Thomas no confía en WCKD. La organización le borró sus recuerdos, lo encerró en el Laberinto; luego lo dejó al borde de la muerte en el Desierto y lo separaron de los Habitantes, sus únicos amigos. Ahora WCKD asegura que el tiempo de las mentiras ha terminado y, con toda la información que reunió gracias a las Pruebas, está en condiciones de avanzar en la cura de la Llamarada. Pero quizás la verdad sea más terrible aún: una solución letal, sin retorno.
Crítica a «Maze Runner: The Death Cure» (2017) de Wes Ball
"La cura mortal" se basa en la tercera parte de la saga literaria iniciada con ‘El corredor del laberinto’, de James Dashner. La trama trata de pasar página y comenzar de cero en la vida de sus protagonistas. No es una exageración decir que Thomas ha pasado por lo peor, pero es necesario admitir que la primera película de esta saga nunca podrá ser superada, ni siquiera cuando responden de manera forzada las grandes cuestionantes que han dejado en el camino.
En esta ocasión, Thomas tiene la idea suicida de salvar al amigo que ha sido capturado a final de la trama anterior. Esta será su verdadera meta a lo largo de la película y, después de un intento fallido, decide que la respuesta está en la Ultima Ciudad. Con un reducido grupo de rescate, se aproxima solo para darse cuenta que el pasado no estaba completamente muerto, pero que había regresado con las mejores intenciones del mundo. Mientras tanto, Theresa se encuentra en las instalaciones de WCKD, trabajando con algunos infectados como si fuesen ratas de laboratorio; justo en el final del segundo acto revela lo que ya habían anunciado en la película anterior: la sangre de Thomas está bendita y podría salvar a millones de personas... solo si su cuerpo diese para esa cantidad.
A pesar de que la historia mejora y responde las principales incógnitas, siguen existiendo múltiples fallos, tanto en su trama como en sus personajes. No deja de ser confusa la relación que tiene Thomas con Theresa y la gran pregunta de cómo ella pudo recuperar su memoria pero los demás no (a menos de que ella haya estado fingiendo desde la primera película, pero de ser así, no lo desarrollaron).
El personaje de Thomas continúa siendo una bola de nieve que crece con defectos a medida que avanza. Al principio representaba una demostración de fuerza de voluntad talento innato, pero sus propios talentos lo fueron convirtiendo en el clásico superheroe sin máscara ni poderes en las películas distópicas: muchos discursos novelísticos, pero pocas acciones que de verdad lo convirtiesen en el héroe. A pesar de que Dylan O'Brien continúa mejorando como actor, el personaje no termina de encajarle y resulta, en muchas ocasiones, forzoso.
Por otro lado, el desarrollo de esta historia distópica sigue quedando en el aire. En su última película, paún no explican cómo surgió la enfermedad, cómo es posible que Thomas sea la única cura, qué exactamente es lo que le están haciendo a los niños que están encerrados y cómo surge la idea de crear un antivirus. Y aún más importante (SPOILER ALERT), no explican por qué los marginados destruyen TOTALMENTE la Ultima Ciudad y qué ocurrió con quienes habitaban allí.
Los deficits en la trama no pueden ser comparados con el trabajo detrás de cámara, quienes han tenido la verdadera responsabilidad de crear el atractivo visual de esta película y tratar de revivir aquellos detalles que hicieron inolvidable la primera película. Los monstruos están de regreso y así también todo el laberinto de ciudad que ha sido construido para hacer contraste con la primera historia. En un ambiente más futurístico, el diseño de producción, la cinematografía y los efectos visuales logran darle unos puntos a favor a esta película y se convierten en el principal atractivo. Así mismo, la música responde al género establecido y mantiene el tono de esta trama, hasta el último minuto.
Aunque muchos quieran culpar el libro, aquí los verdaderos culpables son el guionista y el director, quienes no encontraron la manera adecuada de quitar los detalles novelísticos innecesarios y deciden concluir esta película con un final abierto a muchas posibilidades, que en este caso no debería ser así.La que está catalogada como la última película de Maze Runner sigue siendo una decepción en comparación a ese buen inicio que tuvo y continua siendo una presentación preocupante de su protagonista, su temática y su "objetivo".