El 24 de Noviembre de 1958, bajo la creación de Rodman Edward Serling llego a la televisión un piloto para una serie de casos paranormales que sucedían en una universo paralelo llamado Twilight Zone. Este piloto, sobre un hombre que viajaba hacia 1941, a Honolulu en momentos antes del ataque de Pearl Harbor, sin embargo el capitulo no emociono lo suficiente para iniciar una serie.
Tuvo que pasar casi un año para la serie tomara rumbo e iniciara como una especie de crítica mordaz al gobierno, a la industria cinematográfica y a la sociedad de época. Todo esto disfrazado de un ambiente de ciencia ficción totalmente descabellado en donde el mismo Rod Serling hacia de voz y en momentos, aparecía en los capítulos.
Después de cinco temporadas con un éxito impresionante, la serie había sido cancelada por la cadena CBS, sin razón aparente, logrando convertirla (con el tiempo) en una serie de culto. Tanto ha logrado que hasta en el anime Dragón Ball Z tienen un hermoso homenaje y referencia a la serie. Concretamente en el capítulo 146 de la saga de Cell.
Años pasaron y tuvimos que esperar hasta el 2002 para volver a ver nuevas casos en la Twilight Zone, pero no fue lo suficientemente bueno para hacer alguna diferencia. Pero ahora en el 2019, de la mano de Jordan Peele (US, Get Out) llega una nueva adaptación de la mítica que serie, que, a pesar de sus errores, compensa con creces el vacío existente a series que realmente sean de ciencia ficción.
Pero, ¿Por qué Jordan Peele?
Y suena controversial, conociendo el historial de este señor (que muchos piensan que inicio con “Get Out”, cuando en realidad inicia en Mad TV con los capítulos más sombríos), y que es más notable en la comedia con el excelente show Key & Peele.
Pues con sus dos largometrajes (Get Out y US) pues es más que suficiente para saber que el director, guionista, actor, productor y muchas otras ramas más, está bien influenciado por la serie Twilight Zone y el pensamiento de Rod Sterling.
Sin embargo por más que gusten (o no) sus películas y se note que hay influencias, lamentablemente contiene muchas cosas buenas como malas. Su primer capítulo, llamado “The Comedian”, trata sobre un monologuista que por más que intenta ser gracioso, fracasa. Hasta que un día se encuentra con un personaje que le llevara al estrellato que tanto desea y hará que hasta lo mas mínimo, sea gracioso para su público, pero con un precio demasiado alto. “Nightmare at 30,000 Feet” es el segundo capítulo que nos mueve bajo el punto de vista de un escritor que encuentra una casetera que va “adivinando” lo que va pasando dentro del avión, situación que inquieta sobremanera al oyente y como no, al espectador.
Y así los demás capítulos siguen una línea constructiva, y pese a mandar un mensaje social o criticarlo (que todo sea dicho), Peele y su equipo no terminan de encajar todas las piezas correspondientes.
Porque el error más grave que tiene la serie, es forzar la crítica social y lo principal: decirlo todo. “Replay” tiene tan poco de Twilght Zone como la pera piña tiene de pera. Porque esta nueva versión olvida donde estaba lo grande de la serie original, lo cual estaba en “la interpretación”. No nos decían exactamente que había, si no que debíamos suponer y eso brindaba al misterio, a la investigación. Peele lo dice todo bien claro, masticado, sin esfuerzo. Y cuando no lo dice en palabras textuales (si, en palabras textuales), pues lo dice visualmente (el final del capítulo “The Comedian” es un claro ejemplo).
Vale la pena verla, porque no es mala. Está bien contada, tiene buenas actuaciones, tiene una narrativa bien fluida y poco aburrida. Tiene muchos elementos que la catalogan como una buena serie y un buen inicio a la nueva versión, aunque se arriesgue muy poco.