Tenemos que agradecer a Netflix, que ha ofrecido a los hermanos Coen la libertad creativa y los medios para realizar The Ballad of Buster Scruggs, una de sus películas más hermosas y 
personales de los últimos años. The Ballad of Buster Scruggs está dividida en seis historias, cada una precedida por unas paletas ilustrativas: los Coen entran de inmediato en las raíces de varios mitos y leyendas populares traducidas en muchas piezas musicales que se convierten en un elemento narrativo. La belleza de la película de Coen es su magnífica imaginación del pasado; es un western estilizado a nivel escenográfico tanto como una elección de dirección.
Como a menudo en este tipo de ejercicio, los diferentes segmentos no son iguales. En conjunto son coherentes con el género del oeste y el tema de la muerte como cementos principales, acompañado por transiciones amigables con la forma de un libro de cuentos cuyas páginas están dirigidas al espectador. El espectador se desestabiliza rápidamente por la variabilidad de los ritmos y los tonos.
En el primer segmento, que otorga su título a la película, la figura cantante y caricaturesca de Buster Scruggs, interpretada por Tim Blake Nelson, evoca inevitablemente la alegre fantasía de "O'Brother". Perspectivas espectaculares, subjetivas, movimientos y simetrías tan perfectas como vanguardistas: los Coen dibujan un surrealismo de dibujos animados.
La siguiente historia, Near algodones, permanece en un tono ligero y humorístico, con muchas situaciones inesperadas e insólitas. James Franco nos lleva de regreso al Salvaje Oeste, haciendo de un ladrón de bancos cuyo robo es brutalmente divertido.
Meal Ticket, mi favorita, nos lleva a un lugar oscuro, lento y repetitivo, esta triste fábula no carece de interés, especialmente por lo que cuenta sobre la relación del pueblo estadounidense con espectáculos y arte. Meal Ticket, es el más hermoso, experimental y complejo de todos; nos recuerda a Tod Browning, Ozymandias, La historia de Caín y Abel y el Soneto 29 de Shakespeare. Liam Neeson es un miserable empresario de circo, mientras que la criatura en su poder (un gran Harry Melling) es algo sublime e insoportable: un joven "monstruo" habitado por el alma de Percy Bysshe Shelley. Los Coen lo proyectan en un aislamiento atemporal, convertido en un azul místico y brumoso, del que emergen ojos orgullosos y un espíritu tumultuoso. El episodio es una experiencia tanto poderosa como miserable; Un sueño en equilibrio entre Carlo Collodi y las fotografías de Diane Arbus que rompe el corazón.
Con All Gold Canyon, caemos en algo intermedio, donde Tom Waits y su voz rocosa son una buena opción para esta historia marcada por el carácter rústico y el paisaje. El episodio, basado en una historia de Jack London (The Adventures of Wolfblood), habla del trato inescrupuloso del americano hacia ellos mismos y una crítica occidental a su ambiciosa civilización, por así decirlo. Con esta revisión volvemos a un oeste más "natural", una canción entre el hombre y la naturaleza, en la que, sin embargo, los dos autores insertan el clásico humor Coen (por ejemplo, el encuadre a través de los cuernos del venado, o los ojos de advertencia del búho). Los Coen son demasiado cultos, muy conscientes del ojo "asesino"
Sigue un segmento majestuoso y épico, The Gal who got Rattled, la única centrada en una protagonista femenina, que rinde homenaje a los pioneros americanos, no como figuras prominentes de la identidad estadounidense, sino como individuos que tienen que enfrentarse a lo desconocido y a una cierta soledad. Zoe Kazan actúa de manera impecable como una mujer que se pasea por el país después de la muerte de su hermano como parte de una caravana y encuentra la promesa de la felicidad, esta historia presenta el tono es más equilibrado y sutil que en otros segmentos, hasta el punto de que empezamos a lamentar que no haya dado lugar a un largometraje por sí solo. Hay mucho cine Western en este segmento: John Ford, Henry Hathaway, Howard Hawks, hasta Raul Walsh (con ese perro que parece haber escapado de High Sierra); y la figura femenina delicada e inocente, una anti-heroína dentro de una violencia a la que no puede adaptarse.
La conclusión se confía a un breve The Mortal Remains que parece atraer libremente, con feroz ironía y existencialismo (hay un vago recuerdo de "Behind Close Doors"de Dino Risi en este carruaje que contiene cinco inverosímiles compañeros. de viaje).Este viaje no termina en una muerte violenta, como lo hacen casi todos los otros versos de esta "Balada", sino con algo extraño que ensombrece sus predecesoras. La banda sonora de Carter Burwell va bien con estos seis episodios, el último de los cuales es en realidad un epílogo.
La fotografía de Bruno Delbonnel embellece y hace que cada historia sea memorable de una manera personal y auténtica, realzándola al máximo. Las referencias a un cierto tipo de cinematografía del pasado están ahí y están enriquecidas por un eclecticismo de elementos que no siempre funcionan a la perfección, pero que sin duda sorprenden y dan originalidad a la obra. The Ballad of Buster Scruggs confirma la gran capacidad de los Coen para ser autores del más alto nivel, al que también perdonamos un poco más de longitud.
