Inspirada en el libro Blood Sport: A-Rod and The Quest to End Baseball's Steroid Era, de Tim Elfrink, Screwball cuenta la historia de dos estafadores que, con la ayuda o el estorbo de un elenco de personajes excéntricos, sacudió a la Major League Baseball (MLB) en su núcleo hace unos años. Anthony Bosch, es el sujeto que narra de manera colorida el éxito de su negocio de venta de esteroides, llamado Biogénesis. El “doctor” Bosch, quien completó un título de médico en Belice pero nunca recibió la licencia de médico del Estado de Florida, distribuyó drogas para mejorar el rendimiento a policías y a adolescentes que deseaban obtener una ventaja en las competencias de becas deportivas, y a los atletas profesionales, especialmente a Alex Rodríguez.
Screwball es la verdadera historia de cómo una pequeña disputa entre dos delincuentes expuso al jugador de béisbol mejor pagado del mundo. El director Billy Corben, destacado documentalista de Cocaine Cowboys, ilumina los mundos sombríos de la escena de esteroides del sur de Florida y la complicada relación de Major League Baseball con los esteroides. La película es contada con un estilo que te mantendrá fascinado y desconcertado, aun sin saber nada de beisbol, por la forma en que un elenco de coloridos personajes infringe descaradamente la ley, se beneficia de ella y luego lo cuenta abiertamente.
Biogénesis, un consultorio "antienvejecimiento" se lanzó al público en 2013 con un éxito impresionante. Claramente, Corben se divirtió dirigiendo esta película, tejiendo una odisea de criminalidad idiota con una narrativa llena de alegría y estilo. En la cinta se investigan meticulosamente los hechos, lo que de alguna manera solo lo hace todo más divertido (el diablo está en los detalles) y se hacen algunas observaciones bastante divertidas y grandiosas sobre la cultura norteamericana en el camino. Nombres como el de Manny Ramírez, Melkys Cabrera y Bartolo Colón, figuraban en la lista de clientes de esta clínica.
El director Corben representa brillantemente a estos excéntricos estafadores como niños en actuaciones que realmente dan en el punto. El tipo de delito que se comete es relativamente menor e inmaduro, y los criminales que son entrevistados cuentan sus historias con una apertura infantil. Los principales sujetos de la entrevista, Bosch y Fisher, tienen sus historias corroboradas por Elfrink y un reportero de ESPN que también cubrió la historia. Tal vez lo más emocionante de todo es Jerome Hill, un policía con un pasado violento que fue reasignado al Departamento de Salud e intentó llevar a Bosch, Fisher y sus amigos a la justicia a pesar de la apatía del gobierno estatal.
Los detalles de cómo y por qué se derrumbó todo el sombrío imperio es demasiado bueno para revelarlo y, francamente, son tan extravagantes y complicados que sería difícil condensar en algo que no sea una novela. Se trata de hombres adultos tan obsesionados con sus bronceados que se juntan en salones de belleza a discutir acerca del tema. Las malas decisiones se acumulan una encima de la otra hasta un grado cómico. Nadie tiene un coeficiente intelectual particularmente alto, pero todos piensan que están absolutamente correctos. Es el tipo de cosas que miras boquiabierto y riendo incontrolablemente. De alguna manera, a pesar de todos los lunáticos involucrados en la historia, Alex Rodríguez aún se las arregla para emerger como el inocente.