En París del verano de 1979, conocemos a Anne, ella es una productora de porno gay de baja calidad. Cuando Lois, su editora y compañera, la abandona, la intenta reconquistar filmando la
película más ambiciosa con su cómplice de mucho tiempo, el extravagante Archibald. Pero uno de sus actores es salvajemente asesinado y Anne es arrastrada a una extraña investigación que alterará su vida.
Anne (Vanessa Paradis) es aparentemente una mujer insensible, pero un desliz con Lois (Kate Moran) la lleva a ver la vida desde otro ángulo, a explorar una faceta de su alma mártir. Es entonces cuando se embarca en nuevas producciones cinematográficas. Fuera de las paredes del estudio cinematográfico, su inspiración viene influenciada por la tristeza del amor perdido. "No pensé que fuera posible amar tanto, tanto tiempo", dice Anne, angustiada y perdida, como una de las muchas frases que se hacen eco de una historia bañada en una obsesión enfermiza. Un asesinato es criminal, rechazar el amor es criminal, según Anne.
Con las andanzas nocturnas, las miradas ardientes de los círculos subterráneos parisinos y un ambiente azulado acompañados por juego de luces, “A Knife in the Heart” es un pobre ejercicio artístico. La película navega entre tantas vertientes que sabe de dónde escoger, y es arrastrada al final por la simpatía de su actriz principal.
Vanessa Paradis es tan misteriosa como inquietante. Una mujer dominante, siempre con un largo abrigo de cuero negro, acompañada por su asistente y amigo, el extrovertido Archibald (Nicolas Maury). La actriz francesa juega un papel bastante escabroso, el cual lo cumple por completo.
Paradójicamente, “A Knife in the Heart” es una película muy límpida en su profusión y bastante clara en el caos que trata de organizarse inteligentemente. Descansando demasiado en sus propias referencias y sus muchas citas en el cine de Brian De Palma, Dario Argento, Rainer Fassbinder, Mario Bava o incluso William Friedkin (el asesino gay en La Chasse) y Robert Bresson (un cartel de Las cuatro noches de un soñador), Yann González tiende a perder pie cuando se trata de darle sustancia a este decoro a ese nostálgico universo, que finalmente se fatiga en su ostentación permanente de hermosos adornos. “A Knife in the Heart” combina atributos de moda que se ejecutan en círculos.
La pelicula es una amarga decepción. Pensamos que encontraríamos una película liberada y explosiva. Al final, a pesar de sus pretensiones de película punk (extractos de películas pornográficas, erotismo corporal y disfraces extravagantes), es otro resultado que lanza referencias para tratar de lograr buena calificación.
