Woody Allen (Cafe Society, Irrational Man) está de vuelta con su 48º largometraje, de regreso a su ciudad natal Nueva York, la urbe de su infancia, de la posguerra y cuando empieza a demarcarse el llamado estilo americano que ya había invocado en obras como “Radio Days” (1987) y “Sweet and Lowdown” (1999): Un aparentemente mundo feliz, lleno de gente pequeña y sueños de burguesía, de valores conservadores y lesiones cotidianas, represión, escapes pequeños y arrebatos prudentes.
“Wonder Wheel” es un drama poético de una existencia fallida, un show cinematográfico total en el que la delicada fotografía, las decoraciones majestuosas y los actores en el terreno de juego lo celebran con maestría. La película cruza las trayectorias de cuatro personajes, en medio de la emoción de un parque de atracciones en Coney Island de los años 50: Ginny (Kate Winslet), exactriz caprichosa que trabaja como camarera; Humpty (Jim Belushi), operador de carrusel casado con Ginny; Mickey (Justin Timberlake), un atractivo salvavidas que aspira a convertirse en dramaturgo; y Carolina (Juno Temple), hija de Humpty, que hace tiempo se divorció y que ahora se refugia con su padre para escapar de los gánsteres que le pisan los talones.
La decimoctava película de Woody Allen en el siglo XXI es incuestionable. A los ochenta y dos años, el cineasta, eternamente revitalizado por la frescura de su cine, rebosa de inspiración y logra una vez más la hazaña de la renovación, con un nuevo retrato desequilibrado de una mujer y por lo tanto el más relevante. El romance aquí es dramático, las situaciones y los escenarios son descritos tal obra de teatro, el lenguaje teatral es poderoso en su puesta en escena.
Su interpretación de una esposa depresiva en la idílica América de 1950, que respira felicidad tecnicolor, no pretende ser una diatriba virulenta sobre una época, ni un retrato suave de una mujer buena en una un mundo que no le deja más remedio que ser su víctima. Y, sin embargo, la sinopsis vibra con una elocuencia de fibra feminista.
Por nuestra parte, no nos arrepentiremos de la elección de selección de Kate Winslet. En ella, Allen elige una carta maestra, un acierto total, sutilmente, ella es capaz de dar testimonio de las diferentes facetas del alma humana. La actriz a menudo suscrita a roles burgueses, invierte este tiempo en la clase media baja, dándole vida a los sentimientos de un actriz fracasada y ahora camarera que está a cargo de su marido, con quien ella ha perdido la llama. Por lo tanto, establece el estereotipo de la víctima experimentada por el hilo de una vida desilusionada y sin un resultado brillante. Su apasionado amor y el adulterio de su joven amante, interpretado por Justin Timberlake (a quien Winslet aplasta literalmente en cuanto actuación), irremediablemente tiene una dimensión trágica de Shakespeare, muy parecidos a Medea y Lady Macbeth, pero no se resignan a los diseños oscuros de estas dos comparaciones, porque después de todo, Allen, como buen psicólogo, también sabe cómo profundizar sus dolores para también lanzar lo mejor y lo más universal de este personaje. En resumen, Kate Winslet es esta película.
Con su decoración y su fotografía, que se adaptan a los sueños de los cinematógrafos deliciosamente anticuados, la pequeña música del maestro Allen resuena con fuerza en nuestros oídos. Finalmente, probable carrera por la edad, y las dificultades de financiación y distribución que se enfrentará en el futuro, Allen ofrece una nueva obra importante en una filmografía de cuarenta y ocho películas y el caminar de más de cincuenta años en una industria .
Es cierto que se le permiten todo tipo de ironías, especialmente hacia la figura masculina, cuando Mickey usa un aguacero cada vez para seducir a una mujer y le da a sus amantes un libro en cada caso. E inventa un personaje menor, un pirómano de ocho años, que es quizás lo más gracioso de esta película, porque en su destructividad abismal podemos encontrasr un alter ego secreto del director.
Así que "Wonder Wheel" es una necesidad para los fanáticos y todos los amantes de las comedias misantrópicas. Para todos los demás, este es un agradable disfrute de películas inofensivas, pero nada más.
Wonder Wheel es una comedia muy típica de Woody Allen. Llena de música, visualmente impecable, con secuencias conmovedoras, casi perfectamente organizadas. Haciendo dupla con el extraordinario Vittorio Storaro (Apocalypse Now, REDS), Allen nos entrega una película que en cuanto a contenido hace gala de su estilo, pero que el departamento de producción, eleva su juego y lo hace como lo que es, un maestro.