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Critica a «A Rainy Day in New York» (2019) de Woody Allen

Reseña " A Rainy day in New York" de Woody Allen con Timothée Chalamet, Elle Fanning y Selena Gomez.

Aunque todavía no ha encontrado un distribuidor en los Estados Unidos, la nueva película de Woody Allen se estrenó en la gran pantalla en muchos lugares de Europa y Latinoamérica. Desafortunadamente, el galardonado director y guionista no hace más que seguir las reglas del arte y esta vez presenta secuencias de su propio género, reaccionarias de una manera placenteramente provocativa.

Gatsby (Timothée Chalamet), que proviene de una familia de clase alta de Nueva York, estudia en una pequeña universidad de élite con una clara falta de interés. Algo de variedad adorna sus días cuando su novia Ashleigh (Elle Fanning) tiene la oportunidad de entrevistar al famoso director Roland Pollard (Liev Schreiber) para el periódico universitario. Gatsby está planeando un fin de semana romántico en su ciudad natal, pero por el momento tiene que pasear solo por las calles de Manhattan, porque Ashleigh conoce a otras personas del mundo del cine después de hablar con Pollard y de repente tropieza de una situación emocionante a la siguiente. En una de sus expediciones, Gatsby conoce a Chan (Selena Gómez), que no se queda sin palabras y con cuya hermana mayor estuvo una vez.

A rainy day in New York se suponía que se estrenaría en los cines hace mucho tiempo, pero luego fue atrapado por la re-acusación de Woody Allen por parte del movimiento #MeToo. Las acusaciones de su hija adoptiva Dylan Farrow, que no han sido probadas legalmente hasta hoy y que se conocen desde hace años, fueron de nuevo el tema y condujeron en parte a una reevaluación pública del cineasta, que durante mucho tiempo había sido celebrado por Hollywood. Amazon Studios se negó a estrenar la comedia romántica y canceló el contrato con Allen, lo que a su vez llevó a una disputa legal que entretanto se había resuelto. Además, varios actores de su nueva obra se retiraron del apoyo y donaron sus honorarios a obras de caridad.

El hecho de que el director, a pesar de la ausencia de una condena, esté siendo perseguido implacablemente a través de la aldea norteamericana por algunos grupos es indudablemente cuestionable. Por otro lado, con su insoportable representación de mujeres en A Rainy day in New York, también vierte gasolina al fuego. Presenta descripciones sexistas y dibuja especialmente a Ashleigh como una mujer con aparente ingenuidad, pero realmente es una aprovechada que adora el sueño de la fama. Obviamente, Allen no entendía el significado más amplio del debate #MeToo, cuyos excesos de indignación deben ser cuestionados. Se siente tranquilo en su postura clásica. 

Muchos de los personajes están muy simplificados, incluso la mayoría parecen caricaturas, sólo por el poco tiempo que tienen a su disposición y sus acciones. La industria cinematográfica, en particular, está repleta de gente que se ocupa principalmente de su propio ego o de sus conquistas amorosas. Cuando un número de hombres, jóvenes y viejos, se enamoran de la bonita y picara Ashleigh, el filme navega entre divertida y cuestionable. 

Es bien sabido que el director tiene debilidad por la Gran Manzana. Con una mirada apropiadamente amorosa, pero también nostálgicamente transfigurada, camina por la metrópolis estadounidense, se detiene en hoteles antiguos, escucha música de jazz acompañado de una omnipresente lluvia, conduce por el parque en un carruaje tirado por caballos, revive la magia de antaño. A rainy day in New York puede que se haya filmado en el presente y que también se haya desarrollado en él, pero apenas es notable. Allen se niega constantemente a cualquier tipo de modernización, sino a hacer una película como se podría haber hecho hace treinta años sin problemas. Una de sus tantas cualidades.

Aún más que en sus películas predecesoras, el ganador del Oscar se basa aquí en un guión saturado de clichés ininterrumpidos. Los desarrollos banales de la trama se sienten cada vez más inverosímiles y dan la impresión de que Allen ha perdido todo deseo de narrativas significativas y animadas. La típica toma nostálgicamente coloreada y bellamente fotografiada en Nueva York por el nuevo camarógrafo habitual Vittorio Storaro y los esfuerzos de los actores por alcanzar cierta profundidad no son suficientes para compensar el vacío creativo.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.