Bacurau es la película que sucede a Acuario , presentada hace tres años, una feroz acusación contra el imperialismo estadounidense en Brasil y los estragos de la especulación inmobiliaria, a través del retrato de una mujer obstinada y valiente. Si Acuario formaba parte de un entorno contemporáneo, la obra actual está ambientada "en un futuro 
próximo", con referencias obvias a las noticias brasileñas (que fue aún más poderoso para los autores durante la preparación y filmación de la película ), pero también a toda una parte de la historia de este país. Aquí se nos recuerda el período desconocido del "coronelismo", un sistema político de la década de 1930 que vio a las autoridades locales concentradas en manos de terratenientes ricos.
En un futuro cercano el pueblo de Bacurau llora a su matriarca Carmelita, quien murió a los 94 años. Unos días después, los residentes notan que Bacurau ha desaparecido del mapa.
La ubicación del pueblo es idílica, no hay duda. Hasta donde alcanza la vista, sólo vemos árboles y una naturaleza frondosa. Pero la impresión es engañosa, al menos los habitantes del pueblo de Bacurau tienen que luchar bastante para sobrevivir cada dia. Por ejemplo, la escasez de agua es una gran preocupación. El uso de medicamentos y alimentos es racionado. Si llevamos esta situación a América Latina, existen varios “Bucaraus”. Ya sea en Venezuela, que ha estado en caída libre durante algunos años, o en las guerras de drogas en México, creemos que solo los países que adornan las noticas son los de los problemas. Pero la situación en Brasil, específicamente, que se ha movido hacia la derecha, es preocupante, de acuerdo a los directores.
Muchos se sorprenderán con la propuesta del dúo Mendonça y Dornelles. Lejos del realismo de Acuario, Bacurau es un trabajo fantástico que, sin embargo, da algunas claves de comprensión sobre la sociedad brasileña actual. Por un lado, el pueblo ha desaparecido misteriosa y súbitamente del mapa. Por otro lado, aviones no tripulados en forma de platillos voladores cruzan el cielo. A lo que debemos agregar una milicia extranjera y bárbara que no duda en usar la violencia para lograr sus propósitos. En medio de esta confusión, los habitantes de este extraño lugar aparentemente no están preparados para defenderse.
Bacurau revela los aspectos más locos de estos cineastas brasileños. Entregan un trabajo cinematográfico impecable, inspirados de las fantásticas aventuras de John Carpenter . En un oeste del futuro, llena de adrenalina, utilizan su creatividad para representar como telón de fondo la injusticia de una población brasileña olvidada por su gobierno. Detrás de esta increíble historia, los directores presentan la incomodidad de los habitantes rurales encerrados en sus diarios quehaceres. La película se centra en las promesas electorales que dejaron letras muertas, incluso cuando los políticos se parecen a una ridícula campaña en un camión repleto de pantallas.
Kleber Mendoça Filho y su codirector Juliano Dornelles señalan la corrupción de los políticos, así como la alianza entre la élite del poder gubernamental y los ricos inversionistas extranjeros.. El discurso no es nuevo. Pero si los autores a veces abren puertas y no siempre evitan el exceso (el mercenario alemán encarnado por Udo Kier y su discurso), la fábula es de gran fuerza narrativa y visual, con un montaje deslumbrante y una aptitud para mezclar los géneros de cine de aventuras, suspenso, ciencia ficción y distopía de una manera magistral y violenta.
Mendonça Filho está parado en terreno conocido. Como ex periodista, el brasileño siempre se ha comprometido a señalar los abusos. Sus dos películas más recientes lo demuestran.
Filho y Dornelles crean secuencias armoniosas, creando un microcosmos con el ficticio Bacurau en el que todo está conectado de alguna manera. El resultado es extremadamente idiosincrásico. A medida que los límites de género se desentierran es cuando la película navega entre drama, suspenso y vagabundeo occidental, con inserciones divertidas de ciencia ficción. En realidad no hay desperdicios.
La propuesta podría haber sido pícara y basada netamente en lo estético: pero en realidad es sorprendente, sin embargo, el virtuosismo técnico no oculta la fuerza de la metáfora moral y política. El elenco coral que muestra a los miembros de las comunidades rivales es increíble, y es con júbilo que encontramos a la gran Sonia Braga en el papel de la musa de estas personas que aún se resisten al invasor. Al final, la película de Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles es muy recomendable, incluso si será rechazada por su radicalidad y su aterradora visión de la humanidad.
