Esta película nos llega dos años después de estrenarse Wonder Woman (DC Comics, Warner), la cual hizo muchísimo
dinero y dividió a la crítica, y a su vez, de la mano con varios movimientos feministas del momento, fue una de las producciones más importantes del 2017. No hay duda sobre el compromiso del espectador con las hazañas de una heroína en una película de acción sin importar su procedencia. En Marvel, los cariños del público están a los pies de Black Widow, lejos de reducirse al atractivo físico de Scarlett Johansson, ya que es la personalidad en la saga Avengers y su relación con la banda lo que ha seducido a la multitud desde sus primeras apariciones. Captain Marvel es la primera película protagonizada por una mujer dentro del vasto universo Marvel.
Brie Larson, una actriz nacida dentro del cine independiente y con un Oscar en su casa, tiene una visión clara de su personaje. Mirando hacia adentro, su papel como heroína amnésica presenta una alta autoestima dentro de un mundo de hombres, donde rápidamente dejará en claro a estos caballeros que no necesita una guía. Sus réplicas son en forma de chistes, siempre orientadas en la misma dirección, con un contenido frío y un monolitismo. Larson, por momentos, no puede imprimir ese aire de heroísmo que se siente en películas del género, y cuando intenta flirtear, se ve un poco extraño ya que el juego de la seducción se siente sexista y, por lo tanto, se siente fuera de tema en la película. Cuando esta va descubriendo sus poderes, se sienten como si fueran una maldición en vez de algo que disfrutar.
Captain Marvel se presenta como una precuela en un complejo universo de superhéroes. Esta nueva película revive el personaje de Nick Fury, director de SHIELD, interpretado por Samuel L. Jackson. El actor es rejuvenecido por imágenes generadas por computadora. La idea en sí no es mala, ya que los efectos especiales, siempre sólidos y acompañados por el gran carisma del actor, resultan tener una muy buena presentación. Sin embargo, para capturar el espíritu de la época, a fuerza de canciones de los años 90 (en su mayoría de mujeres de la época), un montón de temas grunge que marcaron las tablas del planeta y una serie de marcas conocidas, destacan, sobre todo, mucha pobreza en la escritura, ya que nunca llegan a ser suficientes en sí mismas.
Pero sin ser muy exigentes, ya que estamos hablando de un género nuevo y limitado, el filme funciona bastante bien. Captain Marvel no deja lugar para el aburrimiento, juega con un guión que, aunque apoyado en herramientas fáciles y diálogos sin importancia, presenta unos giros bien elaborados y es básicamente por el talento de sus directores Anna Boden y Ryan Fleck que la película entretiene. Si la misma carece de ciertos momentos de desborde heroico, es por la falta de practica dentro del género de sus directores. La película se siente como un comodín para las aventuras venideras, y muy en el fondo debe ser así, pues aun no conocemos el verdadero potencial de este personaje.
Captain Marvel logra seducir e inspirar una diversión fresca y funcional. Su diseño de producción y los efectos especiales sostienen el camino desbordando una amalgama de colores que impresionan. Aparte del guion, otro de sus problemas se presenta cuando la película comienza su desenlace. Puede ser simplemente la otra cara de la moneda cuando se busca encontrar una identidad en el molde estereotipado de Marvel y ser ambicioso en su construcción y escritura. Y si no tiene éxito en todo lo que hace, la película de Anna Boden y Ryan Fleck todavía deja la impresión de una ópera espacial grande, torpe pero cautivadora, llevada por una atractiva y convincente Brie Larson y su agradable química con Samuel L. Jackson. Por último, pero no menos importante, la película está llena de conexiones y referencias que deslumbrará a los fanáticos, además de encajar bien en la mitología y el camino que nos lleva a Avengers: Endgame, y como siempre, quédense sentados hasta el final, que Marvel aun no ha terminado con ustedes (inserte risa malvada).
