eventualmente convergen, no ayuda a su director a seguir una narrativa interesante, ya que en su inicio, los personajes resultan ser más interesantes que en su desarrollo, y peca de querer contar mucho más de lo que estos pueden ofrecer. Su abrupto final es frustrante, pero la historia de un huracán (literal y metafóricamente) que amenaza la ciudad y enloquece a todos los ciudadanos es poderosamente evocadora.
Candela se estará presentando en la edición 39 del Festival Internacional de Miami en 2022, con la presencia de sus directores.
