El estreno repentino y simultáneo de The Cloverfield Paradox a través de Netflix ha sido la mayor sorpresa de la semana. Los fans de la saga Cloverfield, desarrollada por la productora Bad Robot de J.J. Abrams, han empezado la semana con la posibilidad de ver la nueva entrega de esta peculiar franquicia sin esperar a su estreno cinematográfico, esperado para abril. El hecho de que Paramount Pictures decidiera vender la humilde producción de ciencia-ficción a Netflix, a pesar de los buenos ingresos de taquilla que le reportaron las anteriores películas englobabas bajo la misma marca Cloverfield (2008), 10 Cloverfield 10 Lane (2016)–, levantó algunas sospechas sobre su calidad final… que acabaron refrendadas por un despiadado recibimiento crítico (actualmente, The Cloverfield Paradox tiene un 36/100 en Metacritic).
Pero dejemos a un lado la cuestionable calidad de la película dirigida por Julius Onah, que a pesar de su destacado reparto (Gugu Mbatha-Raw, Elizabeth Debicki, Daniel Brühl, David Oyelowo, Zhang Ziyi, Chris O’Dowd…) y una idea de base atractiva se ha visto incapaz de repetir la jugada de Calle Cloverfield 10: insertar una historia eficaz de género en un universo determinado mediante leves referencias. En The Cloverfield Paradox, de hecho, lo que abunda es un exceso de conectar con aquello que ya conocemos unos acontecimientos que, como en el caso del filme de Dan Trachtenberg, nacieron sin vinculación alguna a la historia original de Matt Reeves. De ahí que podamos repasar a continuación todas la formas con las que la película lucha por unirse al universo Cloverfield.
REPASO PARA DESMEMORIADOS
En Cloverfield (2008) asistimos de primera mano, mediante la temblorosa cámara en mano de un found footage, a la destrucción de Nueva York por la llegada de un monstruo gigantesco. En 10 Cloverfield Lane (2016) parece que con el paso del tiempo la invasión alienígena ha avanzado; al final de la película, la protagonista decide unirse a la lucha de la resistencia humana tras escapar del búnker donde ha estado retenida. En The Cloverfield Paradox (2018) la acción comienza en 2028, un futuro donde la crisis energética ha dejado la Tierra sin recursos, dependiendo del experimento que la Estación Espacial Cloverfield se dispone a hacer con un acelerador de partículas llamado Shepard para conseguir energía infinita. Al parecer, su puesta en marcha crea una apertura entre distintas dimensiones y líneas de tiempo por donde posiblemente entraran las criaturas –siempre colosales, pero de distintos tamaños– que hemos ido viendo.
TU BEBIDA VIRAL FAVORITA
Exacto: lo primero que cualquier cazador de guiños debe buscar en una película de Cloverfield no tarda en hacer acto de presencia. Slusho!, el refresco ficticio que Abrams nos presentó por primera vez en Alias y se ha convertido en icono no oficial de la saga tiene un simpático plano detalle con forma de figurita de merchandising en el salpicadero de la estación espacial.
LA REPORTERA MÁS DICHARACHERA DE CLOVERFIELD
Puede que te llamara la atención ver en The Cloverfield Paradox a Donal Logue interpretando al autor de un libro que alerta sobre los peligros de la misión que están llevando a cabo los astronautas. Pero no te fijes solamente en el actor de Hijos de la anarquía o Vikingos: quien le hace la entrevista es la actriz Suzanne Cryer, a quien ya vimos en Calle Cloverfield 10 interpretando a una mujer desesperada por entrar en el búnquer de John Goodman. ¿Puede tratarse del mismo personaje en dos realidades diferentes?
Fuente: Cinemania
