A Finales del siglo XIX, Martinón (Mario Casas) es un hombre grosero y de pocas palabras que vive en la montaña. Siendo la última persona de un pueblo fantasma, pasa los días cuidando su
casa y cazando animales. Se encuentra solo y sin contacto con otras personas a lo largo del año, excepto cuando baja a la ciudad más cercana para comerciar con las pieles de los animales cazados. En una de estas visitas, su amigo Severino (Kandido Uranga) le aconseja que tenga esposa, para que pueda crear una familia. Siguiendo la idea, Martinón hace un trato con Ubaldo (Armando Aguirre), comprando a una de sus hijas, Pascuala, para vivir con él en las montañas como su compañera. Mientras Pascuala intenta adaptarse a un ambiente duro y frío, Martinón patrulla todos los días por el bosque, buscando nuevas presas para cazar. Pero la salud de Pascuala esta en deterioro y finalmente muere. Martinón se da cuenta de una situación y buscara explicación al suceso.
“Bajo la piel del Lobo” es una película que narra en serie episódica de incidentes que muestran como el personaje principal crece y evoluciona; una gran actuación de Mario Casas, compuesta de silencios y miradas, una quietud alerta que sugiere una poderosa inteligencia detrás de una pasividad externa.
Es una película muy visceral. La impresionante fotografía de Aitor Mantxola (Bypass, Marsella) le da fuerza física a los duros paisajes de la montana y al clima brutalmente frío. Quizás, debido a querer adaptar fielmente el guion de Samu Fuentes, las imágenes son tan poderosas que nos hacen olvidar de momento lo que ocurre alrededor, da un aire de documental, principalmente en sus primeros 15 minutos. Pero la película tiene la honestidad de problematizar el retrato del valor femenino de la época.
Hay dos razones por las cuales "Bajo la Piel del Lobo" resalta del montón, y esto es la combinación de la dirección de Samu Fuentes y las interpretaciones de todo el elenco. Lo que obtienes es un grupo de actores, liderados por Mario Casas, que se comprometen con sus personajes de una manera física para que haya momentos en que la película ni siquiera necesite diálogo para contar la historia y así ver cómo evolucionan los personajes.
Al final, la película resulta más un ejercicio de narración creado por su director, aprovechando la presencia de su actor principal y su entorno. Las situaciones se van dando pausadamente, tal vez incomodando al espectador promedio, pero prometiendo un muy buen conflicto y resolución.
"Bajo la piel del Lobo" se presentó en el Festival de Cine en Miami 2018
