Para 1996 ya teníamos a Sabrina, La Bruja Adolescente lidiando con sus problemas escolares con un toque de magia. La serie, orientada al público infantil y adolescente se enfoca en situaciones de lo más variopintas como era el primer amor, la confusión de tomar una carrera entre otras cosas. Todo esto causando enredos gracias aquella “ventaja” que tenía la pequeña bruja, porque, por más mágica que sea, la serie mantenía un claro significado. La magia de Sabrina era su toque infantil, sin experiencia que al final resolvía y arreglaba cuando hablaba con sus tías, mujeres maduras y con experiencia en la vida.
Por eso cuando Netflix decide hacer “Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina” basado en el comic del mismo nombre y que está bajo el brazo de Roberto Aguirre-Sacasa quien a su vez no solo se ha encargado del cómic sino de adaptar “Riverdale”, serie ambientada en el mundo de Archie, pues nos preguntamos dos cosas: la primera es si iba a mantener una calidad de lujo y si la serie mantendrá la metáfora sobre la maduración que mantenía la serie de los 90’s y que a día de hoy, no era necesario pero si favorable.
Comenzando con lo técnico, pues si, “Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina” cumple con creces. Mantiene la fotografía impecable lograda en “Riverdale” de la mano de David Lanzenberg, con efectos especiales muy bien logrados. El mundo es fantasioso, mágico, envolvente y muy, pero muy oscuro. Momentos dignos de una producción de terror de gran escala.
Las actuaciones principales son el punto fuerte de la serie. Comenzando con Kiernan Shipka, quien fue la encantadora Sally Draper en “Mad Men” nos envuelve con un personaje tierno pero fuerte al mismo tiempo. Lucy Davis (“Wonder Woman”) y Miranda Otto (“Lords of the Rings”, “Homeland”) como las hermanas Spellman y tías de Sabrina Spellman son sin duda alguna la grata sorpresa, ya que en ellas se siente el amor y rivalidad de hermanos. Los demás están excelentes aunque les falta cierta participación para destacar mucho mas (Michelle Gómez es de las mejores y su participación se reduce cuando se le podía sacar mejor partido. Lo mismo sucede con Chance Perdomo como el primo Embrose).
Ahora bien, la pregunta número dos es lo que más destaca en esta serie. ¿Mantiene la metáfora sobre la maduración? Si. Pero ojo, que no es que busca enseñar algo. Más bien, nos guía.
Sabrina acaba de cumplir sus dieciséis años y tiene que dejar a un lado su vida normal para hacerle frente a su vida como bruja. Tiene dos opciones: seguir siendo adolescente en el mundo normal o convertirse en bruja. Fue inevitable comparar esto con “dar el paso a la madurez”. Los personajes adultos se esfuerzan en hacerle ver a Sabrina que sí, que debe dejar su mundo humano atrás e irse con El Señor Oscuro. Pisotean sus ilusiones, le imponen un camino a seguir. La frase repetida varias veces “cariño, como vas a negarte a seguir al Señor Oscuro” no está muy lejos de “cariño, como no vas a estudiar x carrera”.
Todos debemos madurar y Sabrina lo sabe, pero no necesita ser empujada a ello. Cada quien a su manera, lo logra y esto es lo que Sabrina Spellman se esfuerza en mantener. Como nosotros somos los dueños de nuestra vida.
Tal vez sus únicos errores han sido haber reducido al gato Salem en un gato común y corriente que, pese a serlo en la serie pasada, era el encargado de llevar el humor más sarcástico, negro y real posible. Algunos hoyos del guión que hace sentir que algunos capítulos están estancados, y que hacen que el discurso de Sabrina se pierda (por ejemplo la exigencia de ella de que no le oculten nada cuando ella misma oculta muchas cosas). Luego de esto “Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina” es una serie refrescante que mezcla el horror con la fantasía, el romance y el drama de forma muy divertida y agradable.