Reseña "Uncut Gems" dirigida por los Hermanos Safdie, protagonizada por Adam Sandler.
Uncut Gems es un thriller emocionalmente cargado que no se ve con mucha frecuencia hoy en día. Conocemos a Howard Ratner (Adam Sandler), un joyero carismático y apostador de la ciudad de Nueva York que, después de diecisiete meses de espera, obtiene una piedra especial de Etiopía que vale cientos de miles de dólares. Si bien su valor puede ser más alto de lo previsto, el hombre establece una fecha de subasta con la esperanza de obtener la mayor cantidad de dinero posible. Sin embargo, su interminable endeudamiento y su capacidad para atraer problemas no tienen fin hasta el momento en que comienza un juego peligroso que puede poner en riesgo todo por lo que ha trabajado duro, incluida su vida.
Uncut Gems comparte con su predecesora Good Times (2017) la urgencia, la fascinación por el estrés, por el momento acusado de nerviosismo por una cadena de malas decisiones. Con la diferencia de que los hermanos Safdie abren un panorama más amplio, especialmente a los personajes y la vida, enfocándose en Adam Sandler como padre judío, comerciante de joyas y fanático del baloncesto. Es un viaje salvaje por un corto tiempo de su vida. Todo debe salir mal para mantener el ritmo, tropezar de una idea a la siguiente, y mantenernos muy cerca de la acción, pero nada de esto ocurre gratuitamente.
Las apuestas es otra forma severa de adicción en la que una persona invierte no solo su tiempo, sino su dinero, alma e incluso su vida, esta última en el peor de los casos. Y cuando desaparece la autoconciencia del hecho y esta es reemplazada por la adrenalina de lo apostado, cosas malas sucederán más rápido que un abrir y cerrar de ojos.
Dirigida por Benny y Josh Safdie, Uncut Gems es un filme que literalmente no te permitirá levantarte de tu asiento hasta su crédito final. De principio a fin, la película logra hipnotizar al espectador a través del mundo realista de las apuestas, las aventuras, las peleas, los miembros de pandillas e incluso el baloncesto. Toda la película es como una montaña rusa de emociones en la que, los espectadores sensibles pueden sentir palpitaciones debido a que nos hacemos cómplices de las decisiones de nuestro protagonista. Uncut Gems es estresante y, a su manera, también es una joya del mundo cinematográfico.
Josh y Benny Safdie construyen toda la película a partir de detalles pequeños. Estos son el núcleo emocional de la narración y es a través de estos es que conectamos con los personajes. Sin dudas, el hilo conductor por excelencia es Adam Sandler, cada escena en la que se encuentra no apartamos nuestra mirada de él, sus gestos, su voz, su mirada y sus decisiones están creadas milimétricamente para nuestra apreciación. Sus expresiones faciales, ya sea hablando, caminando, o incluso viendo televisión, es como pintar un personaje en la pared que no se puede quitar.
Daniel Lopatin, también conocido como Oneohtrix Point Never, es desde el primer momento notablemente la desconocida estrella detrás de Uncut Gems , al mismo nivel que Adam Sandler y los hermanos Safdie. No es raro que la banda sonora de una película sea tan importante para experiencia cinematográfica, aquí es imprescindible. Esta impresión, que fue similar en la última película de los dos directores, tiene algo que ver con la excentricidad, la música crea momentos, hace montajes, crea las imágenes, hace el ritmo narrativo.
A menudo, la música tiene un efecto de contrapunto, un sonido de jazz se arrastra a la composición electro, la música se detiene, donde nada parece ocurrir y es allí donde mejor funciona. Pero tan pronto volvemos a la acción, la música, y los diferentes medios vuelven a encontrar un ritmo común. Las partituras hacen gran parte del trabajo aquí a su vez e independientemente, es un enfoque que habla por la ambición artística de los hermanos Safdie.
Los Safdie no cambian los registros, no cambian de velocidad, sino que fusionan ambos espectros. Raramente hay un momento de alivio a través del humor, pero su personaje que está lleno de decisiones absurdas, momentos que refuerza la tensión, nos hace lanzar una carcajada nerviosa. Al igual que la musicalización hiperbólica, el movimiento constante de la cámara y un suave montaje suave pero rápido ayudan a mantener la presión alta, todo esto les asegura que cada secuencia sea siempre una experiencia nueva, incluyendo este impactante final. Están advertidos.
