Reseña a la película Human Capital con Liev Schreiber, Marisa Tomei y Peter Sarsgaard dirigida por Marc Meyers.
Basada en el libro de Stephen Amidon, y a su vez remake de una película italiana del mismo nombre, Human Capital explora el efecto que tiene una tragedia en un grupo dispar de personajes, que incluye un agente de bienes raíces llamado Drew (Liev Schreiber), a Karen (Marisa Tomei) y Shannon (Maya Hawke).
Desde el primer instante del film se percibe una atmósfera penetrante y agresiva de poco interés. Este es el mayor problema de Human Capital, debido a que el cineasta Marc Meyers no es capaz de establecer un solo personaje convincente o un momento de autenticidad, con la previsible falta de impulso que esto conlleva, agravada por secuencias planas y poco impresionantes, sumándole una partitura musical chillona.-y con un alto poder de distracción.
La película nos predispone desde las primeras secuencias a perder el interés y preocuparnos por los mensajes que tenemos pendientes en nuestros teléfonos móviles, y aunque hay un puñado de momentos en los que las cosas marchan relativamente bien, sentimos que el filme va en picada, en su mayor parte. Las sub-tramas no podrían ser menos interesantes.-en particular hay todo un tramo que involucra al personaje de Tomei que no funciona en absoluto. El énfasis en diálogos poco convincentes y tímidos es, en última instancia, la gota que colma el vaso con este trabajo desesperadamente amateur.
La primera escena es probablemente la mejor secuencia de la película. Conocemos a un camarero, quien al salir de su trabajo es atropellado por un jeep mientras va en bicicleta a su casa por un camino oscuro y sinuoso. El conductor sigue su ruta sin detenerse. En ese breve momento la película nos atrapa pero desafortunadamente el director Meyers deja atrás el misterio de estos primeros instantes a favor de una historia serpenteante y que se presume profunda, presentando un comentario superficial sobre la clase alta de estos tiempos.
Pasamos del accidente a conocer al simpático, pero financieramente irresponsable Drew y a su hija Shannon. Esta última está saliendo con Jamie (Fred Hechinger), el hijo de una pareja rica de manejo de fondos, Quint (Peter Sarsgaard) y Karen. También hay un adolescente con problemas de tráfico de drogas llamado Ian (Alex Wolff) que se enreda en el lío que todos tejen.
Lo que impide el éxito de Human Capital es que toma lo que debería ser una simple historia -el misterio de quién golpeó al motociclista- y la convierte en una historia complicada que evita la trama principal. Las revelaciones sólo arrastran una narración que sería mejor contar de una manera más tradicional y no en esos juegos de tiempo que son propuestos. El tercer acto es fácilmente el más interesante, y sería una película más fuerte si se centrara más en eso y menos en las extrañas tramas que no terminan añadiendo mucho.
La estructura superpuesta del filme no es única, pero no pretende serlo. Se trata más bien de lo que la película hace con esas narraciones y de si el contenido justifica la estructura de su dividida narrativa.
Las actuaciones son lo que nos mantienen atentos. Sarsgaard se encuentra en su habitual y encantador modo villano y lo hace bien (como siempre), pero su personaje es el único protagonista que no consigue una narración dividida. Se insinúa un arco en el que parte para Nueva York en un momento dado y regresa desesperado y asustado, pero nunca se le da seguimiento. Esto tiene el efecto de dejarlo como el villano de la película, una figura vaga que aterroriza a su hijo, condesciende con su esposa, y a quien no le importa mucho a que personas arruina. Por su parte, Schreiber, a pesar de que realiza la apertura de la película, igualmente recibe relativamente poca atención. Después de crear el conflicto inicial del film, no hace mucho más.
Los dos arcos narrativos más poderosos los escenifican Carrie y Shannon, ayudados por la indudable habilidad de Tomei para combinar el patetismo con el egocentrismo, y el creciente estrellato de Hawke. A medida que la historia se aproxima a su final estos personajes se revelan como marionetas a merced de las necesidades de los hombres; sus intentos de resistencia y autorrealización se convierten en un mero cambio de lealtad hacia otros hombres, a menudo más dañinos.
Podría decirse que Human Capital se transforma, aun cuando no lo pretende, en una historia sobre las clases bajas explotadas por gente poderosa -cualquiera que no sea un hombre blanco (rico) heterosexual se aflige, o se ve forzado a soportar los temores y las ansiedades de los hombres blancos heterosexuales.
Si todo esto suena desordenado, es porque lo es. Mientras que el elenco ofrece actuaciones excepcionalmente funcionales, la estructura atropellada y el guión descuidado no logran dar vida a sus personajes y tampoco logran contar la historia, la cual sin embargo tiene mucho potencial. Lo que debería ser una película emocionante y dramática de 90 minutos parece una película lenta de 120 minutos.
No cabe duda de que Human Capital será un file que olvidaremos rápido.